Capítulo 7// El avión

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Dos días llevamos en el camino.

Dos largos y tediosos días en los que no he salido de esta maldita fosa de metal en movimiento.

Para lo único que hemos salido es para ir al baño de alguna gasolinera y para que ellos compren comida chatarra para matar el hambre.

—Ten, come.— Beta me lanza un paquete con medio sándwich de jamón con queso.

Hace horas que dejamos detrás la última gasolinera en la que nos detuvimos y aunque mis manos siguen atadas puedo manejarlas un poco mejor. Tomo el paquete, lo abro y saco el sándwich de dentro, después empiezo a morderlo saboreando su sabor.
No me han matado de hambre ni nada de eso, sin embargo disfruto cada mordisco del pequeño emparedado, porque si bien no me matan de hambre podría ser mi última comida.

Sé que pronto amanecerá y eso es malo, porque significa que estaré sentada durante horas enteras, cosa obviamente mala para mis piernas y espalda.
Como me gustaría poder calentar un poco como cada día lo solía hacer junto a mis padres, bueno como solía suceder antes de que todo se pusiera más pesado entre ellos.

Beta no me ha dicho nada acerca de la pequeña "rabieta", que según él hice al final de la llamada, sólo por una breve mención ese mismo día luego de que el vehículo comenzará a moverse; me dijo que esa había sido una tremenda estúpidez, pero sólo eso. Tampoco espero un reprendimiento extra después de como me jaloneo esa misma mañana, y no olvido la manera en la que me amenazó con dispararme apuntándome con su mierdera arma.

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En los últimos minutos los hombres han estado conversando por medio de los walkie talkies más de lo normal, algo extraño, ya que regularmente sólo los usan para decir dónde y cuándo se detendrán, no obstante, en esta ocasión utilizan códigos. No sé de qué hablan o lo que eso significa y esta de más decir que eso me altera por inercia involuntaria.

#¿Qué está pasando?#

Beta apaga su radio comunicador y se acerca a mí con su mochila en mano de donde saca la tela negra que no había vuelto a ponerme y que creía que no volvería a hacerlo, sin embargo, cuando lo miro arrodillarse frente a mí la duda se siembra y es cuestión de segundos para que sea respondida cuando hace ademán para ponermela.

—¿Qué sucede? No quiero eso en mi cabeza.— admito de modo tajante poniéndome internamente aún más nerviosa.

—No preguntes y sólo hazlo.— ordena molesto.

Aprieto los dientes midiendo su carácter; su semblante es intimidante y noto que utilizará la fuerza si me opongo por mucho mas tiempo, finalmente bufo sin opción alguna y me inclino para que pueda hacerlo con mas sencillez; cubre mi cabeza y niego internamente por el control que tienen sobre mi persona, claro, de forma forzada causada por mi miedo de morir.

Por un momento creo que eso será todo, hasta que toma mis tobillos sin avisarme provocando que me altere aún más de lo que ya estaba, por lo que pego más mis piernas contra mí asustada.

—¿Qué haces? Suéltame.— pataleo un poco para alejarlo sintiendo el retumbar de mi corazón dentro de mi caja torácica.

—No te muevas, tranquila. No te haré nada.

Dejo de patalear y me quedo quieta, aunque no por eso menos intranquila y en alerta. Parece que toma mi quietud como símbolo de confianza... O bien, ingenuidad, ya que vuelve a sujetarme por los tobillos, no obstante, hasta este instante comprendo lo que trata de llevar a cabo luego de escuchar la cinta al ser despegada de su rollo.

—¿Qué haces?— vuelvo a preguntar, pero ahora no es por la respuesta obvia de estar siendo amarrada, sino por lo que se supone que pasa detrás de todo esto.

En Mi Oscuro Lugar- Parte 1//Camuflaje Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora