Capítulo 8. Preparándolo todo

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Tras soltar a aquel extraño y siniestro hombre intentaron planear algo para poder incriminarlo, pero nada venía a su mente. Él se adelantaba a los movimientos de la policía y las únicas pruebas que tenían lo consiguieron sin una orden judicial.

Vegeta estaba preocupado por Bulma. Sabía que ese día se quedó en casa porque se encontraba mal, según le dijo su padre. No pudo contactar directamente con ella pero le mantuvieron informado de que todo estaba bien.

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Al día siguiente Bulma tampoco fue a clase porque aún se encontraba igual de mal. Las lágrimas cesaron, pero a cambio tuvo que pasar la noche en vela recordando las palabras de Vegeta y aquella infernal fiesta.

Su madre la obligó a ir con ella al restaurante de Lunch y decorarlo para la tan odiosa fiesta, como ya la tenía nombrada Bulma. Allí estaban ellas dos con la dueña del local y Chi Chi. La peliazul estaba sentada en una mesa haciendo una lista de canciones para la fiesta. Pensó en poner aquellas que disgustaran a Gina.

Mientras la adolescente cotilleaba canciones y cantantes, la puerta del restaurante se abrió para que pasara Vegeta. Bulma le miró con una sonrisa amplia pues desde el día anterior no se habían visto y acostumbraba, aunque no se vieran todos los días, a mantener un contacto diario.

–¡Vegeta! –Bulma se levantó de la silla y salió corriendo hacia él para abrazarlo.

–¿Bulma? –se sorprendió el hombre correspondiendo el abrazo–¿No deberías haber ido hoy a clase? ¿Aún estás enferma? –

–Más o menos–contestó él sonriendo–. ¿Qué haces aquí? –

–Vengo para hacer cuentas con Lunch de la fiesta–respondió Vegeta mirando con una sonrisa de medio lado–. ¿No estarás fingiendo estar mala para no ir a clase? –

–¿Qué clase de persona crees que soy? –preguntó ella haciéndose la ofendida para luego sonreír.

Vegeta vio como las mejillas de Bulma se sonrojaron mostrando a una chiquilla adorable.

–¿Sabes dónde está Lunch? –Bulma asintió.

–Está en la cocina con mi madre y Chi Chi–contestó ella señalando a la sala que había detrás de la barra de bar–. Por cierto... Ayer no te vi de nuevo. –

–Surgieron muchos problemas–el rostro de Vegeta se tornó serio al igual que su voz–. Cuando termine de hablar con Lunch debo preguntarte algo importante, Bulma. –

–¿El qué? –Bulma le miró preocupada, creyendo que había hecho algo que pudiera molestarle. Aquello le hizo recordar la ducha y pensó que era eso de lo que querría hablar.

–Ayer detuvimos a un hombre muy peligroso, pero al poco tiempo fue puesto en libertad. Te nombró y dijo que te conocía–le contó Vegeta mirando a la joven que parecía extrañada–. Tiene unos 30 años, su aspecto es como de enfermizo y viste con traje. –

–No conozco a nadie así–Bulma se asustó ante la información que Vegeta le otorgó–. ¿Me está siguiendo algún loco? –

–Espero que no–Vegeta intentó calmar a Bulma acariciando su brazo–. Voy a hablar con Lunch y ahora vuelvo contigo. –

Bulma vio a Vegeta entrar en la cocina. Ella volvió a la mesa para seguir creando su lista de reproducción para la fiesta, pero su cabeza ahora se encontraba en otro lugar que en la música.

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Tras quince minutos de hablar con Lunch, Vegeta volvió con Bulma la cual estaba sentada, perdida en su móvil. Se acercó a donde estaba, tomando asiento delante de ella. La adolescente, al sentir su presencia, levantó la mirada del aparato hacia él.

Te necesito [BulmaxVegeta] ORIGINAL - REEDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora