Amanda
"Waiting too long" by hippie sabotage
Georgia cinco años atrás. Primavera del 2014
Habían pasado unas cuantas semanas desde mi llegada a los Estados Unidos, cada día era un nuevo descubrimiento. Aunque para otros niños fuera algo cotidiano, a mí me parecía totalmente sorprendente. Todos esos rascacielos, lujosas tiendas y grandes centros comerciales me hacían pensar en todas las diferencias con mi país natal, donde no existían ninguno de esto lujos y al parecer aquí la gente ignora lo que hay a su alrededor. También he podido notar que hay mucha discriminación, todo se define por marcas, lujos o quien tiene más dinero.
En el barrio donde vive Peter hay muchos niños de mi edad, pero solo veo que se la viven en sus aparatos electrónicos sin prestarle atención a nada más. Aún no me termino de acostumbrar a tantos lujos, trato de evadir esos pensamientos y tratar de adaptarme, pero me cuesta mucho, ya que todo es tan... diferente.
Además, en mi mente a estado rondando el asunto pendiente de mi madre, todavía no están los papeles de su nacionalidad, parezco loca mientras espero a un lado del teléfono todos los días, deseando con todas mis ganas esa llamada. Últimamente cada noche escucho a Peter discutir por teléfono, por supuesto eso no me da buena espina.
-¡Amanda! Baja, que la comida está servida- Escuché a mi madre gritar desde la cocina, lo que me sacó de mis pensamientos y rápidamente me dirigí hacia donde se encontraba ella. Desde la entrada se podía sentir el olor de la comida de mi madre, realmente es la mejor, no esperé a nadie y me devoré todo el plato que tenía al frente.
-¡Amanda! ¿Por qué no me esperaste? - mamá me miro graciosa -Se ve que tenías hambre mi cielo- dijo riendo.
- ¡¿Por qué diablos no me esperaron?!
Rápidamente dirigí la mirada hacia la puerta principal, donde se escuchaba la voz de Peter, lucía enojado.
-Lo siento Peter, al parecer Amanda tenía tanta hambre que devoró el plato entero- contestó mi madre algo nerviosa.
-Espero que no se vuelva a repetir, nadie come en esta casa a menos que no esté yo, ¿entendido? – gruñó Peter.
Mi madre y yo asentimos con temor. Peter ha cambiado mucho desde que llegamos aquí, no he visto que sea cariñoso con mi madre. Casi siempre están discutiendo o a veces él se ausenta. Por otra parte, mi madre siempre está haciendo el aseo, lavando ropa o entreteniéndose en el jardín. Sé que ella no me dice nada, pero su rostro refleja cierta preocupación y la comprendo, nada de esto ha sido fácil, pero hay que acostumbrarse.
De repente el teléfono de la sala sonó, rápidamente corrí hasta él y sin pensarlo contesté.
-Hola, ¿Quién habla?
-Hola, hablamos del Centro de Migración de los Estados Unidos de América, ¿Sé encuentra la señorita Iliana Casso?- contestó una voz gruesa detrás del teléfono.
-Madre, es para ti- dije rápidamente mientras le daba el teléfono.
-Niña, vete a tu habitación- escuché decir a Peter con tono autoritario.
Con el corazón latiendo a mil por hora obedecí e intenté escuchar a través de la puerta, pero era inútil.
El tiempo se me hacía eterno, estaba desesperada por saber qué había pasado, observé el reloj y solo habían pasado 40 minutos. De repente mi puerta se abrió lentamente, era mi madre.
-Amanda mi amor, tenemos que hablar- la escuché decir cuando entraba a mi habitación. - Sé que tú eres una niña fuerte y valiente y comprendes como un adulto todo lo que pasa a nuestro alrededor. Llamaron de migración y mi solicitud fue rechazada- dijo lentamente mientras se le quebraba la voz.
Sentí que el mundo se venía abajo, me tiré a los brazos de mi madre, podía escucharla sollozar y eso me rompía el corazón en mil pedazos, sentí como mis ojos se empezaban a humedecer.
-Cariño, no llores- dijo mi madre con voz temblorosa mientras pasaba una de sus manos suavemente por mi rostro para limpiarme delicadamente las lágrimas. - Yo sabía que esto pasaría, pero lo hice por ti, porque sabía que tú ya tienes la nacionalidad y sería mejor vivir aquí a diferencia de Cuba, donde tendrías que trabajar duro todos los días. Aquí podrás estudiar y salir adelante cariño, yo te estaré apoyando siempre, sin importar lo lejos que esté. Aquí podrás vivir con Peter hasta que puedas solventarte sola.
-Madre, pero no quiero que te vayas- dije entre sollozos.
-Lo sé cariño, pero son cosas que yo no controlo, tienes que ser fuerte, la vida no es fácil y te espera un duro camino.
- ¿Cuánto tiempo te queda antes de que te vayas? – pregunté soltando algunas lágrimas.
- Tres días- contestó tristemente. - Hoy empezaré a hacer mis maletas y hablaré con Peter al respecto. Sé que no te dejará sola o eso espero, pero quiero que sepas que si te llega a hacer algo no dudes en huir, siempre tienes que cuidarte.
Asentí tristemente y abracé con más fuerza a mi madre, me aterraba pensar que quizás esta fuera la última vez que podríamos vernos, no quería que se fuera, pero no había fuerza legal en el mundo que pudiese evitar su partida; lentamente cerré mis ojos y me quedé dormida en sus brazos.
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Amor sabor a Cuba
RomanceAmanda, una joven cubana de bajos recursos económicos con grandes aspiraciones que por necesidad y una mala jugada del destino acaba sola en otro país. ¿Será capaz de vivir por su cuenta a tan corta edad? ¿Podrá contra todos los obstáculos que se...