Capítulo 22

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Escuchaba los gritos de mi madre pidiéndome que baje, tenía demasiado sueño como para querer hacerlo realmente.

Cubrí mi cuerpo por completo, últimamente lo que más quería era poder dormir a gusto, los estudios me estaban matando.

Sentí como mi madre quitó aquel cobertor tan calentito que evitaba el frío de la mañana, levanté mi mirada dándome cuenta de que no era mamá.

- ¿Piensas que te voy a esperar todo el día?

Me levanté de golpe para abrazarlo, sentía como si hubieran sido años de no verlo - ¡llegaste!

- Claro, aquí me tienes. ¿Qué haces dormido aún?

- No lo sé, tenía sueño supongo.

- Es viernes...

- No me digas nada - interrumpí - me basta con que mis padres me hablen todos los días de las clases.

- Levántate, tu mamá quiere que desayunemos.

- ¿Cerraste la puerta?

- ¿La ves abierta?

No lo pensé dos veces, lo lancé a la cama sentándome sobre su regazo. Mis labios no lo dejaron decir absolutamente nada, extrañaba tanto esto.

- Tengo una ganas - dijo apenas pudo.

- Dímelo a mi - volví a besarlo.

- Pero ahora no - me puso debajo de su cuerpo - mi suegra nos espera. No demores mucho, supongo tienes todo listo para hoy.

- Sí, todo.

- Te espero abajo - depositó un beso para ponerse de pie - se nos viene un día probablemente bueno o malo.

- Lo sé, no me pongas más nervioso.

- Oye, mírame - pidió en lo que se ponía a mi altura - las relaciones son de dos, pase lo que pase los que decidimos somos nosotros, no nuestros padres.

- Pero igual Christopher.

- Con inseguridades no llegaremos a ningún lado, de hoy no pasa, se van a enterar si o si.

Sonreí ante su seguridad, iba a tener fe en que todo iba a resultar como queríamos.

Me apresuré en darme una ducha, me sentía bien de tenerlo aquí, conmigo. No había nada que me quite la gran sonrisa que llevaba, al menos no por ahora.

Pasó toda la tarde en mi casa, quería tenerlo solo para mí, por un momento me sentí egoísta.

Hablamos con mi madre para ver si podían venir los padres de Christopher, no se negó, pero tuvimos que ayudarla a preparar la cena. Mi mamá a como de lugar se quería enterar de lo que teníamos para decirle.

Los nervios me invadieron poco a poco, ya estábamos todos juntos y sentía que la comida no me pasaba, tenía un nudo horrible.

Hasta el otro extremo de la mesa estaba Christopher, me hacía señas para que me calme, pero era imposible.

- No has comido nada - habló mi ahora suegra - ¿te sientes bien?

- S-sí si, solo que no tengo mucha hambre - mentí.

- Pa que esperar más - sentí la voz de Christopher a lo que negué - sí, para eso están aquí Erick.

- Que hicieron - habló mi madre dejando su plato a un lado - ¿quién va a hablar?

- Tienen que ser sinceros de inmediato, si no les parece es mejor que lo digan - pidió mi novio.

- Puedes ir a Quito, pero no a vivir ¿eh? - advirtió mi padre a lo que negué.

- No es eso papá.

- ¿Algo bueno o malo? - preguntó mi suegro.

- Algo...

- Somos novios, con Chris tenemos una relación - interrumpí dejando en silencio a todos. Lo único que sentí fue un tenedor caer en el plato, el miedo me invadió nuevamente.

Por Curiosidad - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora