【✜ Vida Entre Muertos ✜】【Saga Ángeles Exterminadores】

·Bonhomía·

Venezuela-Lara.
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Aquellas nubes grises sabrían el cielo azul, amenazando con pronto derramar pequeñas y refrescante gotas sobre los cuerpos de las personas que transitaban las calles de Barquisimeto, dirigiéndose a sus lugares de trabajos, otras entrando a tiendas para comprar implementos o comida que requerían, era un día normal, en una vida normal.

En ese día tres jóvenes se encontraban sentadas en la parte posterior de su Liceo, hablaban de temas triviales y reían entre ellas. La más tranquila de ellas se encontraba con la espalda recostada a la pared, mientras sobre su muslo se encontraba recargada una carpeta blanca, la cual le servía de soporte para terminar de colorear uno de los dibujos de aquel trabajo de castellano que debía entregar.

La mayor de las tres tenía el cabello enrulado y de tez morena, esta no paraba de hablar sobre una nueva historia que había encontrado en algún foro de internet, mientras que la tercera y última terminaba de acomodar su suéter, atenta a lo que su compañera le estaba relatando.

El ambiente era realmente agradable y las tres parecían que se la llevaban muy bien.

La castaña levantó la mirada para seguidamente acomodar sus lentes, seguidamente movió su cuello de un lado al otro, ejercitarlo para que este no comenzará a doler, debido a que había transcurrido mucho tiempo estando en una misma posición.

Entonces sin esperarlo una piedra cayó frente a ellas, siendo interceptada solo por la joven de lentes. Su mirada se desvió a la derecha, apreciando como un grupo grande de estudiantes perteneciente a otro instituto corrían en aquella dirección, con piedras en la mano que posteriormente iban a lanzar.

Aquel tipo de manifestaciones no eran de extrañarse.

Antes de que todo el caos comenzara, el cuerpo de la joven de lentes se movió solo, tomando la muñeca de la chica a su lado, levantándose y posteriormente corriendo mientras le jalaba. Escuchó a su compañera quejarse sin entender qué ocurría, pero cuando los impactos de las piedras impactando con los árboles o paredes se hicieron presentes todo fue claro para ellas.

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Venezuela-Aragua.
01/03/2019.

Ella sostenía con fuerza la mano de su amiga, no pensaba soltarla, ni dejarla atrás. Todo el ruido ocasionado por aquel infectado de dos metros, uniforme militar, masa corporal desarrollada y costra que le servían de protección, además de los gritos de sus compañeras provocaba que esta se sintiera aturdida, desorientada, sin saber a dónde dirigirse.

Su cuerpo se movía con una cosa en la mente, escapar de aquel lugar.

Había tomado la muñeca de Beatriz como en aquella ocasión cuando la manifestación del Liceo, por impulso, quería que ambas estuvieran a salvo. Dirigiéndose a la derecha de la zona. Sus pulmones comenzaron a arder por el esfuerzo, mientras su cuerpo ya se sentía cansado, en esos momentos se odiaba a sí misma por tener una pésima condición física.

Al cruzar la esquina se detuvo de golpe mientras su ojos se abrían con terror, frente a ellas un grupo grande de infectados comenzaban avanzar hacia todo el ruido. Beatriz jalo el brazo de Lizabeth para que esta pudiera reaccionar, apreciando como aquellos zombis con uniformes militares, chaleco antibalas y casco se acercaba cada vez más a ellas.

La camioneta junto a la salita estaban tras cruzar aquel río.

Ambas retrocedieron con temor, pero luego miraron sobre sus hombros, apreciando a la enorme mole que ahora impacta sobre una de las paredes. El cuerpo de ambas chicas temblaba, realmente no sabían qué hacer. Entonces uno de aquellos infectados se abalanzó hacia ambas, pero ambas lograron esquivarlos mientras soltaban un alarido de terror.