Cap. 15- Tu placer

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—Diosa, pero dijist-

—¡Ya sé lo que dije! Y las que no leyeron mi nota en mi muro tienen 10 puntos menos en sus casas de Hogwarts.

Hola qué tal chavales, esta es su Diosa reportándose, aún en crisis emocional, pero con todas las ganas de traerles un cap nuevo de la historia que les tiene el kokoro en la mano. Sólo les voy a pedir una colaboración y es que voten para que yo pueda seguir publicando, un voto es amor para mí y para ustedes.

Cada vez que una de ustedes lee sin votar un chavista sale de Venezuela a robar a sus países, sean conscientes.

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Lena fue la primera en abrir sus ojos y al instante se encontró con la habitación de Kara.

Escuchaba el latir acompasado de su corazón y una sonrisa no tardó en formarse en sus labios por el mero hecho de haber despertado con aquel sonido que le parecía maravilloso.

Levantó su cabeza del pecho de la rubia, encontrándose con que ella dormía de forma placida a su lado en la cama.

Sus cabellos rubios se encontraban esparcidos por la almohada, su boca estaba algo abierta; un pequeño ronquido se escapaba de la misma cada vez que la rubia tomaba una bocanada de aire; el gesto en su rostro era de calma total y Lena no pudo evitar acercar una de sus manos hasta ella para apartar un mechón de su frente, ampliando su sonrisa.

Nunca había apreciado un gesto calmado de la rubia encontrándose tan cerca de ella, pues la mayoría del tiempo Kara siempre se encontraba con su ceño fruncido cuando Lena estaba presente.

Dibujó pequeños patrones invisibles en la piel de su pecho, que se encontraba algo expuesta bajo aquel camisón que Kara utilizaba para dormir.

Recordó el gesto que surcó el rostro de la kryptoniana la noche anterior y no pudo evitar sentirse emocionada. Fue hilarante. Tener a Kara bajo ella, indefensa, jadeando, agitada, apenas pudiendo articular su nombre entre los gemidos… había sido hilarante. Hacer suya a la última hija de Krypton y tomar su preciada pureza; que ella estaba implorándole tomar; fue maravilloso.

Pero… ¿cómo explicarle, al despertar, que había estado con ella? Lo más seguro era que la rubia se molestaría hasta el punto de no querer volver a tenerla cerca.

La sonrisa de Lena se deshizo y su ceño se frunció ante sus más recientes pensamientos.

Se alejó de Kara al instante, sentándose en la cama. Estaba dispuesta a levantarse para marcharse de la habitación, sin embargo, un murmullo del viento la hizo detenerse.

—No puedo quedarme. —susurró como respuesta a la petición silenciosa. Una brisa entró a la habitación y Lena tembló ante el frío, negando con su cabeza—. ¡Ella me acusará!

Una segunda oleada de frío causó que Lena chasqueara su lengua, levantándose de la cama para acercarse a la ventana que poseía la habitación.

—No lo comprendes, ella estaba ebria ¿entiendes? E-bri-a. —silabó la pelinegra mirando al exterior con un dejo de enojo—. No sabía lo que hacía y yo lo aproveché porque tú me abandonaste en un momento de necesidad. —Una brisa más fuerte entró a la habitación y Lena gruñó por lo bajo—. ¡Tú me desnudaste, mad-

Un suspiro pesado a sus espaldas causó que Lena abriera sus ojos de par en par.

—¿Dónde… estoy? —apenas murmuró Kara, sentándose en la cama y pasando una mano por su rostro confundida—. ¿Lena? ¿Dónd-

La Doncella VerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora