Siento como si alguien me hubiera golpeado en el cuello, así con fuerza, tan fuerte que me lastimaron el alma, no mamen.
Encima con los apagones, tengo miedo de que mi modem un día me diga "te amo Diosa, adiós" y no encienda más. Ese día de ley no me ven más... porque no habrá internet en mi casa pues, así que decidí que cada vez que tenga escrito algo, si hay luz e internet, lo subiré.
No sé hasta cuando decirles que el socialismo no sirve, pero por si acaso se los recuerdo: NO SIRVE EL SOCIALISMO RETRÓGRADAS DE MIERDA, listo. De antemano, gracias por sus votos y sus comentarios.
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Guardó sus distancias de ella, tal como pidió.
Era el quinceavo día del mes del viento y Lena observaba a Kara desde la lejanía.
Se dio cuenta de que Kara tenía una especie de plantación aparte de las de su padre, que eran exclusivamente de trigo. Ella se alejaba del lugar, acercándose al terreno de la granja que estaban cerca de los bosques y allí trabajaba la tierra.
Lena se preguntó ¿por qué? ¿Por qué ir tan lejos a hacer una plantación? Y ¿qué se suponía que plantaría?
Cuando vio los pequeños racimos de la flor, Lena arqueó una ceja, sin reconocerla. Observó con atención a la rubia, quien regó con el agua necesaria las plantas y sonrió con entusiasmo al ver los pequeños tallos apenas crecientes.
La elfa giró sus ojos. ¿Era eso lo que Kara quería? ¿Unas estúpidas flores? ¡Ella podía dárselas al instante!
Esperó a que la joven se marchara, luego de hablarle a las plantas, y apareció frente a la pequeña tierra dócil en la que se encontraban los tallos.
—Buenas tardes, señoritas. He notado la fascinación de mi humana para con ustedes y no puedo evitar preguntarme... ¿por qué su entusiasmo? No son más que plantas.
—Kara es amable... pero tú... —Lena arqueó una ceja a aquel susurro de los vientos y miró uno de los tallos con recelo —... ¿qué podría traer a una elfa maldita hasta un pueblo humano como este?
—No es cualquier elfa... mira bien en su interior.
Lena cruzó sus brazos, girando sus ojos apenas el viento trajo a sus oídos los soplos de sorpresa de aquellas formas de vida.
—La doncella verde.
—¿Cómo estuvo tu condena en una prisión de piedra? —la pregunta de uno de los tallos, además de su pequeña risa burlona causó que Lena sintiera ganas de aplastarla.
—No me quejo, estuvo muy bien. Algo de tierra por aquí, ramas de árboles por allá, todo oscuro y lúgubre y en una cueva llena de cadáveres, para variar.
—Así que ¿fue ella quien te liberó? ¿Nuestra indefensa chica?
—¿Quién demo...? —Lena no terminó su pregunta cuando una fuere brisa hizo agitar su vestido y giró sus ojos —. Ya veo, la madre naturaleza tiene una forma muy rápida de cotillear.
—Un árbol crece junto a la cueva que habitas... uno que duerme hace años, pero muchos otros han tenido sus ojos sobre ti. —Lena observó otro tallo en particular y se sentó al borde de la plantación, escuchándola —. No paran de decir que es nuestra pequeña quien salvará a los humanos de este aprieto... nuestra pequeña con tu ayuda.
—Sí, bueno, madre naturaleza me conoce, no puedo soportar ver a los humanos sufrir... me aflige en el pecho.
Las risas de las plantas causaron que Lena sonriera con malicia, sabiendo a la perfección que no podría engañarlas.
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La Doncella Verde
FanfictionTrabajando en la granja de su familia adoptiva, Kara Danvers es una joven que no tiene recuerdos de su verdadera procedencia y vive en el pueblo pobre de Sirulos, en los límites del cruel e intimidante imperio de Daxam. Una mañana, Kara se dirige a...