Cosa Rara Llamada Amor (camren💕)

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Camila POV

Lauren: Camila. - vuelve a llamarme a través del teléfono, alterada. - que está pasando? - me sobresalto al escuchar golpes en la puerta de mi habitación.
Camila: debo irme. Luego hablamos. - me levanto de la cama y camino hasta la puerta.
Lauren: no, Camila espera. Que fuero...? - cuelgo la llamada antes de que termine de formular la frase.

Limpio rápidamente mis lágrimas y acomodo mi cabello para disimular mi reciente llanto. Luego, abro la puerta.

X: hola, disculpa si molesto. Solo quería avisarte que si quieres, puedes pagar todo por adelantado. - dice Shannon.
Camila: oh, genial. 25 dólares por noche, cierto? - pregunto para asegúrame, mientras saco billetes del bolsillo de mi pantalón y los cuento.
Shannon: si. - observa el movimiento de mis manos.
Camila: bien, por ahora son... - pienso - 3 noches. - le extiendo el dinero.
Shannon: muy bien, hasta luego... - trata de recordar algo. - como es tu nombre?
Camila: Camila. - le informo.
Shannon: Camila. - repite para recordarlo. Sigue su camino por el estacionamiento y yo vuelvo a entrar a mi cuarto.

Me recuesto en la cama de mi habitación, y miro al techo. Suspiro y dejo que el alivio me invada. Finalmente estoy lejos de todo. Lejos de las burlas y de las humillaciones. Lejos de Brad, lejos de la escuela, lejos de la realidad. Al fin puedo alejarme de todo eso y estar tranquila.

Flashback
11 horas antes...

Lauren: te veo mañana en la escuela? - abre la puerta de mi casa. La observo, pensando en que responderle. - Camz? - llama mi atención.
Camila: oh. Si, mañana. - miento.

Mi tono de voz apagado y mi expresión de tristeza parecen conmover a mi novia. Lauren corre hasta mi y me besa.

Lauren: te amo. - besa mi frente. - duerme bien, princesa. - le sonrío, intentado ocultar mi tristeza. Ella finalmente, sale por la puerta, dejándome sola.

Suspiro, rompiendo el silencio del lugar. Miro la hora en mi celular. En 40 minutos sale el bus a Alabama. Subo las escaleras silenciosamente para no despertar a mi familia. Pido un Uber por teléfono y luego entro al baño para tomar una ducha rápida. Después de vestirme, tomo mi bolso, el cual ya había preparado esta mañana, y bajo las escaleras en dirección al despacho de mi padre. Pongo la clave de la caja fuerte y la abro. Saco la tarjeta de crédito de emergencia, y vuelvo a cerrarla.

Chequeo la hora nuevamente. Ahora son las 10:40 pm. En 20 minutos sale el bus. Dudo por unos segundos en dejar un beso en la frente de mis familiares dormidos, pero finalmente me decido por no hacerlo. Si lo hago, podrían despertarse y estaría en un gran problema. Salgo por la puerta y subo al Uber estacionado en la entrada.

El señor conduce rápido hasta la terminal de buses. Le pago y me bajo del auto. Cuando llego, el bus que debo tomar está esperándome. Le entrego mi boleto al hombre en la puerta y luego camino hasta mi lugar. Dejo mi bolso en un estante en el techo y después me siento.

El vehículo comienza a moverse mientras yo observo la ciudad por la ventana. Miro las tiendas, los parques, las casas, y las calles que conozco desde niña. En cada rincón de esta ciudad hay un recuerdo. El bus dobla en la calle de mi escuela y logro ver el conocido edificio. Siento una horrible presión en mi pecho. La ya habitual angustia crece, y mis manos comienzan a sudar. El vehículo sigue avanzando y cada vez veo todo más alejado. Los que antes eran enormes edificios, ahora son pequeños rectángulos camuflados en la oscuridad de la noche. La sensación de angustia se va, después de haberse instalado por varios días, y se lleva con ella el sudor de mis manos. La paz me invade. La sensación de estar lejos de mi habitual entorno, me tranquiliza.