📚 Thirty-nine

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[21 de Abril]

[Oficina Principal, CCG, Distrito 1]

Kichimura estaba sentado tras su escritorio, observando a aquellos dos con una pequeña sonrisa. Frente a él se encontraban Urie y Kuroiwa.

– Una inquisición, ¿No? Pero hoy es un día tan importante.

– Es una investigación muy simple. Te puedes rehusar, pero si lo haces estará grabado –dijo el menor.

– Así que esperabas lograrlo aquí y ahora, ¿Lo capto? La integridad de mi espíritu, digo –borró su sonrisa.– Dios, dios... –colocó sus manos sobre el escritorio y se levantó.– Déjenme preguntarles algo caballeros, ¿Qué exactamente les hace pensar que lo tienen lo que se necesita para probar algo? –los miró, con una sonrisa maliciosa.– Déjenme decirles, testigos.

Un kagune salió de detrás del escritorio y mató de un solo golpe a los otro cuatro investigadores. Urie y Kuroiwa lograron esquivar el ataque por poco.

– Clase Especial Kuroiwa, Primera Clase Urie –subió sobre escritorio.– Ahora, mueran por favor –sonrió.

Roma y Shikorae salieron de detrás del escritorio, como dos perros furiosos listos para atacar.

– Soy el Director en Jefe, molestarme con cuestiones insignificantes es un rotundo no, ¿Está bien? –rió.– Roma, Rio...Mátenlos –ordenó.

[Penthouse Washū]

Tn se preparó una taza de café y se dirigió a la sala, dándole un sorbo. Había abandonado, desde antes de casarse, la idea de escapar, ya que Kichimura la seguía envenenando con la droga supresora, lo que le impedía usar su kagune; además, todo el edificio estaba vigilado, si ella intentaba algo, él la mataría, pero claro, primero mataría a sus padres.

Se oyeron ruidos fuera del departamento, lo que llamó la atención de la joven. Se acercó a la entrada, y de pronto la puerta fue derribada. Ella soltó un pequeño grito y miró, asustada, a la persona que había tirado la puerta abajo.

– Ayuda a domicilio –bromeó.

– Oh por... ¡Taki!

De la emoción soltó la taza, dejándola caer al suelo y romperse; corrió hacia el albino y saltó sobre él, abrazándolo con fuerza. Takeo rió, correspondiendo.

– Estás bien...En verdad estás bien...

– Lo estoy, claro –rió.– ¿Tú estás bien?

– Sí...Ahora que te veo, estoy bien.

– Es un alivio.

Se separaron un poco para mirarse, sonriendo. Ella tenía los ojos cristalizados.

– Taki...Siempre fuiste mi héroe –rió.

– Tonta –rió.– Como sea, no tenemos tiempo. Vámonos de aquí.

– Pe-Pero...si dejo el departamento, Souta nos matará a todos.

– Te casaste bajo amenaza, lo sabía.

– Él dijo que mataría a mis padres, que te mataría a ti y a tus padres, y que me mataría también...No quiero que les haga nada a ustedes.

– No te preocupes, no hará nada. Hablé con...mucha gente. Kichimura Washū está acabado.

– ¿Estás...seguro?

– Muy seguro.

– Oh dios... –lo abrazó de nuevo.– Menos mal... –sollozó.

Sweet Escape 📚 Eto YoshimuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora