Capítulo 20

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Tuve la intención de ir a dejar a Christopher, pero no fui capaz. Ayer solo se quedó un momento conmigo, ya que tenía que arreglar unas cosas que le faltaban.

Un "Ya me voy, te extrañaré" fue con lo primero que me desayuné, eso bastó para que estalle en llanto.

Si no estuviera con el tema de la universidad, hubiera sido un hecho el irme con él, posiblemente estaríamos viajando juntos.

En la mañana preferí no asistir a clases, le pedí a mi compañero si podía firmar por mi, afortunadamente aceptó y hasta sus apuntes me ofreció.

Cómo pude me levanté de esa cama, no podía y no debía quedarme encerrado, a Christopher lo vería pronto.

- Buenos días mamá - saludé ya listo.

- Buenas tardes, ya es pasado el medio día.

- Oh, cierto - reí.

- Por tu cara no dormiste bien, y estuviste llorando.

Admiro la capacidad que tienen las madres de conocer hasta el más mínimo gesto de sus hijos, mi mamá siempre deducía todo a través de mi forma de actuar.

- Sí, por lo de Christopher, ya sabes, somos muy unidos.

- Lo sentí triste ayer, quizás no quería irse - comentó.

- Debió quedarse, no entiendo porqué irse si su práctica la pudo hacer acá.

- Esa ya es una decisión de él - sirvió un poco de agua - Christopher sabrá que es lo mejor para su futuro.

- Lo mejor para él está aquí mamá - negué.

- ¿Aquí? - preguntó confundida.

- Sí, su familia está acá, hay muchos lugares en donde puede trabajar, no necesariamente tiene que irse.

- No necesariamente tiene que estar todo el tiempo contigo - respondió provocando algo de pena - algún día se va a casar, tendrá su novia, su familia y tendrán que tener su espacio.

No me quedó de otra que quedarme callado, él ya tenía un novio y era yo, esperaba con ansias que venga pronto para poder decirles lo que éramos.

Agarré lo necesario para la clase que tenía en la tarde, para mí mala suerte la semana recién estaba comenzando.

Llegué bastante temprano, andaba tan distraído que ni la hora miré. Un llamado a mi celular me sacó esa sonrisa que hacía falta.

- Chris, ya llegaste.

- Sí, hace un momento, pero recién tomé el celular. ¿Todo bien?

- ...

- Erick, sabes que te quiero ¿verdad?

- Sí.

- Suenas algo ronco.

- Lloré toda la maldita noche.

- ¡Owww! Eres tan adorable, no llores tanto, no me gusta que estés así.

- No es algo que pueda controlar.

- Pero inténtalo, eso no te hace bien.

- Bueno, haré mi esfuerzo.

- Me saludas a tus papás, bueno...a mis suegros ¿no? Suena bien.

- Bastante bien. Yo los saludo.

- Cuídate ¿Okey? Solo te llamaba para avisarte, tengo que llamar a mi mamá tambíen.

- Bueno, cuídate también, te quiero.

- Te quiero hermoso.

¿Por qué era tan difícil contener las lágrimas? Me daba rabia descubrir lo sensible que era.

- Hola, disculpa - escuché una voz - ¿estás bien?

- Sí - respondí evitando la mirada.

- Llevo rato aquí y desde que llegaste te noté triste. No te ofendas, solo es para saber si necesitas algo o te duele algo. ¿Necesitas que vaya por alguien?

- No - sonreí - está bien, gracias de todas formas.

- Bien - sonrió de lado - cualquier cosa estoy por ese lado, perdón si fui entrometido.

- No te preocupes, gracias - dije antes de ver cómo se iba aquel chico. Sentí mis mejillas arder.

Por Curiosidad - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora