🌸 스물 둘

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Jungkook caminaba por las calles poco iluminadas, pues la luz de los faroles, carteles y coches era lo único que acompañaba esa zona, sin embargo poco transitada. Empezaba a fluir una brisa suave aunque fría, la pelinegra podía sentir su piel de gallina al no estar demasiado abrigada. La próxima vez me aseguraré de traer un suéter o algo así, pensó a la vez que fregaba sus manos contra sus brazos en busca de algún tipo de calor.

Intentaba ir a un paso más bien rápido, pues no quería hacer esperar a su hermana y Seulgi, sobretodo cuando tenía muy presente que una conversación con la primera se había quedado pendiente de llevarse a cabo.

Estaba preocupado por ella. Sí que es verdad que últimamente la había notado algo más decaída, pero sin duda no creyó que había algo tan malo que la carcomía al punto de tener que madurar demasiado pronto y empezar a tener conversaciones serias con él. Dejó salir un suspiro de culpa que llevaba reteniendo desde su llamada. Ahora que lo pensaba mejor, debió pasar más tiempo con ella en vez de centrarse tanto en Taehyung.

«Taehyung» Pensó, sintiéndose inseguro repentinamente. «¿Se incomodó por lo de antes? ¿Debería dejar de intentar que me vea de otra forma? A él ya le gustaba alguien y seguramente en ese momento debió sentirse mal.» Su expresión se tornó tristona, no recordó ese último detalle. A Taehyung le gustaba alguien más.

Perdido en los recónditos lugares de su mente, caminó sin darle importancia a los sucesos a su alrededor. Hasta que, al pasar por delante de un callejón oscuro y apartado, algo envolvió su brazo con fuerza y lo hizo entrar, haciendo chocar su tronco contra la pared de ladrillo.

Estaba aturdido. El golpe le dolió más de lo deseado y no había luz suficiente para reconocer a la persona que lo empujó. Aunque sí podía ver una sonrisa socarrona decorada de carmín.

— Oh, vaya, ¿te he hecho daño? — Dijo el sujeto misterioso, irónico. En el momento en el que esa voz llegó a los tímpanos de Jungkook, la reconoció al instante.

— Eunbin... — Pronunció casi como un susurro, el shock no lo dejaba aumentar su tono. Sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, permitiéndole ver el rostro de la chica completamente. Le sonreía.

Y sintió algo de miedo, pues no era burlona, ni sarcástica, ni con aires de suficiencia. Era tenebrosa y macabra.

— Oh, JungMi, querida JungMi... — Acarició los cabellos de la mencionada a la vez que la miraba a los ojos directamente. — No sabes cuanto te detesto. Tu mera presencia me pone enferma.

Escupió las palabras con veneno, la furia que irradiaba era aterradora. Jungkook quería irse, estaba incómodo y no sabía el porqué la morena le estaba actuando de ese modo.

— Sin embargo, hoy voy a disfrutar mucho contigo. ¿Sabes porqué? — El acorralado no emitió un sonido. Eunbin lo sacudió por los hombros fuertemente, chocando la espalda de la azabache contra la pared de nuevo. — ¡He dicho que si sabes porqué!

Jungkook negó efusivamente. Eunbin estaba aplicando bastante violencia y no sabía que era capaz de hacer si estaba tan enfadada. Aunque no comprendía bien el porqué de su trato, ni qué hizo él para merecerlo.

— ¿No? Hm, te lo contaré. — Se acercó a su rostro. — Verás, Jeon, las chicas como tú... me causan tanta irritación. Llegáis y os apoderáis de la atención de todo el mundo, así por las buenas, y no os parais a pensar en que no os merecéis esa atención. Aunque eso me molestó de ti en un principio, no es la razón de mi odio hacia ti.

— ¿Me odias? — Cuestionó Jungkook. No sabía si había hecho bien interrumpiendo a la otra, pero realmente no se esperaba que lo odiara. Es decir, sabía que no le caía bien, pero odiar es algo muy fuerte.

En ese momento, Eunbin aflojó su agarre y su rostro cambió su expresión a una confusa, mas cuando un destello rojo cruzó sus orbes, volvió a la misma de antes, apretando sus hombros contra los ladrillos.

