🌸 슴물

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— Jungkook, yo...

De pronto sonó una melodía, cortando la tan bonita escena que el par estaba teniendo. Taehyung se separó casi con temor de la chica, mientras que Jungkook buscaba su teléfono en el bolsillo de su sudadera.

Se lo quedó mirando, maldiciendo interiormente a Jihoon por interrumpir aquel momento. JUSTO. AQUEL. MOMENTO.

Miró a Taehyung, quien tenía un sonrojo en sus mejillas y desviaba su mirada avergonzado. No sabía que hacer, después de que casi lo besara, ¿qué se supone que iban a decir?

— Creo que... Creo que deberías contestar. — Dijo el rubio, al ver que Jungkook no respondía la llamada entrante.

— Sí... eh... claro. — Y con la mano temblorosa, deslizó su dedo en el botón verde y llevó el teléfono a su oreja. — Hola, Jihoon.

— Hey, Kook. — Saludó desde la otra línea. — Has tardado en cogerlo, ¿interrumpo algo?

— Sí. — Respondió firme, con frustración que quería esconder pero que salía sin querer. — Pero ya lo hiciste, así que, ¿que quieres?

— Ups, lo siento. — Se disculpó. Jungkook suspiró derrotado, esperando a que el otro siguiese hablando. — El caso es que Hyerin está aquí, me ha pedido que te llame.

— ¿Qué hace ahí? Pásamela. — Ordena. Se escuchan varios sonidos y voces de fondo, antes de que la niña se ponga al teléfono. — Hyerin, ¿qué haces en casa de Jihoon?

— Mamá me ha pedido que venga a buscarte, quería verte antes de irse. — Explicó algo alterada. Jungkook sintió como el aire se escapaba de sus pulmones, su rostro tornándose pálido en unos instantes.

— ¿Estas bien, Jungkook? — Preguntó Taehyung preocupado al ver como el menor perdía el color.

Este negó en respuesta — ¿Estamos muy lejos de mi casa?

— Un poco, sí.

— Mierda. — Maldijo, pronto un quejido se oyó desde la otra línea.

— ¡Jungkookie dijo una mala palabra! — Gritó la niña, entre sorpresa e indignación. Jungkook se mordió el labio, reprimiendo una risa. De toda esta situación, Hyerin se centraba en que había dicho una mala palabra.

Su hermana era genial.

— A ver, Hyerin, ¿dónde está mamá ahora mismo? — Preguntó el mayor, centrándose de nuevo. La contraria tardó unos segundos en contestar.

— Se fue, ¿acaso no escuchaste que dije quería? Le di una excusa y entonces me dio permiso para que viniera a casa de Jihoon, donde se supone que estás.

Suspiró aliviado, no había de que preocuparse por el momento.

— Pero igual necesito que vengas, tenemos una conversación pendiente.  — Hyerin, desde el otro lado de la línea, miró a Jihoon buscando aprobación, este alzando el dedo pulgar en señal de apoyo.

Resultaba que cuando Hyerin llegó a casa de Jihoon, estaba molesta. La discusión con su hermano todavía no se le había pasado, y sin querer, se le escapó una maldición delante del dueño de la casa. Este, como si de su padre se tratase, la sentó en sofá y le regañó, para después preguntarle el porqué de sus acciones.

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