【✜ Vida Entre Muertos ✜】【Saga Ángeles Exterminadores】

·Detonante·

Venezuela-Miranda.
08/04/2019.

...El tiempo sólo es una invención del ser humano...

Cuánta razón tenía aquella oración, y jamás la había entendido con tanta claridad como en esos momentos. El tiempo jamás se detenía, pero ¿Qué era el tiempo en realidad? Sólo es una ilusión del ser humano, volviendo a las personas esclava de él, y era normal escuchar frases como "el tiempo no se detiene por nadie" o "todo lo cura el tiempo"

Fue sacada de sus pensamientos, cuando escuchó la voz de Robert llamándola. Lizabeth giró un poco su rostro. En su mejilla aún se podía apreciar un poco, el morado que aquella mujer le había dejado, aunque la mayoría de sus heridas, ya habían sanado. Claro que la más complicada era la de su labios, puesto que esta se pegaba a los alambres de su breker, volviendo a abrir la herida.

—¡Ya voy! —Respondió al segundo llamado del hombre.

Miró una vez más el libro que sostenía en la mano. Era de tapa gruesa, y en la portada de este, se podía apreciar a una joven sentada en posición de indio, su rostro estaba cubierto, por estática, mientras de espalda a ella se podía apreciar un hombre, al cual no se le veía el rostro, Sobre ellos se podía apreciar la frase en una tipografía que incitaba al misterio el título de "TIEMPO FUERA"

Supuso que a nadie le molestaría que se lo llevará, la portada se veía interesante, y seguro podía usarlo de distracción, hasta encontrar a su equipo, los cuales tenían su bolso. Introdujo el libro, en uno de los bolsillos, del morral color negro que habían encontrado, dentro habían otro materiales de utilidad, que fue recogiendo, a medida que exploraba la tienda.

Salió al pasillo del pequeño centro comercial, se supone que una de las reglas, era evitar ese tipo de estructura, debido a que era las zonas dónde más personas se podían acumular, por hender dónde más infectados podían reunirse. A pocos metros de ella, se encontraba Beatriz, vistiendo una franelilla blanca, con una chaqueta de camuflaje, unos monos con el mismo estampado, y unas botas estilo militar, como las que ella también carba ahora. Su cabello estaba recogido en una cola alta, con dos finos mechones cayendo a sus costados.

Ambas caminaron por los pasillos, a pocos metros de ella se encontraba Robert dirigiéndose. No habían salido del área, cercana a las instalaciones de CORPOELEC. Supusieron que si sólo se alejaban unas cuantas manzanas, entonces sería más probable de reencontrarse con sus amigos. En el caso que se enteraran, que fueron llevadas a aquellas instalaciones.

Mientras miraban a su alrededor, notaron que posiblemente alguna fuerza especial, tuvo un enfrentamiento en aquel lugar, contra los infectados u otros supervivientes. Pues había paredes derribadas, posiblemente por detonaciones de granadas. Resto de cenizas y hollín, estaban dispersos por algunas zonas.

—Usaron fuego... —Musitó para sí misma.

Robert se dejó caer por un grupo de escaleras que faltaban, para llegar a la parte inferior del centro comercial. Beatriz se agacho, dejando que el hombre la tomara de la cintura, para en un movimiento rápido bajarla y dejándola a su lado. Mientras ayudaba a Lizabeth a bajar, ella se propuso a observar y detallar su alrededor.

Escuchó un grupo de lata moverse, al girar su rostro, noto un par de ojos amarillos que le miraban desde la oscuridad. El cuerpo se le erizó, mientras daba manotazos a su lado, intentando llamar la atención de Robert. Debido a los nervios, no noto que su mano está impactando con el brazo del hombre. Sintió como una mano le sujetaba la muñeca con fuerza, pero sin lastimarla.

—¿Qué te puso nerviosa? —Cuestionó Robert.

Ella no respondió de inmediato, sólo señalo al área dónde se encontraban el par de ojos amarillos. El hombre se preparó para lo peor, llevando su mano, cerca del borde del pantalón, dónde se encontraba su arma. De pronto de entre los escombro surgió un pequeño gato negro, el cual tras dar un leve trote, se sentó para comenzar a acicalarse.