Manuela/Lola.
«No tengo ni puta idea de lo que estoy haciendo» pensaba durante todo el tiempo. Estaba abrazadita a un supuesto autor de un crimen. Pero tranquilísima. ¿En qué momento me he convertido en la descerebrada de mi amiga Catalina?
Hablando de ella, cogí el móvil mientras Daniel se vestía y traté de escribirle claro y conciso todo lo que estaba pasando. Tras leerlo, tardó en contestar. Porque, claro, tu mejor amiga no te dice todos los días que está viviendo una aventura con un joven presunto asesino.
Cata
Qué emoción Lola!!!!
Ese muchacho no va a hacerte nada, tía
Te lo digo yo, es un buenazo
No me jodas... ¿Y si es verdad?
Pues tía, qué más da!!
No vuelvas a quedar con él
Y punto
Pero deja de montar drama ya!!
-¿Lista, ma?
Bloqueo el móvil mientras me levanto y asiento con la cabeza. Abre la puerta del apartamento y su otra mano me la tiende, dispuesto a ofrecerme un paseo a su lado.
Me siento idiota pensando esto; pero me gustan sus manos. Están tatuadas, con un montón de garabatos guarros y medio borrados. A pesar de que yo tengo un tono más cercano al tostado que al pálido, sus manos son aún más oscuras. Lleva algunos anillos bastante bastos de oro. Uno incluso tiene una piedra incrustada bastante grande. Y no se muerde las uñas. Gracias al cielo. No soporto a la gente que canaliza así su ansiedad. Sus manos son suaves y a la vez un tanto bastas.
-Hay un bosque por aquí cerca, está a quince minutos de aquí. Merece la pena...
Se calla cuando ve que la idea no me convence del todo. Ya sé que soy una desconfiada insufrible. Pero necesito comprensión.
-Escúchame. No me mires así... -suspira- Por favor, mírame con los ojos de Lola. No soporto ver que me juzgas como algo que no soy.
-No... Dani... No pienses eso... No quiero que te sientas así. Al final, es una tontería mía.
-No, a ver, yo te entiendo. En realidad es de locos que estemos aquí. Hace un mes te vi y jamás me imaginé que fuese a tenerte en mis brazos.
-Yo tampoco, pero... las cosas cambian...
