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—Bebé... Por fa, sólo uno, pequeñito.

Taeyong negaba con la cabeza, más atento a las personas que conservaban y estaban en su mundo, aunque él pensara que todos le estuvieran mirando que a Jaehyun, el cual hacía pucheros e intentaba llamar su atención acariciándole su muslo. Empezó a morderse las uñas con más ansiedad de lo normal; esa noche apenas había dormido y, cuando pasaba eso, su cuerpo reaccionaba a las situaciones estresantes con más sensibilidad.

—Me vas a poner rojo si me sigues llamando así, Jaehyun... y sabes la vergüenza que me da eso —respondió mirándose sus uñas bastante desgastadas y torturadas por sus dientes.

Se quedaron en silencio, Taeyong observando el fondo de su taza de capuchino vacía como si fuera la cosa más interesante del mundo mientras mordisqueaba ahora sus labios, nerviosamente.

Claro que quería besarlo. Claro que quería tomarle la mano. Claro que quería mantener contacto físico con su novio. Pero la ansiedad lo mataba. Sentía que lo iban a observar, a juzgar, y odiaba sentirse así. Porque no podía disfrutar a Jaehyun en la calle. Ni tampoco lo dejaba disfrutar a él.

Casi se desmayó en el momento que asintió cuando Jaehyun le pidió tomarle la mano camino a la cafetería. Sentía que algunas personas lo miraban, lo juzgaban. Pero Jaehyun había estado a su lado susurrándole cosas para tranquilizarle, y eso le ayudó un poco.

Y ahora, su adorable novio cuyos hoyuelos le pedían atención, quería besarlo. Y se sintió mal de habérselo negado. Empezaba a sentirse mal consigo mismo.

No estoy siendo justo. No estoy siendo un buen novio. No soy bueno para Jaehyun. No lo merezco.

—Bebé.

La nariz del menor rozó su mejilla, llamándole la atención. Taeyong cortó esos pensamientos, y lo miró a los ojos, ambos bastante cerca. Esa mirada tan dulce de Jaehyun que le decía que todo estaba bien, esa sonrisa que le aseguraba que no importaba si aún no se sentía listo para besarlo en público, esos toques y caricias que le hacían sentir seguro; todo eso llenó de calidez el pecho de Taeyong.

Le fue inevitable mirar momentáneamente sus labios. Sentía palpitaciones, y tenía taquicardia, y eso le atormentaba. Pero no le importó.

Se tragó toda su ansiedad para poder acercarse a él y depositar un beso duradero sobre sus labios. Y, la sonrisa que se mostró delante de sus ojos nada más abrirlos fue suficiente razón para asegurar la felicidad de Taeyong en todo ese día.

Tímido, sonrió también, apartando la mirada sintiendo su cara caliente. Detectó, entonces, al final del establecimiento, a tres chicas con sus rostros medio tapados por la carta del local y mirando hacia su dirección. Se alteraron cuando Taeyong las pilló con las manos en la masa y fingieron nerviosamente que habían estado conversando todo el rato.

Taeyong gimió avergonzado y se escondió en sus propios brazos, apoyándose en la mesa. Jaehyun rio dulcemente después de detectar toda la escena y empezó a repartir besos por toda su cabeza.

—Tenemos fans, Taeyongie —rio el chico, acariciando suavemente su espalda.

—Cállate, bobo...

Cuando notó que el menor se echaba también en la mesa, lo miró, con su cabeza apoyada en sus brazos y mostrando la mitad de su rostro. Aún seguía rojo y le avergonzaba notar en la expresión adversa que, joder, Jaehyun lo miraba con completa adoración.

—Tengo un ángel como novio y no lo merezco... —murmuró débilmente, incorporándose un poco.

—Entonces no puedo tener miedo de perderte si alguna vez quieres volver al cielo, podré acompañarte ya que también tendré alas como tú.

Blau ❜ ┊ jaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora