📚 Six

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El vehículo estacionó. La pareja se miró.

– Gracias por traerme.

– No es nada. Te veo en la noche.

– ¿Noche?

– La cena en casa de tus padres, cariño.

– Oh, claro –rió.– Lo siento, lo olvidé.

El chico rió.

– Tonta –la besó.– Nos vemos en la noche.

– Claro, nos vemos.

Se besaron y ella bajó. Tn entró a la cafetería, miró dentro y encontró a Eto; la escritora estaba sentada en una mesa algo alejada, leyendo un libro. Tomó aire y se acercó a ella.

– Buenos días –saludó.

La mayor bajó el libro y sonrió.

– Oh, buenos días Tn –rió. Cerró el libro y lo dejó a un lado.

La joven se sentó, y ambas pidieron café.

– Mañana por la tarde te llevaré conmigo a Aogiri y te presentaré a todos. Tenemos algo importante.

– D-De acuerdo –bebió.

– ¿Has ido por la máscara? La necesitarás mañana.

– ¡Oh! Lo olvidé –confesó algo avergonzada, cubriendo su boca con una mano.

Eto se hecho a reír. Tn se encogió de hombros, sonrojada.

– Ve hoy, no lo olvides.

– No, no. Pasaré en la tarde, lo prometo.

– Bien –sonrió y bebió.

[Más tarde]

Tn terminó de ducharse, se colocó su ropa interior y volvió al baño para secarse el cabello y arreglarse; se vistió luego con un conjunto negro a cuadros, el cual consistía en un top de tirantes con el cierre delante y una corta falda recta. Era sábado, así que saldría con unas amigas de compras, pero antes de ellos pasaría a la tienda de máscaras. Suspiró y tomó su bolso y teléfono, para luego salir de casa.

[HySy ArtMask Studio, Distrito 4]

Tn se detuvo delante de aquel lugar, sabía que era ese pues el nombre del local estaba pintado en la pared, a un lado de la puerta de madera.

«Este distrito es aterrador, debí pedirle a Taki que me acompañase, pero... ¿Con qué pretexto?», pensó y suspiró.

Frunció levemente el ceño y tragó saliva, tomó aire e ingresó. Dentro, las paredes eran oscuras y el piso de cuadros blancos y negros, como un tablero de ajedrez; habían máscaras colgando de las paredes de los lados, unas vitrinas con más máscaras y torsos de maniquís negros, con máscaras en sus rostros.

«Se nota que es una tienda de máscaras...», pensó.

– ¿Hola...? –llamó, mientras caminaba por el lugar.

La joven observaba cada máscara con detenimiento; algunas eran bonitas, otras extrañas, otras extravagantes, y otras eran una combinación de los tres anteriores. Se detuvo delante de una de los estantes vidriados.

– ¿Puedo ayudarte? –dijo alguien tras ella.

La joven se sobresaltó y giró, llevando una mano a su pecho; se había asustado, por lo que tenía la respiración agitada. El chico frente a ella se veía joven, tenía el cabello negro algo largo, sujeto en una coleta tras la cabeza y rapado del lado izquierdo, llevaba una camiseta sin mangas blanca, un saco negro y cómodos pantalones negros; tenía muchos tatuajes, en los brazos, manos, pecho y cuello, y también varios piercings; pero lo que más llamaba la atención de la joven eran sus ojos, aquellos eran rojos y tenían la esclerótica completamente negras, como los de un ghoul.

Sweet Escape 📚 Eto YoshimuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora