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Hola queridxs!! Dije que no iba a escribir apenas, pero soy así de bipolar jdjfjfjf espero que os guste! Capítulos cortos pero intensos djfjfjfw besoos 💖

✨✨✨✨✨✨✨✨

Kaydy Cain/Daniel.

Cuando se giró no pude terminar la frase. Tenía los ojos llorosos y algo dentro de mí se encoge.

-Joder, Lola... -le digo al fin- ¿qué te pasa?
-Nada -responde sonándose los mocos como una niña pequeña.
-No quiero ser cruel, pero tienes la camisa mal colocada dentro de la falda... -vacilo para hacerle sentir menos mal.

Lo comprueba y se ríe. Me llama idiota y se queda contemplando el pañuelo lleno de lágrimas y demás.

-Escucha. Perdóname por haberme quedado callado. Pasa otra vez, por favor. Vamos a hablar.
-Que hablemos no va a hacer que cambie nada, Daniel.
-Pues no. Pero ya que has venido, vamos a poner las cartas sobre la mesa, ¿no?

Me mira y duda. Yo doy un par de pasos hacia atrás, hacia el apartamento, para ver si ella me seguía. Y con suerte lo consigo.

Cuando ambos estamos dentro, le empujo desde el estómago contra la puerta bruscamente. Pero acto seguido pego mi frente a la suya.

-Si ese hijo de puta no sabe cuidarte, me la suda. Si ese hijo de puta no sabe complacerte, me la suda. Y si ese hijo de puta no te hace feliz, también me la suda; porque yo voy a hacerlo.

Ni siquiera yo me creí haber dicho eso. Si alguno de mis hermanos llega a estar aquí me hubiese llamado maricón y se hubiese reído de mí. Ella, en cambio, clavó sus pupilas en las mías pero no quitó la cara de pena.

Un minuto después, seguíamos así, y yo rocé su nariz con la mía buscando una respuesta.

-No puedo salir de ahí -me susurra tragando saliva.
-Claro que puedes... -le digo sin saber muy bien si será verdad.

No sé qué estará pensando ella, pero pega las manos a mi pecho y me acaricia. Estoy sentimentalmente blando. No puedo entender cómo una tía tan aparentemente empoderada puede a la vez estar tan encerrada como un periquito.

Segundos después la tensión volvió a explotar entre nosotros. Había algo magnético que nos impulsaba a los dos a estar juntos otra vez. Piel con piel. Nos deshicimos de todo lo que nos cubría y volvimos a acostarnos.

Cuando acabamos, para mi desgracia, recordó lo que le dije al salir a buscarle:

-Dani, ahora sabes mi secreto... ¿Cuál es el tuyo?
-Estoy pendiente de juicio.

Ella sonríe, aliviada porque asume automáticamente que será una tontería. Ojalá lo fuese. Pero el tema era mucho más serio que un robo o un trapicheo.

Al parecer lo nuestro iba a funcionar así: dar malas noticias en momentos de debilidad y justo después de momentos increíbles.

-Verás -continúo-, me acusan de homicidio...

𝗣𝗔𝗡𝗧𝗘𝗥𝗔 {𝗞𝗔𝗬𝗗𝗬 𝗖𝗔𝗜𝗡}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora