Cleavon se impulsó con sus patas traseras, y saltó sobre el tronco derrumbado, faltándole el aliento ya, y haciendo que su respiración fuera audible. Puntos de oscuridad empezaron a llenar su visión hasta que se le nubló por completo. Cleavon jadeó, sin saber qué le estaba pasando, pero en la oscuridad en la que se convirtió su visión de repente surgió la luz.
Era... parecía una fogata, una gran hoguera que ascendía hasta rozar el cielo, pero también escuchó gritos, y silencio, luego. Y sin embargo, el fuego no procedía de una fogata, no, podía sentir su poder, su magia, y luego vislumbró a la mujer que lo causaba.
Era joven, y todavía no había renacido, lo que se dio cuenta por sus puntiagudas pero no alargadas orejas de fae. Ojos azules y brillantes como dos faros en el mar, y una fuerza impresionante, un poder inimaginable. Que la mataría, si no lograba controlarlo.
Entonces todo volvió a teñirse de negro, y volvió a ver, y volvió a encontrarse entre los árboles. Su pata derecha delantera lo traicionó y perdió el equilibrio dándose de bruces contra el suelo. Su respiración se cortó en su pecho, y sintió un descontrol ajeno que le hizo perder la concentración. Podía sentir otra mente en la suya, miedo, poder, éxtasis, pero nada de eso lo sentía realmente él, y Cleavon no fue capaz de mantener su forma animal.
Segundo tras segundo, cambio tras cambio, hueso que se rompía y se reconstruía y se reorganizaba, lo hacía transformarse de nuevo. Volvía a ser humano... o mejor dicho, volvía a tener forma humanoide, aunque obviamente su aspecto de fae no era algo que pudiera cambiar, y un fae expuesto en medio de un mundo gobernado por humanos era algo peligroso.
¿Qué demonios ha pasado? ¿Por qué he tenido esa... esa visión? ¿Quién era ella? ¿Por qué me siento así? Los pensamientos de Cleavon cambiaban rápidamente, sin que ni él mismo pudiera mantener el ritmo.
Se apoyó en sus antebrazos y con sus manos se impulsó hacia arriba para ponerse de pie. Se tambaleó sobre sus pies y notó algo que antes no estaba, una marca. Estaba grabada en su piel, como a fuego vivo, y durante unos segundos, Cleavon la vio brillar como si ardiera en llamas, abrasándolo, haciendo que se doblase sobre sus rodillas, hasta que sólo quedó un símbolo negro.
Una estrella de cuatro puntas superpuesta a una luna menguante, al lado de otra estrella de cuatro puntas de un tamaño mucho menor.
Cleavon seguía moviéndose, cambiaba de animal a humanoide y de humanoide a animal, sabía que había amanecido en algún momento, y que había oscurecido también, sabía que había sido varias veces, pero no sabía cuántas. Solo sabía que tenía que llegar. Cazaba, corría y dormía, los animales se apretaban contra él en sus madrigueras y dormían juntos, luego se marchaba. Volvía a correr, el hilo volvía a tirar de él.
Faltaba poco para que amaneciera de nuevo, y Cleavon estaba cansado, tenía hambre, pero estaba cerca, así que no quería retrasarse para cazar. Un paso detrás de otro, arrastrando sus patas ya, hasta que no pudo aguantar su transformación y cayó sobre la tierra y las hojas. Se levantó, arrastrando ahora sus pies desnudos. Y aún así su piel ardía, y de su frente caían gotas de sudor, a pesar de no creer llevar mucho a pie.
Cleavon se apoyó en los árboles, tomó hasta una rama de un tamaño adecuado para hacerle de bastón, e intentó continuar. Sus tripas rugían y sus pies se arrastraban, pero iba a llegar, estaba cerca. Con el equilibrio trastornado, Cleavon tropezó y se volvió a poner de pie, una, dos, tres veces hasta que antes de darse cuenta su respiración estaba alterada y sus ojos no se mantenían abiertos. Cleavon sentía que se desvanecía. Pero antes de que fuera arrastrado por el cansancio vio una casa, una cabaña.
Cleavon creyó que iba a morir. Ellos lo matarían. Los humanos lo encontrarían. No sabía por qué había ido hasta allí.
Pero tan débil como estaba, Cleavon sólo pudo hacer una cosa, y fue caer inconsciente.
![](https://img.wattpad.com/cover/174999414-288-k402240.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Una deuda de sangre (La corte de los desterrados #2)
FantasíaSaga "Crónicas de los desterrados" Libro 2. Tras los acontecimientos en "El grimorio robado", el equipo se ha separado. Taissa, Rob y Alyssa están en Buntland, la tierra natal de ellas dos, y Dylan, Dani y Chris se han quedado en Cryum. Además, la...