Tras las largas horas en el instituto, las clases finalizaron con el sonido del timbre. Bulma salió del edificio poniendo rumbo a la comisaría de la ciudad.
Cargada con la mochila, andaba por las calles recordando que hoy comería con el hombre que ella en silencio amaba. Siempre le encantaba aprovechar aquellos ratos en solitario junto a él por dos motivos. Uno era porque, gracias a ello, podía evadirse de la realidad y, el otro, porque podía estar más cerca suya.
Por mucho que ella pudiera alardear de su inteligencia o belleza en el instituto, estaba en un mundo paralelo donde no tenía a nadie. No creía en las amistades, pues veía a las chicas muy superficiales que por delante la regalaban una sonrisa y a la espalda la insultaban. Por otro lado, los chicos no eran menos. Solían ser vulgares y muchos se acercaban a ella, además de por su físico, por el dinero.
Vegeta era el único amigo que tenía. Podía confiarle todo lo que quisiera y él la escucharía. Con eso ella ya no necesitaba más.
Tras diez minutos andando llegó a la comisaría. Entró y se dirigió a las escaleras que llevaban a la primera planta donde estaba el departamento de Vegeta, pero no llegó a subirlas pues se topó con un rostro familiar.
Un chico, de larga melena oscura, mirada azabache y pícara, con una cicatriz adornando su rostro y vestido con el uniforme de la comisaría, apareció ante ella interrumpiéndola.
–¡Bulmita! –en el rostro del policía se instaló una sonrisa ladina repleta de coqueteo.
–Ah...–Bulma forzó una sonrisa–. Hola, Yamcha. –
–¿Qué haces aquí? –preguntó acercándose a ella mientras la miraba de arriba abajo.
–Vengo a ver...–antes de finalizar su frase él la interrumpió.
–¿A tu padre? Se encuentra en el laboratorio–contestó ampliando su sonrisa de seductor, sin dejar de observar su cuerpo cubierto por el uniforme escolar, logrando que la joven se incomodase–. Estás preciosa. ¿Te puedo invitar a un café mientras esperas a que el dr. Brief salga? Lo malo es que es de máquina y no es tan bueno, pero otro día puedo llevarte a una cafetería si quieres. –
Bulma se puso nerviosa escuchando al hombre insistente. Intentó ser amable y despacharlo con una sutil sonrisa.
–Te lo agradezco, Yamcha–dijo ella rápida–. No he venido por mi padre. Había quedado con Vegeta. –
–Oh... Entiendo–Yamcha ocultó su sorpresa con una sonrisa forzada–. Vegeta ahora mismo está ocupado. –
–¿Enserio? Pero quedé con él para ir a comer–el tono de la adolescente fue apagado. Si Vegeta hubiera estado ocupado la habría mandado un mensaje anulando su encuentro.
–Si quieres yo te...–Bulma, viendo que Yamcha se ofrecería a ser su acompañante, interfirió antes de que finalizase con su frase.
–Por favor, Yamcha–cortó ella con una sonrisa leve–. ¿Puedes decirme dónde está? –
Yamcha se cruzó de brazos, molesto ante la postura indiferente de la joven. Por lo general no tenía problemas a la hora de ligar con chicas pero Bulma era la excepción.
Suspiró pesadamente y contestó la pregunta de la joven.
–Se encuentra en la sala de interrogatorios–contestó de mala gana.
–¡Gracias! –Bulma se fue corriendo dejando a Yamcha con su enfado e, incluso, humillación.
Bulma conocía la comisaría a la perfección así que no tuvo problemas en saber dónde se encontraba la sala de interrogatorios. Cuando llegó abrió un poco la puerta que llevaba al lugar donde los policías seguían los interrogatorios.
ESTÁS LEYENDO
Te necesito [BulmaxVegeta] ORIGINAL - REEDITADO
RomanceBulma es una adolescente que siempre ha tenido tanto y cuanto ha querido, a excepción del amor de su su amigo Vegeta, que trabaja como subinspector en la comisaría junto a su padre, el científico Brief. Él la ve como a una hermana pequeña, debido a...