·Instinto de Supervivencia·

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Venezuela-Guárico.
10/04/2019

Luego de un largo y complicado viaje, lograron llegar al estado de Guárico, también conocido como la puerta de entrada, Lizabeth seguía sin entender este peculiar título, ya que no decía que era la entrada, aunque se supuso que serían a los llanos de Venezuela, debido a que eso era lo que se encontraba frente a ellos.

Una larga carretera se extendía frente a ellos, mientras el alba del sol comenzaba a salir por el horizonte, pintando el cielo con esos hermosos colores. Vector maneja con tranquilidad, mientras que a su lado, dormida iba Beatriz, recostada en el hombro de Lizabeth, cubierta con una pequeña manta de colores que formaban triángulos. Por otro lado su hermana de otra sangre, miraba a través de la ventana, el viaje estaba en silencio, mientras que sobre la guantera se encontraba un radio, activo para esperar órdenes de Robert, el cual iba manejando la camioneta de F.A.E.S.

Ella recordó todo el lío que fue convencer al hombre, que las dejara ir en el camión brindado, hasta que lograron apegarse a la lógica, explicándole que era más seguro que la camioneta. Entonces lograron viajar juntos, entregándoles a las chicas una radio para estar comunicados de cualquier novedad.

Lucas por su lado se encontraba en la parte posterior de la camioneta, utilizando la mira de uno de los fusiles. A los lejos pudo notar un grupo de carnes abiertas, las moscas revoloteaban alrededor de estas. Mientras que un grupo de infectados se encontraban agachados, devorando las entrañas de aquel animal, que había sucumbido ante la enfermedad.

El chico apartó la vista e hizo una mueca de repulsión, seguidamente se recostó en la camioneta, dejando escapar un suspiro de frustración. Siempre le habría gustado viajar, pero no de este modo Apreció su alrededor, notando a Yerai con la mirada perdida, en la interminable llanura del lugar. Seguro estaba pensando en Jazmín, aquella muerta había sido repentina, y aun no podía creer que Lizabeth era la causante de esta, pensó que jamás se atrevería a dispararle a algunos de ellos.

Luego miró a Martin, este estaba dormido, mientras que en sus piernas se encontraba la cabeza de Dairyn también dormida. Debían estar cansados, la guardia anterior les tocó a ellos y sólo 20 minutos habían pasado desde el cambio de turno. Leo había sido cambiado a la parte posterior, y ahora se encontraba hablando con R, ninguno de los dos habían podido conciliar el sueño.

La mente se estaba cansada de ver tanta llanura, sintió sus párpados pesados y decidió levantarse, mirando sobre el tejado de la camioneta, los focos iluminaban la carreteras, aún el lugar estaba oscuro, aunque comenzaba a amanecer, aun las sombras eran dueñas del lugar. Recostó sus brazos a la lata del tejado, para cerrar un poco sus ojos, sintiendo la briza en su rostro, recordando cuando viajaba de ese modo, por la ciudad de Barquisimeto, junto a su padre y hermano, para hacer mercados o otras diligencias.

Aunque su padre siempre le repetía que no hiciera eso.

—¡LUCAS!

Al escuchar el repentino gritó abrió los ojos, divisando como un wolkon había caído frente a ellos, en la carretera, rastrillando sus dientes, emitiendo aquel sonido molesto. Su cuerpo reaccionó rápido, levantó el fusil y tras mirar a través de la mirilla disparó. El wolkon cayó, cuando el proyectil impactó en su cabeza y la hizo explotar, entonces un segundo infectado golpeó el parachoques con su cuerpo, mientras otro intentaba subir la parte posterior, cosa que Leo y R no permitían.

Cada vez eran más wolkon golpeando la camioneta. Mientras Lucas intentaba mantener el equilibrio, para eliminarlos. Pero en un punto, perdieron el control del vehículo. Lucas terminó cayendo sobre Dairyn y Martin, despertando a ambos de un brinco. La camioneta impactó contra una cerca, de palos de madera y alambre.

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