【✜ Vida Entre Muertos ✜】【Saga Ángeles Exterminadores】

·Ruleta Rusa·

Venezuela-Aragua.
13/03/2019.

Las primeras gotas, se aproximaron como bajas chocando con el parabrisas, dando de este modo aviso a los sobrevivientes, que una tormenta se avecinaba. Por su lado Lizabeth permaneció inmóvil en su asiento, apreciando el panorama que les comenzaba a rodear. Las nubes grises provocaba que todo se viera más oscuro, mientras el frío iba en aumento.

Tal vez deberían encontrar un lugar para refugiarse, después de todo aunque no llevarán más de cinco horas de viajes, no era recomendable que una tormenta les agarrara a mitad de carretera. Realmente no le temían a viajar bajo la lluvia, pero no querían escuchar el constante quejido de los de atrás.

Además si pasaban mucho tiempo con la ropa mojada, se podían enfermar, y pescar un resfriado era lo peor que les podía pasar. Aunque también era lo menos peligroso, de cierto modo, tomando en cuenta que un infectado les podía contagiar del SDLFF con sólo una mordida.

El chico de ojos color miel divisó una estructura a orilla de la carretera, entornando los ojos, para de este modo intentar agudizar su vista, logró reconocer que se trataba de una especie de posada. No tardó en a orillar el vehículo, apreciando los muros y portón que cuidaban la fachada.

El constante choque de las gotas de lluvia con la lata se comenzó a hacer presentes

Al igual que los quejidos de aquellos que estaban en la parte posterior, sin un techo que les cubriera.

Kai por su lado contuvo una risa, para seguidamente bajar de la camioneta con las llaves en mano. Sintió como el agua comenzaba a caer sobre su cuerpo, aquella sensación no le molesto o incómodo, realmente le parecía algo relajante de cierto modo.

Camino con paso tranquilo hacia aquel portón marrón, apreciando los muros decorados con un tipo de laja rústica. También divisó como los miembros del equipo, se cubrían con los bolsos y suéter, para intentar resguardarse de la lluvia. Por su lado al asiático parecía no importarle mojarse.

Apreció un cartel colgante, el cual era agitado por el viento de la lluvia el cual decía "Posada las tres reina"

—Quién lo diría... una posada en medio de la nada... en un día de tormenta.

Esos fueron los pensamientos del asiático, el cual reprimió una risa debido a lo ridículo que le parecía la situación. Toco la puerta tres veces, mientras escuchaba el viento aullar, todo indicaba que aquella lluvia, realmente iba a empeorar con el pasar del tiempo.

En ese caso si era peligroso seguir avanzando.

Pasaron los minutos pero no hubo respuesta, entonces estuvo a punto de gritar, esperando que ya fuera alguien vivo o infectado le respondiera. Pero no hizo falta. La puerta en el centro del portón marrón se abrió de golpe, revelando a una mujer que sostenía un paraguas.

El joven con rasgos asiáticos, detalló a la mujer que le habría abierto la puerta. Apreciando su tez blanca y con arrugar, su cabello era en su totalidad blanco y muy corto, mientras que aquellos ojos cansados y de color avellanas, apreciaban al joven al otro lado de la puerta.

Además pudo apreciar que las manos, con las que sostenía el paraguas que le guardaba de la lluvia, tenían un evidente temblor.

Un olor a bebe se sobrepuso, ante aquella fragancia de tierra mojada. Kai no tardó en reconocer el origen, para que sus ojos miel cayeran de nuevo sobre la mujer, le calculo unos 67 años —Aunque realmente no estaba seguro— Se preguntó a sí mismo ¿Por qué muchas abuelas solían olor a talco de bebe?

Entonces la mujer, viento que el joven sólo la apreciaba sin decir nada, fue ella quien decidió hablar.

—Disculpe muchacho... ¿Se encuentra bien?