Capítulo 15. La casa abandonada

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Tras haber pasado toda la noche durmiendo en el incómodo sofá, Vegeta despertó con peor humor en comparación al día anterior. Cuando abrió los ojos, a la primera persona que vio fue a Gina, la cual le había llevado al salón el desayuno en una bandeja. Contempló su cara sonriente y su lencería más provocativa. Conocía perfectamente los métodos de reconciliación de ella, pero no contaba con que esa mañana no iba a funcionar.

Se sentó en el sofá, contemplando con el mismo odio que lo hizo la noche anterior. No hizo caso absoluto a la comida que ella había dejado, tenía pensado desayunar fuera precisamente para no aguantar aquella situación. Gina, por su parte, había apreciado que el comportamiento de Vegeta no había variado, sino todo lo contrario. Ahora encontraba al hombre más hastiado.

Sin dudarlo un momento, Gina se sentó al lado de Vegeta, el cual estaba agarrando la ropa que anoche había dejado allí para vestirse por la mañana, algo que ya estaba haciendo. Ella empezó a cubrir su rostro con cariñosos besos que poco a poco se iban aproximando más a sus labios pero, antes de lograrlo, él se apartó de forma brusca.

–¡Vegeta! –se quejó ella mientras veía al hombre levantarse para vestirse más cómodamente–¿qué es lo que te ocurre conmigo? –

–Ocurre que algo me ocultas–contestaba en un tono indiferente y cortante–, y, como no eres capaz de decírmelo, te estoy empezando a tener asco. –

–¿Asco? –repitió ella perpleja–. No puedes tenerme asco. ¡Soy tu novia! ¿Lo recuerdas? –

–Una novia que me oculta cosas–hablaba mirándola de forma acusadora a sus ojos azules–. No te hagas la tonta que sabes de lo que te estoy hablando. –

–¿Otra vez con eso? –preguntó ella cansada–. No te oculto nada, mi amor. –

–Haz lo que te dé la gana, mujer–Vegeta terminó de vestirse y de calzarse–. Me voy a trabajar. –

Nuevamente, Vegeta se perdió ante la mirada de una sorprendida Gina, la cual no sabía cómo escapar de aquella situación en la que sentía que Bulma la había metido.

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Cuando Vegeta llegó a la comisaría, se reunió con sus compañeros. Piccolo estaba rellenando algunos informes mientras que Goku observaba al subinspector con preocupación, pues tras lo ocurrido el día anterior con Bulma entendía que pudiera estar con el humor de perros con el que apareció esa mañana. El hombre, al sentirse observado, decidió hablar.

–¿Qué me ves tanto, imbécil? –preguntó con una rabia que parecía tener retenida.

–Estaba preocupado por Bulma–contestó Goku, haciendo que Vegeta recordase la noche anterior como uno de los peores momentos vividos.

–Deberías después de que el bastardo de tu hermano la engatusara para que se fuera con él en uno de sus vicios ilegales–acusó Vegeta haciendo que Goku agachase la cabeza avergonzado ante el comportamiento de Raditz.

–Pasó toda la noche en el calabozo y aún continúa en él–informó Goku mientras Vegeta le miraba con desprecio–. Quería ayudarlo, pero siempre me rechaza. No pensé en aceptarlo pero tal vez debería ser juzgado. –

–Por una vez piensas–contestó Vegeta mientras Goku se rascaba la cabeza. Siempre había conseguido que su suegro hiciera la vista gorda en las detenciones de su hermano, pero ahora debía ser más responsable y no dejar suelto a un hombre que necesitaba vigilancia constante–. Podía haber matado a Bulma. –

–¿BULMA? –los tres hombres miraron en dirección del dr. Brief cuando apareció gritando con preocupación.

–¡Hola, dr. Brief! –saludó Goku al hombre que mostraba unas horribles ojeras y mirada perdida–¿a qué vienen esos gritos? –

Te necesito [BulmaxVegeta] ORIGINAL - REEDITADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora