Cleavon abrió los ojos y notó que el mundo giraba como nunca antes lo había hecho. Un quejido de dolor salió de su boca mientras se levantaba, llevando sus manos a sus sienes. Levantó la cabeza y miró al techo, notando que el color no era el mismo que el de su cuarto.
Demonios, ¿cuánto bebí anoche?
Miró la habitación intentando encontrar algo familiar, y a pesar del mareo y el dolor de cabeza, la reconoció en menos de dos segundos. No necesitó comprobar que estaba desnudo cuando vio el cuerpo en cueros de Isak a su lado, murmurando algo en sueños, con el ceño fruncido. Se levantó de la cama y se encontró con la ropa tirada por el suelo, aunque no toda. Sus pantalones y ropa interior estaban ahí, pero no había rastro de su camisa. Se vistió de manera silenciosa para no despertar a Isak y salió del cuarto para buscar lo que faltaba, aunque justo al salir, un rostro conocido bloqueó su camino por el pasillo con un cubo de agua en sus manos.
—Oh, señorito, veo que se ha despertado —Cleavon sonrió avergonzado.
—Así es, Eliza. Y perdón por todo el desorden —Aunque no recordaba los detalles, era probable que no se equivocase.
Sus pequeños ojos castaños lo miraron con diversión. Seguramente porque resultaba obvio que tenía una resaca impresionante. Ella sonrió. Llevaba un vestido largo hasta los tobillos, sencillo por gusto, y que se le arrugaba en las faldas. Las mangas de éste estaban subidas, por comodidad para limpiar, aunque no era lo que debería estar haciendo.
—No se preocupe. He dejado una bañera preparada por si quería usarla antes de irse —Cleavon casi gruñó del gusto, sonaba tan bien que no quería rechazarla, pero aún así sabía que ese baño debería ser para Isak.
—Gracias, pero Isak-
—Isak no se despertará hasta pasado mediodía, o hasta la tarde-noche. Así que, por favor no rechace la oferta —Ella se puso una mano en la cadera. Cleavon se mordió el labio antes de asentir—. Bien, pues ya sabe dónde está el baño.
—Muchas gracias, Eliza, y disculpa, de nuevo —Ella negó con una sonrisa, pasándose un mechón plateado por detrás de la oreja, y dejándole espacio en el pasillo. Su cabello era lacio, y estaba peinado con trenzas en la cima de la cabeza.
Se notaba que era familia de Isak, no solo por el cabello plateado, sino por la gracia de sus movimientos y la actitud permisiva que presentaba. Aunque después de todo, había sido su tía Eliza quien lo había criado después de que su madre se marchara. Cleavon sabía que aún la resentía por eso.
Sin embargo, a niveles de magia y parecido facial, eran dos personas completamente diferentes. Su tía tenía el rostro de las gentes de la Corte oscura, con ojos grandes y redondos de pestañas espesas, y unos labios finos. Isak tenía los ojos rasgados por su padre, quien era del Reino del aire, y tenía mullidos labios que se le resecaban con facilidad.
Cleavon se metió en la bañera con el rostro de Isak en su mente. Era muy apuesto, y su esbelta figura hacía que fuera aún más atractivo. Cleavon fue rápido a la hora de bañarse, de desprenderse de las evidencias de la pasada noche, ya que si todavía quería llegar a tiempo al trabajo, no podía distraerse.
Apenas le quedaba mucho por ahorrar, no con todo lo que había trabajado desde que habían llegado. Y aún así, aún era suficiente para mantenerlo ahí atrapado en esa vida durante un par de meses, quizá menos.
Cleavon se dio cuenta de la silla que estaba dentro del baño, y de la ropa sobre ésta, y no necesitó leer la nota para saber que estaba ahí para él, a pesar de que no era suya.
Salió de la bañera y se secó con un gesto de la mano, haciendo que las gotas de agua y la humedad abandonaran su piel y su pelo en un instante. Cleavon había estado acostumbrado secarse como cualquier otro con una toalla, ya que al principio había habido algunas veces que lo había dejado sediento o incluso deshidratado hasta que había finalmente podido controlar bien su poder. Sin embargo, la mayoría de veces olvidaba que podía hacerlo.
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Una deuda de sangre (La corte de los desterrados #2)
FantasySaga "Crónicas de los desterrados" Libro 2. Tras los acontecimientos en "El grimorio robado", el equipo se ha separado. Taissa, Rob y Alyssa están en Buntland, la tierra natal de ellas dos, y Dylan, Dani y Chris se han quedado en Cryum. Además, la...