RAIN -Yoonkook (Min Yoongi/Jeon Jungkook)-

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Eran una familia feliz. Al menos aquello era lo que aparentaban.

Parecía un día normal, una salida normal, una familia... ¿normal?

Yoongi podía apreciar la dulce voz de su madre, quien alegremente cantaba al son de la melodía de la canción que sonaba en la radio del coche que su padre conducía.

Cuando volteó a observar la preciosa sonrisa de un joven, su hermano, quien parecía tan contento de estar ahí y como todos en aquel coche.

Podía verlos a ellos, aunque la verdad no estaba del todo seguro de que eran ellos, simplemente lo suponía. Aunque sus rostros, no podía verlos realmente, era como si una densa neblina les cubriera los ojos y partes del rostro. Era casi como observar personas desconocidas, sin identidad; pero sabía que no era del todo así y que significaban algo más para él, al sentir una calidez en el pecho y la forma en que su corazón latía con fuerza, nada más que por el amor incondicional y ese cariño inmenso que sentía por esas personas.

Enseguida un sentimiento extraño lo invadió, no supo reconocerlo al instante. Sólo sabía que era algo negativo.

Enseguida fue presa de un inmenso temor, un mal presentimiento.

Cuando notó como un destello de luz se acercaba más hacia ellos, llegando a dejarlo cegado, el sonar de un claxon de automóvil, seguido del rechinar del caucho de las llantas. Un extraño aroma, como a aceite de motor quemado.

_ ¡NO!

Se sentó en su cama, despertando de golpe, tan repentinamente y con el corazón latiéndole a mil. Le dolía el pecho y experimentaba una repentina sensación de pérdida. Temeroso, con la frente perlada en sudor y el rostro bañado en lágrimas.

Se sentía como un chiquillo asustado, en busca de consuelo.

Enseguida una persona se le vino a la mente, mirando a su alrededor, como buscando algo o a alguien en medio de la oscuridad. Encontrándose solo.

Sintió su corazón comprimirse, ¿podía la realidad ser más dolorosa que esto?

Un quejido de dolor se espacio de su garganta, tratando de controlar su respiración, sintiendo cómo las lágrimas volvían a acumularse, nublándole la visión.

Estaba solo, en realidad estaba solo, aunque fuera doloroso debía aprender a aceptar la realidad tal y como era.

Por más horrible que sonara, debía aprender a superarlo.

Una carcajada emergió de la oscuridad, llamado su atención en seguida. Volteó la cabeza, posando su mirada en algún punto entre sus muebles y el vacío espacio en medio de la oscuridad. No había nadie más ahí, nadie más que él.

Una nueva risa se hizo presente, fue como un eco que resonó bastante alto en su cabeza, ¿había alguien burlándose de su situación acaso?

El peli azul frunció el ceño, a pesar de no poder ver muy bien en medio de la penumbra de la habitación, podía escuchar aquellas voces muy claramente.

"¡Eres patético!"

Escuchó un murmullo muy cerca de su hombro izquierdo, extrañamente la sensación que aquella voz le causaba, estaba muy lejos de ser algo parecido al temor. Por el contrario, aquellas voces simplemente parecían llenarlo de coraje, llegando a molestarlo.

"Deja de lloriquear, ya no eres un niño"

"¿Aún sigues lamentándote por eso?"