Amanda
"Head above water" by Palace
Minnesota, cuatro años atrás. Verano del 2015
Los rayos del sol pegaban en mi rostro, ¡Maldición!, debí haber cerrado la cortina. Me levanté perezosamente hacia la ventana y tiré de la pequeña tela que estaba arriba de ella para evitar que los rayos del sol siguieran entrando.
- ¡Levántense es hora de la comida! - escuché gritar a una de las monjas.
Me vestí con ropa vieja que tenía y me dirigí al comedor. Al salir me topé con un chico muy grande, podía decir que pesaba cuatro veces lo que yo, además tenía unas mejillas muy resaltadas y un cabello negro alborotado que le acompañaba.
- ¡Mira por dónde vas inútil! - dijo empujándome con un brazo - si tan solo estuvieras de mi tamaño no dudaría en darte una buena bofetada.
- ¡Hey, tú!, ¡bola de manteca! Que ni se te ocurra volverle a hablar así y mucho menos ponerle un dedo encima. - Escuché gritar a Chris al final del pasillo. Diablos, nunca lo había visto enojado, aunque Chris pesaba menos que este sujeto parecía que le podría dar una paliza sin problemas.
-Chris, detente, no vale la pena - dije dirigiéndome hacia él y tomándolo del brazo. –Vámonos - caminé al lado de Chris y voltee a ver al tipo que me acababa de empujar, solo le levante el dedo de en medio, maldito que se cree.
Al llegar al comedor era lo mismo que todos los días, mesas viejas y oxidadas, ventanales grandes con barrotes. El lugar era de un color café verdoso y había una cocina donde podías pasar por tu comida, que normalmente era sopa de verduras, puré de papa y si bien te va algún postre.
Me dirigí con mi bandeja para buscar comida, gracias a los cielos, si alcancé.
-Mira, hay unos lugares por allá - escuché decir a Chris mientras nos dirigíamos a tal lugar.
Pude notar que varios niños se nos quedaban viendo, puede ser por la discusión de que hubo hace unos momentos, realmente todos se enteran de todo en este lugar.
- ¿Estás lista para el plan? - dijo Chris mientras comía.
-Casi lista, solo dame hasta mañana, hoy no me siento con ganas- dije algo triste.
-Ya sabes el plan, todos bajamos al desayuno mientras tú te quedas en tu habitación hasta que escuches gritos. Estoy seguro que todos los guardias vendrán a este lugar, le pagué a un chico para que mantenga la puerta de la salida abierta y puedas salir libremente. Corre hasta donde más puedas.
-Anotado - dije en un suspiro
Al terminar de comer nos dirigimos al patio, observando el pasto quemado a nuestros pies. Sí que este era un lugar muy triste.
- ¿Ves aquella puerta? - escuché decir a Chris mientras me señalaba a lo lejos una puerta negra en la cual se encontraba un guardia durmiendo. - Es por la que vas a salir, es la que el chaval mantendrá abierta. Créeme que disfrutaré hacer esta guerra de comida, aunque nos quedemos sin ella por una semana.
-Correré hasta donde alcance Chris, intentaré llegar a la estación de autobuses que estoy segura no está muy cerca, pero tengo que salir de Minnesota porque es un hecho que me buscaran.
-Estoy seguro de ello querida amiga, ¿a dónde piensas ir antes de llegar a Los Angeles?
-La verdad, creo que necesito comprar un mapa de los Estados Unidos - contesté dudosa.
-Mira, llegando puedes tomar un bus a Kansas. Probablemente serán 10 horas, luego puedes ir a Colorado. Tal vez puedas pasar a Las Vegas y ganar un poco más de dinero para luego llegar a tu destino.
Definitivamente no iba a ser fácil, solo tengo 15 años, espero que me dejen subir al autobús sola. Con el poco dinero que tengo solo me dará para llegar a Kansas, tendré que trabajar y conseguir algo de plata para ir a Colorado. No sé cuánto tiempo me llevaría llegar hasta Los Angeles, probablemente años porque no confío en los aventones por las carreteras, no quiero acabar en algún otro lugar. Espero que los consejos de Chris me sirvan y que realmente Los Angeles sea el lugar donde debo estar, porque si no es así realmente no sabré qué hacer.
-Chris, subiré a hacer mis maletas porque no quiero que nada se me olvide, intentaré ir lo más ligera que pueda.
-Claro Amanda, no te preocupes, tienes toda la tarde- dijo dándome un beso en la frente para después irse a jugar futbol con los demás niños.
Me dirigí por las escaleras para llegar a mi habitación, empecé a meter todo en una maleta vieja que tenía, justo con la que salí de casa de Peter hace un año. Ahora me tocaba buscar mi camino.
Metí la menor ropa posible ya que algunas ya no me quedaban, saqué el bello vestido amarillo que mi madre me había hecho ponerme aquella cena en Cuba, probablemente ya no me quede, no recuerdo porque siquiera lo traje conmigo, pero no podía dejarlo aquí. Al final solo llevaba algunas camisetas, ropa interior, toallas femeninas y un par de tenis sucios. Mis papeles se encontraban en una carpeta roja, era lo que más me importaba en estos momentos. Todo estaba perfectamente calculado, no podía tener ningún error porque eso me costaría mucho.
En algunas horas, mi vida empezaría desde cero sin que nadie me conozca ni me juzgue. Sentía un malestar en el estómago, pero sabía que eran los nervios que me querían hacer una mala jugada, pero esta vez no. Tengo que ser fuerte y voy con todo lo que tengo.

ESTÁS LEYENDO
Amor sabor a Cuba
Любовные романыAmanda, una joven cubana de bajos recursos económicos con grandes aspiraciones que por necesidad y una mala jugada del destino acaba sola en otro país. ¿Será capaz de vivir por su cuenta a tan corta edad? ¿Podrá contra todos los obstáculos que se...