📚 Three

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Habían pasado semanas, las cuales se convirtieron prontamente en meses, tiempo en el cual Tn y Eto se había vuelto bastante cercanas, convirtiéndose en amigas en un par de días.


Tn llegó a aquella cafetería repleta de libros, donde gustaba reunirse con la escritora. Al entrar, la vio ya sentada; se acercó a la mesa y sonrió.

– Señorita Takatsuki –hizo una reverencia.– Lamento la tardanza.

– Está bien –sonrió.– Toma asiento.

– Sí.

La joven se sentó. Ambas pidieron algo de beber, la mayor un café y la menor un café helado. Conversaron un poco y más tarde se despidieron, yendo cada una por su lado.

[Noche]

Tn salió de la universidad y comenzó a caminar hacia casa; por lo general, alguien iba por ella para que no anduviese sola de noche, pero aquella vez no se pudo. Iba tranquilamente, oyendo música con sus audífonos y pensando en cosas de la universidad. De pronto, oyó algo tras de sí, lo que la hizo detenerse y quitarse uno de sus audífonos, mirando tras ella en busca del origen del ruido.

– ¿Hola...? –habló, casi en murmullo.

Frunció el ceño nerviosa y volvió a colocarse su audífono, volviendo a caminar, pero esta vez con más rapidez. De pronto, algo cayó de un árbol frente a ella. Se detuvo de golpe, viendo a la persona que acababa de bajar de aquella rama: una niña con su cuerpo cubierto de vendas, un pañuelo floral rosa y un capa tipo vestido marrón rojizo con capucha. Tragó saliva nerviosa y dio un paso hacia atrás.

– A-Ah –tartamudeó.

– Buenas noches, Tn –sonrió.

– Esa voz... –murmuró.

La contraria rió.

– ¿Se-Seño-rita...Ta-Takat-suki...?

La de vendas rió.

– Ven conmigo.

– P-Pero...

– Tranquila –tomó su mano.

Tn tragó saliva, dejándose llevar por aquella chica quien suponía, de manera acertada, era Takatsuki. Se encaminaron por un oscuro pasillo, lo que puso nerviosa a la castaña, hasta llegar a una puerta. La de rosa abrió esta y miró a la joven, haciéndole una seña para que entrase; ella asintió y entró, luego su "secuestradora" entró también y cerró la puerta, para, seguido, encender la luz. Los ojos de la universitaria se abrieron como platos, el lugar realmente era hermoso.
Era un salón con sus paredes cubiertas por un tapiz de colores marrón madera y crema, una chimenea con un enorme espejo sobre esta, dos enormes bibliotecas repletas de libros que cubrían dos paredes, un largo sofá de madera y almohadones rojos y tres sofás individuales a juego con una mesa de café circular de la misma madera con una vela y un paquete de pañuelos, y un pequeño banquillo también a juego, una pequeña mesa al lado del sofá más largo con un par de libros y una lámpara, y un mueble de gavetas con una vasija y un lámpara; en el suelo había una enorme alfombra persa que combinaba con las paredes y muebles, un candelabro dorado colgado en medio de la sala y dos candelabros de pared a los lados del espejo. Habían tres puertas de madera además, una por donde ambas habían llegado y las otras que conducía a un lugar desconocida para la universitaria.

– ¿Qué...es este lugar...? –murmuró.

– Mi hogar.

Tn dio un respingo y giró rápidamente, viendo a la de rosa. La contraria sonrió, se quitó primero su capucha y luego las vendas en su rostro. La castaña se sorprendió; a pesar de que esperaba ver a aquella peliverde, de todos modos le sorprendió. Takatsuki rió.

– ¿Sorprendida? Pero ya sabías que era yo.

– Lo sé, pero...aun así...

La peliverde volvió a reír y se encaminó a una de aquellas puertas de madera que estaba junto a la biblioteca, la abrió y se adentró allí, era un armario; se quitó el pañuelo, dejó caer su vestido, y luego comenzó a sacarse las vendas hasta quedar desnuda. Tn estaba observándola, y en cuando notó que se quitaba las vendas, giró rápidamente con un gran sonrojo en sus mejillas. Takatsuki comenzó a vestirse y luego salió de aquel armario, llevaba un vestido recto negro hasta sus rodillas y una blusa de mangas largas gris, la cual se notaba que le quedaba grande, además de tener sus lentes redondos.

– Listo –sonrió mientras ataba su cabello en un moño despeinado.

Tn había dejado su mochila sobre una silla, y ahora estaba revisando los libros de una de las bibliotecas; al oír la voz de la mayor, se giró.

– Señorita Takatuski...

La peliverde sonrió.

– Tn...confío mucho en ti, así que...te diré la verdad.

– ¿Uh? –exclamó con curiosidad y confusión.

– Mi nombre realmente no es Takatsuki Sen.

– Había oído algo de que "Takatsuki Sen" era realmente un alias y no un nombre real, pero...no quise creerlo hasta que usted me lo dijera, señorita Takatsuki.

– Hm –sonrió de lado.– ¿Te gustaría saber mi nombre real?

– Ah. Sí, sería un honor para mí...claro, si usted quiere decirlo.

– Confiaré en ti, como tú confiaste en mí.

– ...

– Mi nombre real...es Eto, Eto Yoshimura.

– ¿Eto...Yoshimura...? –repitió.

– Exacto –sonrió.– Y también...sé lo que eres.

– ¿Qué?

– Tu costoso perfume lo oculta bien, pero de todos modos lo noté –sonrió de lado.– Tú eres un ghoul.

Tn tragó saliva y dio un paso hacia atrás, temerosa. Eto rió.

– Tranquila, no te haré nada. Yo también soy un ghoul.

La peliverde activó el kakugan en su ojo derecho.

– Un...ojo...

– Sí –guiñó el ojo.

– Whoa...Señorita Takatsuki, usted es...maravillosa...

Eto rió.

– Puedes llamarme Eto si lo quieres, pero que quede entre nosotras.

– E-Está bien.

– Estoy segura de que no sabes esto ya que ni tú ni tu familia están relacionados con el CCG, hasta donde yo sé claro.

– ¿Ah?

– Tn, yo soy una de las cabezas del Árbol Aogiri. Soy su fundadora.

Los ojos de la castaña se abrieron como platos ante la sorpresa, no se esperaba aquello en lo absoluto.

– Y te cuento esto por dos cosas: primero, porque confío en ti; y segundo...porque quiero que tú te unas.

– ¿Qué?

– Así es. Me gustaría que trabajes conmigo, y claro, ganarás dinero.

– ...Ah...Se-Señorita Eto...yo...Uhm... –tragó saliva.

– Confío mucho en ti, Tn –sonrió.– Es por eso que te he dicho mi nombre real y te he revelado mi verdadera identidad –extendió su mano a ella.– Realmente me encantaría que trabajes conmigo, de verdad.

– ...Señorita...Eto... –murmuró.

Tn tragó saliva, nerviosa. Eto sonrió de lado, con malicia.

Sweet Escape 📚 Eto YoshimuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora