*Continuación de The Guardian Queen*
Venganza y Justicia. Dos términos muy diferentes que se pueden llegar a confundir, no de manera racional sino desde el sentimental, tal cómo a la reina de Arendelle le sucedió.
Reinos se verán encontrados para p...
El océano era cada vez más agresivo con las olas que se impactaban contra la orilla del gran barco que naufragaba en dirección a Arendelle.
La tripulación no contaba con demasiados guardias, pues se trataría de una visita con intensiones de negociar.
Aquella mujer de cabello castaño y corto miraba hacia la orilla de dónde provenía la primera sombra del reino lúgubre a la que llegarían. Sentía ya demasiados nervios para poner a temblar su cuerpo, y el frío cada vez se intensificaba más sin ninguna ayuda.
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A su lado llegó su marido portando la camisa bajo el chaleco negro de cuero con el escudo del Sol de su reino.
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-Ahí es.
-Ahí es -Repitió la mujer con una delicada voz.
El hombre se puso hombro a hombro con la mujer, claro que él era mucho más alto. De su bolsillo, apareció un camaleón que no tardó en brincar al hombro de la mujer, quien no le prestó atención debido a sus nerviosos pensamientos.
-Sigo diciendo que no me parece buena idea haber venido.
-¿Qué querías que hiciera? Es familia, lejana, pero lo es.
-¿Y eso nos asegura que tu prima no nos congelará por convencerla de que está loca creando esta guerra del invierno eterno?
Invierno eterno, la mujer se repitió tal término en su mente.
Sabía de los dones de la reina de Arendelle y le entristeció que tuviera aquel término a ella y a ésta guerra donde el invierno era la base de Arendelle.
-Eugene -Le llamó por fin dándose vuelta para verle a sus ojos – Por favor, ya tengo demasiados nervios.
El castaño le miró lamentándose de su actitud frente a ésta situación, pero tenía que expresarlo pues sentía un mal presentimiento ir a Arendelle.
-Pasaron años desde nuestra última vez aquí -Dijo Eugene mirando ahora al reino en la lejanía – Fue en su coronación.
-Sí, y deberíamos encontrar una solución juntos con ella.
