Cap. 6- Esclava

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—Diosa, pero dijist-

¡Ya sé lo que dije! Pero es que una de mis lectoras me pidió actualizar esta historia por su cumple, y la verdad estaba tan sumergida en mi universidad ese día que apenas pude hacerlo hoy... así que ya nada, aquí tienen, espero que les guste y el siguiente si será corto (ajá, ahora todas empiezan a cumplir años "de repente" para que actualice y sean largos e.e)

Ya nada, me tengo que ir, debo hacer mil tareas más. BENDECIDAS shabaz, recuerden votar, comentar y seguir siempre el camino de la luz UwUr

PD: Supercorp ganó las votaciónes de Zimbio yayyy... no sé, solo les aviso pues, a mí ese tipo de cosas no me emocionan a menos que no me estén haciendo el ship real, pero bueno :v Que viva este ship, ME HUNDIRÉ COMO EL TITANIC CON ESTE SHIP ALV

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En el momento en que escuchó un ruido estrepitoso fue que despertó.

Al intentar moverse, la rubia se dio cuenta de que estaba atada a la pared con aquellas cadenas y grilletes. Miró a su alrededor, buscando a Lena con la mirada, no obstante, no encontró rastro alguno de ella y eso le hizo preguntarse si lo que había visto la noche anterior había sido un sueño.

Notó la punta del casco de un guardia comenzar a sobresalir a la izquierda de las rejas de metal que hacían de puerta y arqueó una ceja cuando finalmente un hombre apareció frente a ella.

Él tragó con algo de fuerza antes de mover algo en sus manos, algo que Kara supuso era el manojo de llaves del calabozo, pues el ruido de las llaves de metal chocando lo hacían obvio.

No fue hasta varios segundos después que él finalmente logró liberarla de sus ataduras solo para colocar grilletes en sus manos y pies de nueva cuenta, señalando con una mano temblorosa en dirección a la puerta.

Kara solo se alzó de hombros y caminó en la dirección señalada, saliendo de la celda y encontrándose con dos guardias más que la miraron con recelo a una distancia prudencial.

—Ustedes bastardos... ¿van a asesinar a una niña?

Logró escuchar que decía alguien más de alguna de las celdas. Cuando se giró para mirar en la dirección en la que había venido el ruido se sorprendió al encontrar un hombre bastante mayor, parado cerca de los barrotes de su celda y mirándola con algo de pena.

—¿No lo escuchaste? —habló otro de los prisioneros, uno de alguna celda más alejada y que, por ende, no pudo ver —. Es la que mató a Maxwell y a sus lame botas.

La rubia escuchó varias risas inundar el lugar, así como quejidos y choques de metal.

Pudo divisar al menos seis manos aferrándose a diversos barrotes de distintas celdas y se sorprendió un poco de que su rumor haya corrido tan rápido.

—¿Por qué no le dan una medalla, entonces?

Las risas predominaron en el lugar y Kara solo se sintió incómoda.

—¡Silencio, reclusos!

Kara dio varios pasos en dirección a los otros dos guardias, con lentitud. Entonces fue frenada de repente por alguien que la tomó del brazo y su piel se erizó por completo al sentir la fría piel de alguien más sosteniéndola.

—¿Es cierto? —Kara pudo notar la desesperación en los ojos marrones del hombre que la miraba en el interior de la celda. Se quedó petrificada en su lugar al ser tocada por él —. ¡¿Lo mataste?! ¡Mataste a Maxwell!

La Doncella VerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora