Capítulo 41: El protector (editado)

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Para cuando Dylan llegó a la alcoba de Dani, Chris ya estaba allí. Él todavía reía por algo que ella había dicho y los grandes ojos marrones de Dani lo miraban con detenimiento, satisfecha de escucharlo. Luego lo miró a él, que acababa de entrar sin llamar, como siempre, y Chris aún mantenía su sonrisa cuando le prestó su atención.

—Veo que has venido directamente —le dijo a Chris. Él asintió. Dylan cruzó la alcoba para que no tuvieran que retorcer el cuello para mirarlo, y se apoyó en la chimenea.

—No tenía nada que hacer, así que no le encontré sentido a esperar —respondió encogiéndose de hombros. Dylan miró a Dani, preguntándose si le había contado todo lo que había pasado, y ella, que lo conocía como a la palma de su mano, asintió.

—Os quiero hablar sobre lo que te escribí, Dani —Ella arqueó una ceja, curiosa.

—Con todo lo que ha pasado, e incluso antes, es obvio que no puedo actuar libremente —Desde hacía meses habían mediado tanto cada uno de sus pasos, de sus palabras, que la forma que estaba tomando con rapidez su movimiento había ido, no debilitándose, pero sí perdiendo velocidad.

—Ya, eso lo sabíamos desde hace meses —respondió Dani.

—Solo que hace meses las cosas no estaban así de mal. Yo no puedo ir y arriesgarme a que la zorra de Helene me eche de menos, pero vosotros... —continuó.

—¿Qué necesitas? —preguntó Chris, que haría lo que le pidiera ciegamente. Dylan sonrió, apreciando su confianza, pero Dani no parecía tan contenta.

—Primero debemos encargarnos de ella —Por la mirada de incomprensión de ambos, aclaró—. Debemos hacerla cruzar.

—Deberías habértela llevado a la frontera, a ambas —se quejó Dani—. Habían muchísimas distracciones, y nadie se habría dado cuenta —Tanto Dylan como Chris negaron.

—Era demasiado peligroso —respondió Chris—. Todo podría haber ido mal, y nos necesitaban allí —Dani resopló, admitiendo que tenían razón.

—¿Y qué hay de mí? Como Helene advierta algo, mi familia está jodida —Dylan negó. No llegaría a eso.

—No serán más que unos cuantos días, y tengo también algo ideado para eso —respondió, Dani suspiró. Aunque era algo arriesgado, no iba a negarse. Al ver que cedía, Dylan sonrió y sacó una nota de su bolsillo—. ¿Le darías esto a Bianca?

—Pensaba que eso ya estaba en el pasado —comentó Chris confuso. Dani ladeó la cabeza.

—¿Ha pasado algo aparte de... ya sabes, esa cena horrible? —Dylan negó, no tenía ni el tiempo ni las ganas de explicarle nada.

—Es diferente, es parte del plan, y tienes que quedarte con ella mientras la lee. Te necesitará si acepta, y también tengo que hablar con su marido, Dominic.

—Por favor, dime que tú también estás perdido —le pidió Dani a Chris, y éste asintió.

—Todo va a cambiar a partir de ahora —dijo—. Por eso, necesito terminar todo lo que tenga pendiente.

—Cálmate —Dani parecía preocuparse más por momentos, pero ya no había tiempo que perder—, sé que ya no va ser lo mismo, pero-

—No, Dani —La voz de Chris la enmudeció—. Dylan, sé que no estás actuando impulsivamente, pero, ¿de verdad es lo que quieres? Podríamos encontrar otra forma —Dylan negó.

"Ojalá" pensó "Desearía que nada de esto estuviese tomando el camino que creo". Sin embargo, debían prepararse, ya no podía arriesgarse tanto.

—¿Tienes papel? —le preguntó a Dani.

Una deuda de sangre (La corte de los desterrados #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora