🌸하나

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Jungkook bostezó por quinta vez en lo que llevaba de mañana.

No estaba siendo un gran día que digamos, y el instituto tampoco era un lugar que podía alegrar su ánimo (Seamos sinceros, las clases no animan a nadie). Había pasado una noche horrible, ya que la salud de su hermana pequeña decidió que caer en picado justo cuando sus padres se iban de viaje era una buena idea. No tuvo otra opción que pasarse la noche atendiendo a la menor, mientras dormía a ratos, y ahora sobrevivía a base de café.

No le parecía justo, si le hubiera pasado a él su hermana tan sólo le abrazaría para que se le pasen los males. Y no quería decir que despreciara a su hermana, en absoluto, la amaba con todo su corazón, pero era demasiado torpe como para cuidar de alguien a los 10 años. Y muy inocente también, pero eso no viene al caso.

Y si sus padres hubieran llegado a estar en casa, la situación tampoco sería la mejor. Digamos que, al ser más pequeña y una chica, la atención de sus progenitores se centraba en ella la mayoría de veces. Eso no quería decir que a él no le ponían atención, pero a Hyerin le ponían el doble que a él. La parte buena de aquello, era que tenía mucha más libertad, pero siempre están esos días en los que requieres un poquitito de atención y la mona de tu hermanita te la roba.

Le parecía que la mente de sus padres funcionaba de una manera un tanto... tradicional, por decirlo así. Es por eso que consideraban a las mujeres más delicadas, y por lo tanto, requerían más cuidados. Jungkook no estaba de acuerdo con eso, él defendía la igualdad entre géneros, pero el matrimonio no parecía poder meterse eso en la cabeza.

Dirigió su mirada al frente, decidiendo que ya era hora de poner atención a la clase antes de suspender y que le cayera la de su vida. Para su sorpresa, tan solo quedaban 5 minutos para el fin de la lección y se regañó mentalmente por haberse perdido en sus pensamientos de nuevo. Sucedía más a menudo de lo que él quería y su hermana se las había ingeniado para otorgarle un mote: Jungshook.

El timbre chirrió con su conocido sonido metálico, Jungkook recogió sus cosas y salió del aula, con intención de ir a su taquilla a dejar sus pertenencias que no usaría en sus siguientes clases. Introdujo el código y abrió la puerta de la taquilla, dejando ver fotos, libros, algunas fotos suyas con sus amigos y alguna con su hermana. Guardó el libro de física y álgebra, y quiso agarrar su uniforme de educación física, pero los murmullos repentinos en los pasillos lo detuvieron. Miró a su alrededor, buscando al causante de los susurros, creyendo saber de quién se trataba.

Acertó, sin embargo, se quedó rígido en su puesto.

Allí, caminando como si de un dios griego se tratase, Kim Taehyung sonreía mientras hablaba con su grupo de amigos. Taehyung era majestuoso en todo el sentido de la palabra. Su piel acaramelada, con su cabello rubio grisáceo y sus ojos penetrantes le hacían ver condenadamente sexy y bello. Y es que Jungkook se preguntaba como tal belleza podía existir en ese mundo. Iba al mismo curso que él, pero aún así muy pocas veces cruzaron palabras más allá de algún pequeño saludo que sucedía cada cierto tiempo. Era de los más populares del instituto, como no podría ser de otra forma. Las chicas, y algunos chicos, se derretían a verlo pasar, y el caso del menor no era muy diferente.

Y por si no ha quedado claro, Jungkook estaba completamente flechado por aquel ser divino, un ángel caído del cielo, sin ninguna duda. El problema, es que se notaba a leguas que Taehyung era heterosexual. Dolorosamente heterosexual. Además, tenía la típica fama de ligón rompecorazones, y eso le escribía la palabra HETERO en la frente con rotulador permanente, o así lo veía Jungkook.

Volvió a lamentarse. ¿Qué le había hecho él a la vida para merecer semejante mala suerte? Con pesar, apartó la mirada del mayor antes de quedarse demasiado tiempo contemplándole y ser demasiado obvio, bajando la cabeza. No quería sus sentimientos destruidos por un rechazo. Cerró la puerta de la taquilla, comenzando a alejarse de allí y ganándose una mirada curiosa, aunque disimulada, de cierto rubio de mirada profunda.

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