Manuela.
Su rabia. Ese arma de doble filo que casi acaba conmigo pero acabó con él mismo. Me pegó tantas veces... temí tanto por mi vida... que me parece surrealista dónde estoy ahora.
Estoy en un deportivo caro, a 140 km/h, con la música alta, con una mano tatuada reposando en mi muslo y un jovencito con la boca llena de hierros sonriéndome desde el asiento del conductor. Estamos en la carretera, yéndonos. Mi, ahora, ex marido lleva un mes pudriéndose en la cárcel. Que le pillasen pegándome fue muy importante para relacionar la prueba que el abogado de Daniel había entregado y la autoría de mi torturador en el crimen: sujeto violento, por tanto, probable y plenamente posible.
Le devuelvo la sonrisa y escucho un montón de toques de claxon detrás, nos pitan. Miro por el retrovisor y allí está la trastornada de mi mejor amiga, Catalina, con medio cuerpo fuera del todoterreno que conduce el marroquí que ayudó a que toda esta historia detonase. Vi por el espejo la risa preocupada y a la vez alegre de Khaled, que le insistía a su chica que devolviese la otra mitad de su cuerpo a dentro del vehículo.
-Están loquísimos-le digo en una carcajada a Daniel.
-Como para no estarlo, mami, mira cómo empezó todo y ahora dónde estamos.
-Estaba tan aprisionada que jamás creí que la libertad estaría tan rica.
-Tú sí que es estás rica, mi reina, te voy a hacer inmortal.
-Eres idiota-me río-. ¿Ya estás pensando en el título de la canción en la que cuentas que una madurita te hizo caso?
-¿Te conformas solo con una?
-Yo siempre apoyo la decisión del artista, las que tú quieras, papi.Aquella noche, en aquel hotel en el que paramos antes de cruzar la frontera, celebramos. Celebramos que los juicios y procedimientos habían acabado. Que de dos mejores amigas que habían salido una sola noche y dos amigos cuyas noches eran siempre iguales, saliesen dos vínculos que parecían inseparables. La vida es incierta, y nunca se sabe qué puede pasar, pero yo quiero pensar que cuando sea una vieja Daniel seguirá a mi lado y Khaled al lado de Catalina.
Esa noche Daniel y yo celebramos de la mejor manera que sabemos, queriéndonos física y emocionalmente. Y ahí, justo ahí fue cuando me sentí eterna, tal y como él decía. Seguramente no se refiriese a esto, pero la paz en mi interior era tan inmensa que parecía que no iba a morirme jamás.
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Hola a todo el mundo✨
Bueno... Hasta aquí llegó esta historia. Tenía muchas ganas de acabarla para dar paso a otras ideas que tengo, pero a la vez me da un poco de penilla porque es el primer fanfic (oficial) que termino.
Me gustó mucho escribirla y una vez más agradezco muchísimo el apoyo de quienes la habéis leído y disfrutado conmigo. Espero seguir viéndoos en los comentarios de otras historias!!
Muy agradecida,
Olguis💖