【✜ Vida Entre Muertos ✜】【Saga Ángeles Exterminadores】

·Luces Fuera·

Venezuela-Miranda.
31/03/2019.

Ella despertó con un fuerte dolor de cabeza, era como si miles de clavos le perforaron el cráneo, mientras que sus párpados pesaban muchos, sintiendo incomodidad, cuando un poco de luz, la cual se colaba por la rendija de la puerta. Supuso que algo parecido, se debería sentir tener resaca después de una noche de fiesta, sólo que quitando el hecho que te golpearan la cabeza con la culata de un fusil.

Se removió en su lugar sintiendo sus manos amarradas, mientras su espalda estaba recostada en un escritorio. Se quedó por unos segundos mirando la infinita oscuridad, intentando recordar lo que había ocurrido, poco a poco, esos recuerdos comenzaron a llegar.

Se vio a sí misma escapando de unos infectados.

Escondiéndose detrás de un grupo de vehículos.

Luego recordó a unos hombres con máscara de gas, los cuales no le dejaron reaccionar e inmediatamente le golpearon con la culata del fusil.

Ahora se encontraba en aquella habitación, que por lo que podía percibir, debía tratarse de alguna oficina, debido a los escritorios que a duras penas podía distinguir, y algunos muebles como estantes y carpeta, que ante la oscuridad era algo difuso de comprender. Lo que estaba claro, es que tenía que encontrar la forma de escapar, antes que todo terminara en una tragedia.

Pero... ¿Cómo?

No tenía ni idea de lo que debía hacer.

Entonces se dijo a sí misma, que lo primero era salir del aturdimiento que tenía, y seguidamente ponerse de pie. Entonces cuando intentó mover un músculo, un balde de agua fría cayó sobre ella, provocando que su mente se despejara de inmediato, mientras daba un brinco en su lugar.

La camiseta que llevaba se transparentaba un poco, pegándose a su cuerpo, provocando que su cuerpo temblara por el frío, mientras que su cabello se pegaba a los costados de su rostro. A su vez soltó un segundo quejido, cuando las luces de la habitación se prendieron de golpe, revelando a unos de sus captores.

Se trataba de un hombre, al cual le calculo unos 35 años, su cabello era de un marrón oscuro, con un corte algo extradós, pues a los lados estaba demasiado corto, mientras que arriba tenía una especie de cresta como la de un gallo. Una gruesa cicatriz atravesaba sus labios.

—Por fin despertarte—Soltó la voz masculina.

—¿Quién eres? —Cuestionó con un hilo de voz.

—No necesitas conocer el nombre de tu asesinó, pero ese no soy yo—aseguró él con tranquilidad— Yo sólo vengo a recogerte, para llevarte ante Death Queen.

—¿Ante quién?

Esos fueron los pensamientos de Lizabeth, sintiendo como la levantaban con un movimiento brusco, acompañado del cañón de una pistola en su nuca. Al sentir el frío metal, abrió los ojos de más y no tuvo más alternativa que seguir las instrucciones del hombre que la tenía capturada.

Tenía un miedo infinito, tanto que sintió su garganta ardes por las ganas contenida de querer llorar en aquel lugar. No sabía si su cuerpo temblaba por el frío que le ocasionó el agua, o por el caño que estaba depositado en su nuca. Mientras que a su vez, era tomada por las ataduras de sus manos, para que no intentara hacer nada, igual no tenía el suficiente valor, como para hacer algo.

Al pasar por una ventana, pudo apreciar el exterior por unos segundos.

Divisó varias torres de electricidad, junto a muchos cables que la conectaban entre ellas, grandes cercas de metal que protegían el lugar, algo que llamó la atención a Lizabeth fue que ya había amanecido, el sol estaba elevado e iluminaba el lugar, supuso que ya debía ser medio día o estaba por serlo.