«¿Pero qué... ? ¿Qué ha sido eso?» Pronunció Jungkook en su mente. Había sido muy extraño, sin duda eso no era normal.

Antes de que algún otro pensamiento abordara su cabeza, Eunbin volvió a hablar, está vez mucho más enfurecida de lo que se había comportado en todo aquel rato.

— ¡Sí, te odio! Todo lo que yo quiero es Taehyung, ¿¡Tenías que robarlo también!? — El rostro de la chica se tiñó de rojo a causa de la ira, pero eso no fue percibido por los ojos de Jeon. — ¡Y encima te atreves a humillarme, a restregarmelo en la cara! Te has metido con la persona incorrecta, y ahora lo vas a comprobar...

— Eunbin, por favor, estas fuera de sí. Yo no quería humillarte, lo siento si te has sentido así. — Se disculpó Jungkook. Él realmente no quería hacerle mal a alguien, ni siquiera a Eunbin.

— Si fuese tan fácil... — Rió sarcásticamente en respuesta. — Me gusta Taehyung desde que lo conocí en primer curso. En esa época tan solo era alguien más del montón, cuando pasaba nadie se giraba a verme. Era totalmente invisible. Intenté cambiar mi aspecto físico para hacer que por lo menos él se diese cuenta de mi existencia. Y funcionó con todos los demás, menos con Taehyung. ¿Adivinas porqué?

Jungkook negó, sintiendo algo de pena por ella. Sabía muy bien lo que era sentirse invisible y no era para nada algo bueno.

— Porque su atención ya la tenía alguien más. — Hizo una pausa, mirando a la supuesta chica con recelo. — Tu odioso hermanito.

Abrió los ojos tanto como estos se lo permitieron. No comprendía, ¿Taehyung se fijaba en él desde el primer curso? ¿Eso que significaba? Hizo el amago de preguntar, pero Eunbin no se lo permitió.

— Cuando me enteré de que se marchaba de intercambio, me alegré tanto... Pensé que finalmente tendría una oportunidad con Taehyung. ¡Pero no, tuviste que llegar tú y hacer lo mismo que él! — Respiró profundo. — Pero nada de eso importa ya, porque mi venganza sabe dulce, y la voy a cobrar contigo.

— ¿Venganza? ¿A que te- — No pudo continuar, pues un golpe fue atestado en su mejilla. La sintió arder unos segundos después, sin poder llevar una mano a la zona por la subjección a la que estaba sometido.

— Shh, no hables, podrías llamar la atención de alguien. — Eunbin llevó una mano a su bolsillo trasero, sacando de este lo que parecía ser una especie de navaja afilada y pequeña. Jungkook se removió desesperadamente al intuir la intención de la morena. — ¡Estate quieta!

Volvió a abofetear a Jungkook, ahora en la otra mejilla.

— Tranquila, no voy a matarte, no quiero ir a la cárcel. Sólo... quiero hacerte un poquitito de daño... Para que aprendas a no meterte con quien no debes. — Sus manos se dirigieron a la camiseta de Jeon, levantandola levemente. Jungkook sintió el filo de la navaja acariciar su vientre.

No podía defenderse, sentía su cuerpo pesado y sin fuerzas. Nada de lo que estaba pasando era normal, su cuerpo estaba debilitado cuando antes estaba lo suficientemente enérgico como para empujar a la chica y correr, pero ahora no era capaz ni de removerse en su sitio.

Sintió el metal frío paseandose por su piel, como si intentase encontrar el sitio ideal para empezar su tarea. Una pequeña lágrima se escurre de sus orbes castaños al verse inútil, al no poder defenderse.

De repente, ya no siente nada.


¡Hola! ¿Como están? 

Espero que les haya gustado este capítulo, últimamente no me gusta demasiado mi escritura y me siento mal por eso :((

Nos vemos en el siguiente capítulo, los quiero <3

Nota 2020: Ya acabé de resubir todo biEEEN. El próximo capítulo es completamente nuevo, continuemos con esta historia lmao

—ggukiny.


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