📚 Thirty-two

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– ¿Te...cortaste el pelo? –dijo Haise con algo de sorpresa.

– Yep, yep –sonrió Eto.

«Es la primera vez que veo a alguien cortárselo durante una investigación», pensó él.

– Pero está bien, se siente refrescante hacerlo antes de tal evento. ¿Qué tal? ¿Qué tal? –dijo sacudiendo su cabello con sus manos.

– Te queda bien.

– ¿Se nota el toque femenino?

– Sí, mucho.

– Jajaja, ¡Genial! –rió.– Por cierto, tengo una petición.

– ... ¿Para mí?

– Sí, para ti –lo miró.– Me las arreglé para que el departamento editorial y el directorio acomodaran sus tiempos, decidimos hacer una rueda de prensa sobre el "trabajo final" de Takatsuki. Investigador Sasaki, ¿Podrías acompañarme en la conferencia?

– ...

El pelinegro frunció el ceño, serio.

– No tienes por qué ponerte en guardia. De todas formas, alguien debe estar siempre vigilándome, ¿No?

– Si ese es el caso...

[Días después]

[Depto de Tn]

Alguien llamó a la puerta. Tn suspiró y se levantó, para atender.

– Takeo...

– Tn –suspiró aliviado.– Estuve intentando contactarte, pero no me contestabas.

– Lo siento, yo...no me sentía bien.

– Lo entiendo.

– ¿Ah?

– Ya sé qué pasó con Eto.

– ¿C...Cómo te enteraste?

– Ella me contactó antes de entregarse, me dejó algo que quería que te diera.

– ...Eto... –sollozó.– Lo siento –secó sus lágrimas.– Pasa.

– Gracias.

Él entró, y ella cerró la puerta; se dirigieron al livng.

– ¿Estabas haciendo algo?

– Estaba tratando de terminar mi trabajo, pero...me es algo complicado concentrarme.

–Sí, entiendo.

– ¿Qué...Qué es...lo que te dejó?

– Ten –le entregó la bolsa que cargaba.– Me contó todo también, supongo que ya sabrás que te terminó para protegerte.

– Sí, me lo dijo... –afirmó, tomando la bolsa.

La castaña abrió aquella bolsa, sacando de dentro algo envuelto en papel de regalo; tragó saliva y arrancó el papel, descubriendo dos libros y un collar; sollozó y cubrió su boca, mientras sus lágrimas comenzaban a correr.

– Ese...es su último libro.

– ...Sí... –tomó el libro.– "Bileyg, el rey"...

– ¿Y el otro?

– ...Es...el diario de...su madre –tomó el diario.–, y su collar... –tomó la joya.– Oh, Eto...

Tn abrazó ambos libros y comenzó a llorar. Takeo frunció el ceño con pena y se sentó al lado de la joven, para abrazarla y tratar de calmarla.

Sweet Escape 📚 Eto YoshimuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora