·El Regreso De La Leyenda·

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 Ω El estudio Ω

Se abrió la puerta, el filo de mi cuchillo voló al cuello del saqueador. La hoja de enterró en la carne del hombre, atravesando su arteria carótida y su tráquea, un gorjeo ahogado surgió de la boca del hombre al cual agarré de un hombro y tire al piso tras sacar mi cuchillo de su cuello. El saqueador se llevó las manos al cuello, tratando, de forma inútil, de parar el sangrado. El líquido carmín no tarda en cubrir el suelo. Blanca hace una mueca, yo no siento nada.

—Vamos.

Le indico. Termino de abrir la puerta, ella toma el revólver del hombre. Tomo la delantera con mi fusil, nos encontramos con unas escaleras en una subida angosta, un pasillo ascendente, la subida estaría a oscuras de no ser por la luz de la calle. Comienzo a subir, lento, procurando que no mi Chaleco, ni mis cargadores ni mi pistola hagan algún ruido fuera de lo común que nos lleve al desastre. Paso a paso, con el fusil al hombro. "Si algún imbécil sale por la puerta de arriba, lo mato" es lo que me decía. A unos pocos escalones, me llega el sonido de voces, paro, Blanca se detiene detrás mío. Me giro, indicándole, con un dedo frente a mis labios, que guarde silencio. Me vuelvo a girar, me acerco a la puerta con tal lentitud, con un cuidado extremo. Como si cualquier ruido fuera a atraer a esos carroñeros contra nosotros.

Me coloco a un lado de la puerta entre abierta. Veo parte de una habitación, aunque se asemeja más a un estudió de fotografía. A mi derecha, grandes ventanales. Veo a dos imbéciles hablando en un mueble. Escucho a otro a mi lado, me paralizo. Está junto a la puerta. El saqueador se separó de la pared caminando hacia sus compañeros.

—Pobres de los imbéciles que agarramos aquí—Se burló un hombre, con un tono ya de una pronta vejez—Tal vez nos hubiéramos divertido con la chica, si no hubiera matado a Alejandro. Y los demás huyeron como ratas.

Miré por un momento a Blanca. La pelirroja tenía un rostro de ira, pero también marcado por el dolor de la pérdida. Yo no sentí, recuerdo que antes, el oír de una muerte injusta o de violación causaba que me hirviera la sangre de la rabia, en una mezcla de molestia e imponencia. Siempre me creí un héroe resentido. Ahora, no seré un héroe, pero si un vengador, no, un castigador.

Entré, como un relámpago. Tomé al viejo por un hombro y lo hice girar, la imagen de mis ojos rojos fue lo último que vió antes de clavarle el cuchillo en el abdomen, varias veces, el hombre gritó, luego le corté la garganta. Los dos que están en el mueble se levantan, mi mano izquierda agarra la pistola del saqueador, ellos disparan, uso el cuerpo como escudo mientras los despacho con disparos precisos. Una puerta suena a mi izquierda. Arrojó el cuchillo el cual se entierra en el hombro del saqueador, suelta su arma, Blanca entra y lo despacha con un disparo de su revolver.

Tomo mi fusil entre mis manos, me lo llevo al hombro y avanzo. Paso por encima del cadáver del último imbécil y cruzo la puerta a la otra habitación. Apenas entro, dos disparos zumban a mi lado, me arrojo al suelo, desde allí, veo la sombra de mi atacante y disparo. La ráfaga le impacta en el pecho y cae sobre unas cortinas rojas. Me levanto. Siento un dolor punzante en mi abdomen que me hace soltar un quejido. Bajo la mirada.

—Mierda.

Veo como una de las balas impactó contra el chaleco, siendo rechazada por este, pero la segunda fué más suertuda. Gruñó, veo como la sangre sale del agujero de bala. Sorprenden no me duele tanto como creí que dolería.

—¿Vector?

—Está despejado.

Blanca entra y observa la habitación. Es un improvisado escenario de teatro, muy ingenioso. Con pocas butacas, seguramente para espectáculos privados. Blanca le dió a unos interruptores que terminaron de iluminar la estancia. El atacante se había llevado el telón rojo, fin del espectáculo, cabron.

【✜ Vida Entre Muertos ✜】【Saga Ángeles Exterminadores】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora