Capítulo 42

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Decidí que no lo dejaría solo, no podía abandonar la universidad, pero al menos iría todos los fines de semana que restaban de su práctica.

Lo que podía hacer en mi casa, lo podía hacer allá. Mis padres comprendieron la situación y no pusieron ningún pero para que yo vaya.

- ¿Qué hora es? - pregunté.

- Las cinco, aún falta - respondió.

Estábamos haciendo hora en mi casa, tenía que volver al trabajo, no era de agrado para ninguno, pero al menos lo comenzaría a acompañar cada fin de semana.

- ¿Quieres un jugo o algo de comer? - pregunté.

- Un jugo estaría bien, aunque puedo ir yo.

- Estás en mi casa, quiero consentirte - deposité un beso.

Lo veía más tranquilo, estos días aquí le hicieron bien. Aún estaba tratando de convencerlo para que denuncia a esa mujer, pero insistió en que prefería esperar hasta que finalice todo, claramente no estaba de acuerdo.

- AMOR ¿PUEDES ABRIR? - grité escuchando la puerta.

- VOY - contestó. Quizás era mi madre quien había salido sin llaves, solo esperaba que sí, ya que teníamos que irnos pronto - amor, te buscan.

- ¿A mí? ¿Quien?

- No lo sé, dijo que tú sabías quién era.

Me pareció bastante extraño, ya que Christopher no lo conocía y era imposible que sea un compañero de la universidad, nadie sabe en donde vivo.

- ¿Me acompañas?

- Vamos - me miró extrañado.

Tomé su mano llevándolo conmigo, quedé bastante confundido ya que yo no esperaba a nadie.

Abrí la puerta viendo a un chico alto, un tono de piel clara y con el pelo rubio, jamás en mi vida lo había visto.

- ¿Hola? - saludé con dudas.

- ¿Tú eres Erick?

- Sí ¿quién eres o que necesitas?

- Que hijo de puta - dijo dándome un puñetazo en la cara. Si no hubiera sido por mi novio quién me sostuvo, hubiera quedado tirado en el suelo.

- QUIÉN TE CREES PARA GOLPEAR A MI NOVIO - escuché el grito de Christopher quién le devolvió el golpe que me dió.

- ¡Christopher no! - quise agarrarlo pero el golpe me había dejado algo mareado - mierda.

Me sujeté en el marco de la puerta para intentar estabilizarme, veía como ambos se peleaban mientras las malas palabras se hacían escuchar.

- A él no lo vuelvas a tocar idiota.

- ¡Ay no! Se van a matar - dije llevando mis manos a la cara. Intentaba separarlos, pero ninguno cedía - Christopher ya, suéltalo...por favor, ya.

A la fuerza lo quité de encima de ese chico, la verdad no sé cómo pude con su fuerza.

- ¿Estás bien? - preguntó mirándome el golpe.

- Sí, no pelees, no vale la pena.

- No te quiero ver cerca de Joel maldito idiota - apuntó hacía mi.

- No sé quién eres, no sé cuál es tu intención, pero estoy seguro de que él no te mandó - respondí.

- Te lo advierto pequeña mierda...

- Amor no - me puse adelante de él - por favor, hazlo por mí.

- LÁRGATE DE AQUÍ - gritó con autoridad.

Esperamos a que se fuera, ni siquiera sabía cómo se llamaba y como supo en donde vivía.

Christopher me guió hasta adentro, estaba aún un poco mareado por el golpe, la verdad es que me dió durísimo.

- ¡Ay! - exclamé al chocar con la puerta - no la ví - reí.

Se aseguró de cerrar bien para llevarme hasta el living.

- Eso se te va a inflamar - miró aquel golpe nuevamente.

- Me dejó medio tonto - bromeé - me dió justo en el pómulo.

- ¿Quien demonios será ese imbécil?

- No lo sé, pero se veía molesto ¿Será familia de Joel?

- ¿Le habrá dicho él que venga?

- No, podría jurar que no, no terminamos mal y Joel no es así - respondí.

- Iré por algo helado, o quedarás más feo aún.

- ¡Oye! - reclamé.

- Es broma, afortunado ese golpe de estar en ese hermoso rostro - halagó coqueto. ¿Cómo no amarlo?

Por Curiosidad - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora