Stony series Vol. 2

Bad dream

—Despierta... cap... hey...

Steve abrió los ojos, estaba recostado en el sofá de la sala común del complejo de los Avengers. Se había quedado dormido mientras leía; el libro había caído en el piso, así que lo levanté antes de moverle el hombro.

—¿Un mal sueño? —le pregunté.

Al mismo tiempo que lo hacía, él se incorporó y talló los ojos con aire confundido. Asintió pesadamente, con un suspiro.

—¿Qué hora es? —preguntó.

—Hora de cenar—dije y le tendí el libro.

—Gracias, Tony.

Dijo sujetando el libro y, casi al mismo tiempo, se incorporó.

—Iré a lavarme la cara.

Asentí. No dije nada, pero había visto el camino de una lágrima corriendo desde rabillo de su ojo, por su sien, y hasta el nacimiento del pelo, mientras dormía. Fue cuando decidí despertarlo.

Después de ese incidente, sobrevinieron otros similares. Aunque no siempre me encontraba a mí mismo despertándolo. Como aquella vez que lo vi entrar a la cocina mientras yo me preparaba una taza de café. Era evidente que su sueño había sido interrumpido; arribó a la cocina en busca de un vaso de agua en pantalón pijama, y si se me permite el apunte, nada más que eso.

—¿Un mal sueño? —pregunté y él asintió de nuevo.

—¿Ya habrá noticias en la televisión? —me preguntó después de darle un trago a su vaso.

Miré el reloj.

—Puede que sea aún muy temprano.

Suspiró.

—¿No quieres volver a la cama? —pregunté.

Negó.

—¿Tan malo fue el sueño?

Se encogió de hombros. Sí, había sido malo.

—¿Y tú? ¿Seguías trabajando? —quiso saber.

Negué.

—Terminé antes de lo esperado. Pero tampoco puedo dormir y...tampoco quiero hacerlo.

—Bienvenido al club—dijo y levantó su vaso de agua; choqué con él mi taza de café.

Un brindis para los insomnes.

—¿Alguna propuesta para esperar el amanecer? —dijo tras tomar un trago de mi bebida.

—Charlemos.

Así hicimos, hablamos de cualquier cosa. Algunas cosas tontas, otras no tanto. De las películas que debíamos ver, de la música que debíamos escuchar. De nuestro trabajo en el equipo, algo de política, del pasado, mi padre, mi madre, la historia, él en mi vida, yo en la suya. Así, casi todas las noches. Entonces...

—¿Qué es lo que sueñas? —pregunté.

—La guerra—dijo—, aquella, la primera para mí.

—Comprendo. Yo sueño con la batalla de Nueva York. El universo... cuando lo vi... su bastedad me aterró... la soledad.

Steve asintió y apoyó su mano en mi hombro.

—Eres muy valiente, Tony.

Sonreí.

—¿Qué es lo que tú ves? ¿Qué sueñas?

—La guerra—repitió—, con todo lo que conlleva. El sonido de los disparos, las balas zumbando, los gritos... los llantos de los niños, la sangre, los cuerpos, las partes de estos, el dolor... la crueldad, el tacto del gatillo en la yema de mi dedo, las manchas en mi escudo... la guerra.