【✜ Vida Entre Muertos ✜】【Saga Ángeles Exterminadores】

·Instinto de Supervivencia II·

Venezuela-Guárico.
10/04/2019

La mayoría se encontraba reunida en el comedor, la mejor parte había llegado, alimentarse tras un día largo de trabajo en las tierras. Todos los presentes se hallaban hambrientos. Aunque a Robert le preocupaba la ausencia de tres de sus chicos, los cuales pasaban las horas y no aparecían, el sol ya se había ocultado y ellos no se encontraban por ningún lugar de la casa.

Aquello provocó una sensación de incomodidad en él.

Apreciaron como los menores golpeaban la mesa con sus tenedores y cucharas, esperando con ansias que le dieran la orden de comer. Provocando que Tenía los miraba con desaprobación, mientras acaricia su cien, por la jaqueca que sus nietos le estaba provocando.

Por otro lado Gabriela junto a Margot y Petunia, terminaron de servir la cena, la cual constaba de un delicioso arroz, aderezado de modo que este quedara con una tonalidad amarilla, acompañado de una carne en salsa con papas, junto a algo que jamás podría faltar en la mesa de ningún venezolano, la arepa.

Vector por su lado se quedó mirando el plato que le pusieron al frente. Agradeció y Gabriela le dedicó una sonrisa maternal. Pero lejos de tranquilizarlo, eso le hizo pensar que algo estaba mal. Miró a su alrededor, todo estaba tranquilo, sólo podía apreciar a un grupo de niños, devorar su comida con apremio, todos en silencio. Le preocupaba Lizabeth, no sabía dónde estaba, y más por el hecho que Yerai era otra que no estaba en la mesa, junto a Erika.

Temía que ese bastardo le pudiera haber hecho algo.

Tomó una cuchara de carnes y la llevó a sus labios.

Las papilas gustativas se dilataron cuando el alimento tocó la lengua, entonces sus ojos se abrieron al límite, soltando la cuchara que cayó al suelo, provocando un sonido metálico. Se llevó la mano a la boca, mientras que sus ojos destellaban en un carmín violento.

Provocando que una serie de imágenes presentes , cobran sentido en su mente.

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Venezuela-Guárico.
10/04/2019

Erika, ella nunca había sido una chica curiosa, prefería dejar que los demás resolvieran sus propios problemas, interfiriendo solamente cuando la persona le pedía ayuda, y eso si la persona le importaba. Pero algo en esa ocasión era diferente, esas personas no le daban una buena sensación, sintiéndose observada en todo momento, como si explotaran su cuerpo con sólo la mirada, pero no de una forma lujuriosa.

Además no le había creído a Julio, la historia del viajero, era extraño que tuviera el collar de un grupo de carroñeros. Más cuando ese símbolo, junto a las máscara de gas era lo que les identificara. Por ende, sabía que a una persona no se le olvidara algo tan importante en cualquier lugar.

Cuando Yerai fue a ella esa tarde, luego de salir del baño y dejó a Sheila leyendo una revista que encontraron. Lo escuchó atentamente, a pesar de que no se la llevaba bien con él. Le comentó que había escuchado una conversación bastante extraña respecto al granero de la casa, creía que algo estaban ocultando las personas que habitaban en ese lugar.

Entonces realizaron un plan para conseguir una de las llaves, sabían que Sofía las dejaba en su habitación, esto debido a una comentario que Julio les dijo, al llegar al baño. Cuando vieron a ambos hermanos regresar, esperaron que fueran a tomar una ducha. Yeray interceptó a la mujer, y comenzó a conversar con ella de cosas del rancho, mostrándose interesado por todo aquello.

Mientras se alejaban de la habitación, en dirección a uno de los baños de la casa, Sofía hablaba con entusiasmo, mientras sus ojos brillaban. Mientras bajaban las escaleras, Yerai aprovecho de preguntar.