Capítulo 11// Una mejor que ocho.

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Dos semanas. Hace dos semanas desde que llegué a este encierro, o eso es lo que mi cuenta mental me indica.

Mis días son una rutina muy dolorosa que consiste en:
Ser despertada cada día con el agua helada de una cubeta, me desatan de la silla en la que me postran, soy levantada y arrastrada hasta la mitad del recuadro donde me encadenan al techo y quedo casí completamente suspendida; me golpean los dos mismos hombres y el Jefe ve la escena desde su silla a unos metros. Me quejo con cada golpe dado y después de mucho tiempo..., demasiado en realidad, me desmayo. Solo para que al día siguiente pase exactamente lo mismo.

He estado despierta desde ya hace unas horas, por lo que imagino que lo más probable sea que mi cuerpo a pesar de los golpes atestados pueda soportar el dolor, porque me he dado cuenta de que mis desmayos ya no duran lo mismo que las primeras veces. Esto me ha dado algo de tiempo para poder mirar una y mil veces desde mi posición el minúsculo cuarto en donde me encuentro: 5x5 metros, talvez un poco menos; una ventana larga y horizontal en la parte superior de una de las paredes, para ser más exactos, la que queda paralela a la puerta, y de espaldas mí.
En esa misma pared está la palanca que sirve para bajar las cadenas del techo, dónde es lo único que hay; esperando a ser utilizadas.
Aparte de todo eso, lo que queda es la silla en la que me anclan y yo, obviamente.

No hay luz más que la que se filtra por la delgada y alargada ventana, así que cuando es de noche no se puede ver absolutamente nada, aparte de que en este cuarto siempre hace frío, nunca está templado o cálido, siempre frío.

Tengo que recordar también que lo único que llevo puesto desde que llegué aquí es la mugrienta camiseta y mi ropa interior junto con mis calcetines; la camiseta está llena de mi propia sangre seca y siempre está presente la humedad en ella, ya que nunca alcanza a secarse antes de que vuelva a ser empapada.

Tengo hambre y sed, porque desde que estoy aquí nadie a venido a lanzarme siquiera un pan o un vaso pequeño de agua. Bueno, agua si que me han lanzado y como mi cabello siempre queda mojado succiono el agua que se contiene entre las hebras. Creo que por eso no estoy inconsiente a causa de una deshidratación. Mis tripas protestan por algo de comida, pero trato de ser fuerte y no prestar atención.
Suelo tener una alimentación correcta, aunque para ser sincera tengo pequeños deslices cada cuando y caigo en la tentación de las golosinas y panqueques.

Pensando en esto se me pasa un poco el hambre, jamás había durado tanto tiempo sin consumir ni un solo alimento.

Debido a que no puedo pensar correctamente en como poder escapar, prefiero tararear una canción en voz muy bajita, así podré darme cuenta cuando se acerquen los hombres para despertarme con su fina manera de empaparme con el agua helada.
He intentado infinidad de veces de deshacer los nudos de las cuerdas alrededor de mis extremidades, pero como era de esperar nada funciona, sólo lastimo aún más mis heridas muñecas. Y hablando de heridas, el raspón de bala y la puñalada se ven bien, a pesar de que siempre estoy mojada parecen avanzar muy bien con su estado de recuperación.
Hace tres días que tengo un vendaje mucho más ligero que al inicio. Siempre está limpia la herida lo que me hace pensar que cuando estoy desfallecida me limpian y medican un poco, también me hace pensar que ellos no me quieren muerta, al menos aún no. De otra forma ya se me habrían infectado o ya me hubieran asesinado, o talvez algo peor en lo cual no quiero ni imaginar.

Escucho como detrás de la puerta conversa alguien y me callo al instante, seguido de eso agacho la cabeza para hacerlos pensar que sigo inconsiente: cierro los ojos, realentizo mi respiración y espero...

Abren la puerta y los pasos dentro del espacio se hacen mas audibles. Me preparo para el cubetazo con agua helada, sin embargo, este nunca llega.
-¿Esto es lo que mató a Néstor?-dice una voz que no conozco.

En Mi Oscuro Lugar- Parte 1//Camuflaje Entre SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora