Capítulo 24

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El viaje fue la nada misma, en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos allá. Christopher no me dejó pagar mi boleto por más que le insistí el día posterior a su invitación, creo que se estaba tomando bastante enserio su papel de novio.

Para ser de noche la ciudad se veía bastante linda, me gustaba mucho esos lugares que hablaban por sí solos, era hermoso. Yo no sabía en donde estaba, según Christopher dijo que se estaba quedando en una zona más céntrica de aquí, así se le hacía más fácil ubicarse en cada lugar sin necesidad de perderse.

- ¿Mañana haremos algo? - pregunté en el elevador.

- Claro, no he salido mucho y aprovechando de que estás aquí.

Tomó mi mano apenas llegamos al piso en el que se estaba quedando, para ser sincero estaba todo muy lindo - ¿gastas mucho por vivir aquí?

- A diferencia de espacios más pequeños, no.

- Me gusta - dije observando cada espacio.

- ¿Quién yo?

- También - me abracé a él. Pasamos a su departamento que la verdad estaba bastante bello. Lo recorrí entero, se me hacía un espacio grande para él solo, pero no podía negar que estaba perfecto - espero que no te quieras quedar acá ¿eh?

- Si es contigo sí, solo no - respondió tierno - ya vengo, iré a dejar tus cosas.

A quién no le gusta sentirse consentido, creo que tenía al mejor novio en estos momentos, esperaba que con el tiempo sigamos así, que todo este cariño, esta complicidad y la llama que teníamos, nunca muera.

Caminé en dirección a la habitación, lo vi tan distraído que no evité acercarme.

- Erick - dijo sobresaltado.

- ¿Que te pasa?

- Nada, solo me asustaste.

- No hice nada - respondí serio.

- Es la costumbre de estar solo, ya sabes.

- Pero ahora... - metí mis manos bajo su camisa - ...no estás solo.

Tantos días en abstinencia me tenían realmente necesitado, deseaba tanto estar con él, sentirlo conmigo, liberar los deseos. 

Me guió hasta la cama, no necesitábamos decir lo que queríamos si nuestros actos lo demostraban por sí solos. Extrañaba todo de él, sus locuras, sus atenciones, sus caricias, todo, posiblemente cuando me vaya volvería a extrañarlo aún más.

- ¿Quién te llama a esta hora? - pregunté al escuchar su celular. Sacó aquel aparato enseñándome la pantalla, era alguien de su trabajo.

No se fue a ningún otro lugar de la casa, se quedó ahí mismo contestando aquella llamada, que imprudente - listo, lo siento.

- ¿Es normal que te llamen a esta hora? - pregunté serio.

- Era algo urgente, por lo mismo contesté aquí, para que no desconfíes.

- Mmm...eso sí estuvo bien - mordí mi labio llevándolo nuevamente a mi.

Era increíble lo que este hombre provocaba en mi, la manera en que con una sola mirada ya me dejaba loco dispuesto a hacer lo que sea.

Volvimos a escuchar el sonido de una llamada, comencé a molestarme un poco, era un momento íntimo que estaba siendo interrumpido constantemente.

- Apaga esa mierda - exigí.

- Erick.

- No son horas de trabajo, si me vas a traer para que prefieras estar contestando llamadas que no están en horario prefiero no venir - contesté - apaga eso Christopher.

Por Curiosidad - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora