🌸 스물 넽

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Jungkook bajó las escaleras mientras se acomodaba un poco el pelo largo y azabache. Ese acto se convirtió en un tic nervioso, lo solía hacer inconscientemente ya fuera por estrés o, como bien se ha dicho antes, nerviosismo. Y como tenía el pelo largo, no tardó mucho en ser un hábito.

Venía de la habitación de Hyerin. La pequeña yacía dormida después del susto que desgraciadamente tuvo que presenciar. Por suerte, eso no resultaría un problema más adelante gracias a Seulgi. Ya estaban sanos y salvos en casa. O eso se empeñaba en creer, aún estaba aterrado y se sentía inseguro en cualquier lugar. Consecuencias de lo vivido.

Cruzó la puerta del salón una vez la tuvo enfrente. En dicha estancia, Eunbin seguía en un estado de inconsciencia en el sofá. Ocupaba todo el mueble. Justo a la izquierda de donde la pelinegra estaba, Taehyung miraba por el ventanal. No había un paisaje muy agradable, solo un poco de jardín y parte de la calle. Estaba lloviendo.

Jungkook buscó a Seulgi, pero no había rastro de la chica en el salón. No quiso preguntarle a Taehyung. Simplemente no tenía ganas de entablar una conversación con nadie a menos que fuese necesario y sabía que el rubio no era diferente. Ambos necesitaban relajarse.

Cruzó la sala a paso rápido, intentando ignorar a las dos personas más. Lo logró en su medida, pues el de piel morena ni siquiera viró la cabeza para cerciorarse de su paso por ahí. Aunque si se ganó una mirada de reojo, la cual fue totalmente ignorada por Jungkook ya que fue imperceptible para él.

Decidió revisar la cocina, que era lo que más próximo lo quedaba. Efectivamente, su mágica amiga se encontraba allí. Le daba la espalda a la entrada y parecía estar concentrada en algo que Jungkook no lograba alcanzar a ver desde su posición. Entonces fue cuando se acercó cautelosamente hasta posicionarse a su lado. Seulgi no habló.

Lo que preparaba eran tres tazas de manzanilla. Una para cada uno. Le pareció un lindo gesto por parte de la chica, pero también le dio un poco de risa el pequeño desastre que montó. A veces se le olvidaba que no era una humana.

—Déjame ayudarte con eso—rompió el indescriptible silencio. Agarró las tazas y corrigió los errores de preparación que se habían cometido inocentemente. Todo bajo la atenta mirada de la chica del flequillo.

—¿Cómo está Hyerin? —preguntó. Ya que se le había sido arrebatado su trabajo, no le quedaba otra que iniciar una conversación. Aunque fuese simple y sin fondo, solo para no quedarse en ese maldito silencio que eran como martillazos de conciencia.

—Ahora bien. Duerme tranquilamente y gracias a ti no recordará nada de lo visto—una pequeña sonrisa se formó en los labios del hechizado. Pretendía darle un poco de calma al asunto, todos seguían tensos y era palpable.

—Si no te hubiese dejado solo, no habría sido necesario—se culpó—. Y no me digas lo contrario. Sé que es mi culpa y no necesito misericordia.

—Está bien, pero no esperes que esté de acuerdo con ello. Simplemente no hay humor para discutir.

Seulgi asintió, medianamente conforme. No se olvidaba de que aún quedaba una conversación pendiente llena de explicaciones por dar. Jungkook anunció que las manzanillas ya estaban listas, y entre los dos llevaron las tazas hacia la sala contigua.

Taehyung no cambió de sitio en ese poco tiempo. Jungkook se acercó a él para ofrecerle su vaso. Lo aceptó sin emitir una palabra. La chica que no era chica caminó hasta llegar a un sillón para poder sentarse y tomar un sorbo de su té.

—No quiero alargar esto mucho más, así que debo contaros toda la verdad —inició Seulgi, ganándose la atención de los otros dos. No dejó de mirar hacia abajo en ningún momento—. Lo ocurrido hoy podría haberse evitado de no ser por mí.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2020 ⏰

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