【✜ Vida Entre Muertos ✜】【Saga Ángeles Exterminadores】

·Recta Final·

Venezuela-Guárico.
13/04/2019

El cielo temblaba con cada rayo que caía al suelo, mientras que los truenos eran potentes, como si desde lo alto alguien estuviera rugiendo. Las constantes gotas de lluvia empapaban todo a su alrededor, humedeciendo la tierra y creándose barro. Ellos habían logrado refugiarse en un galpón vacío, dónde sólo lograron encontrar al resto de otro grupo de supervivientes, a los cuales Vector sentenció con su cuchillo, luego lo sacaron de la estructura.

Cuando la lluvia comenzaba Sheila comentó con las chicas "el cielo se va a caer" una clara referencia a una película infantil, que hizo reír a todos los presentes, porque aunque no la hubieran visto, seguro la conocen por algún meme de internet. Por ahora todos se encontraban dispersos por el refugio, muchos aún intentan procesar los hechos de tres días atrás.

Los habían alimentados con los resto de alguna persona, los que tuvieron la fortuna de no inferir los alimentos, los pensamientos de casi comer carne humana, los atormentaba, mientras que por otro lado, los que si comieron, seguían sintiendo náuseas y arcada cada vez que lo recordaban. Beatriz aún se sentía culpable y asustada, de que a quien se pudo estar comiendo, era a su mejor amiga, ellos habían insinuado eso, y se lo había creído, por suerte Lizabeth estaba bien.

En esos instantes, Vector se encontraba sentado en el suelo, con su pie izquierdo apoyado en el marco de la puerta abierta. Apreciando como la lluvia empapaba toda zona, creando una tenue neblina que no permitía apreciar con claridad el exteríor, los vientos eran fuertes y golpeaban su cuerpo, cubierto con la ropa y el suéter negro. De cierto modo, era como si la lluvia quisiera limpiar la impureza y putrefacción que se había apoderado del mundo, pero era imposible, ya no había salvación para esa tierra.

Miró por un momento el interior, sus ojos se encontraron con que Lizabeth seguía dormida, su mano izquierda estaba vendada, debajo de ese vendaje se encontraba una herida de puntos, atendida por Robert, al menos tenían un militar, que sabía qué hacer en ese tipo de casos. Aun recordaba los gritos y llantos de la chica, como se aferraba a su brazo, como enterraba sus dientes en el uniforme, intentando resistir al dolor, no era fácil el hecho sentir como una aguja atravesaba su carne.

Recordó la impotencia que sintió en ese momento, cuando luego de que atendieran su herida, luego de que la desinfectaron, conocieran y vendara. Cuando el dolor menguó y pudo hablar con claridad, les contó lo que había ocurrido, como Yerai la atacó y quien fue él, quien causó la herida de su mano, ninguno de los caníbales la lastimó, fue un mismo compañero de equipo.

Traicionándola cuando ella sólo quiso ayudar.

Aun el mal sabor de boca, le invadía la boca cuando recordaba ese momento. Recordaba con claridad, cómo soltaba la mano de Lizabeth, ella lo había sujetado con fuerza segundos anteriores, él le había servido de consuelo, de apoyo, para soportar el dolor, él y Beatriz fueron su refugio. Pero cuando les contó lo ocurrido, él la dejó sola con Beatriz, levantándose con brusquedad.

Aún recordaba todas las miradas que volaron hacia él. Pues Lucas, Kai y Leo terminaban de atender la herida de Yerai, la herida de su ojo. Al híbrido le importó lo más mínimo que él también estuviera herido. Apenas cortó las distancias con Yerai, su puño impactó en la mejilla del traidor. El muchacho impactó en el suelo, sintiendo como la sangre se acumulaba en su boca, aquel impacto le rompió una moral, escupió sangre a los pies del híbrido. Apreciándose con odio a Vector, notando aquellos ojos rojos, mirándole cual acechador, igual que un infectado que quería encajar su mandíbula en una presa.

El vendaje en su ojo empezó a mancharse con sangre, mientras punzadas de dolor empezaban a aparecer, arrancándole jadeos de dolor al chico, mientras hacía presión con su mano en la herida. Con cada hora que pasaba, odiaba más a Lizabeth y su grupo de amigos.