El muñeco perfecto

Incómodo

Edward estaba sentado en el sofá de la sala, mirando una película de acción, cuando escuchó los pasos de Sam, saliendo de su actual habitación.

—¿Necesitas algo?

—¿Podría comer algo?

—Ya deja de preguntarme eso, llevamos viviendo una semana juntos —le dijo con fastidio, antes de darle un trago a su cerveza.

El rubio asintió con la cabeza, y fue hasta la cocina. Buscó algo en refrigerador, y luego se fue a la sala con el moreno, sentándose en un sillón que estaba al costado de Edward.

—¿Puedo hacerte una pregunta?

—Ya me la estás haciendo —le dijo sin prestarle atención.

—Otra entonces.

—¿Qué quieres saber?

—¿Eres homofóbico?

Casi tira la lata de cerveza al escuchar aquello, y lo observó con el ceño fruncido, desconcertado.

—¿Por qué diablos piensas eso?

—Es que... Cómo dijiste que no te gustaban los hombres —pronunció bajo, tomando una uva del tazón de frutas que había agarrado.

—No, no me gustan, y no por eso, significa que sea homofóbico.

—¿Tendrías una relación con un hombre?

—¿Qué parte de que no me gustan no comprendes?

—Buen punto. ¿Y sexo?

—No tienes remedio —le dijo con fastidio, mirando la televisión nuevamente.

—A mi me gustan las chicas, bueno a veces —sonrió—. Pero me gustan más los hombres.

—Bien por ti.

—¿Nunca besaste a un chico entonces?

—No, sólo tú me has besado.

El joven rubio sonrió suavemente, y se llevó una fresa a la boca.

—Ed.

—¿Qué Sam? —pronunció con cansancio.

Sabía que el rubio no dejaría de hacerle preguntas, ni lo dejaría ver la película.

—Si algún día quieres besar a un chico, no lo sé, sólo por curiosidad, puedes besarme a mi.

Giró su rostro, y observó incrédulo al muchacho.

—¿Qué?

—Si alguna vez tiene la curiosidad de saber que se siente, puedes besarme, Ed —sonrió.

***

Era de madrugada, y Edward no solía levantarse a esas horas, pero luego de tener un mal sueño, había salido de su cama para ir por un vaso de agua.

Salió de su habitación, dirigiéndose hacia la cocina, y al pasar por la sala, vio que salía una tenue luz clara de la recamara de Sam. Extrañado, se acercó hasta la puerta, y escuchó la respiración del muchacho, pesada.

En la mañana había estado con fiebre, al parecer, tendría que llevarlo a la clínica si seguía igual. Corrió suavemente el panel de madera que estaba unos centímetros debajo del suelo, y bajó suavemente por las escaleras, deteniéndose en los primeros escalones, al ver al rubio.

Sam estaba sobre la cama, boca abajo, mordiendo la almohada, mientras se penetraba con un dildo, intentando acallar sus gemidos.

Edward lo observó aturdido, completamente desconcertado... Se estaba masturbando en su casa. Y así continuó varios minutos, hasta acabar.

El rubio se giró suavemente en la cama, con la respiración agitada y los ojos cerrados, y al abrirlos levemente y ver a Edward en las escaleras, su rostro tomó rápidamente un color rojo.

Se cubrió con las mantas, y el rostro con la almohada, apretándola fuerte contra si. No podía ser cierto ¿Por qué le tenía que pasar aquello a él? ¿Qué hacía Edward despierto a las cuatro de la madrugada?

No había querido cerrar la puerta por miedo de no poder abrirla luego, y se había asegurado de que el moreno estuviera durmiendo ¿Por qué diablos estaba ahí?

De seguro iba a imaginarse que era un pervertido, y lo echaría de su casa. Y ahora él no tendría en donde vivir, porque aún no estaba trabajando.

Sus ojos se cubrieron de lágrimas, y se abrazó fuerte a la almohada. ¿Para qué había pedido vivir como un humano? Desde que se lo habían concedido, su vida había sido muy mala.

Sólo se había topado con hombres que se aprovechaban de él. Sin contar con los tipos que lo habían violado. Era un hecho, en la mañana cuando Ed lo echara de su casa, volvería al laboratorio donde lo habían creado, y pediría que lo desactivaran.

Sí, eso sería lo mejor para todos. Especialmente para Ed, que tanto había hecho por él, y así le pagaba.

Sintió los pasos del muchacho acercándose hacia él, y se estremeció por completo ¿A caso lo echaría desnudo como había hecho con su hermano? Eso sería muy humillante.

Sintió que le tocaba uno de sus antebrazos, y además de estremecerse en ese momento, comenzó a sollozar.

—L-Lo siento Ed —sollozó.

—¿Por qué lloras?

—N-No quería que tú... V-Vieras eso, lo juro... Me iré temprano, l-lo prometo Ed.

—Sam.

—Si vas a echarme ahora, d-deja que me vista.

Edward se sentó en la cama, y le quitó la almohada, observando los ojos rojos del muchacho, y las lágrimas mojando su rostro.

—¿Por qué lloras?

—P-Por lo q-que hice.

Lo miró a sus ojos azules, tan puros, brillosos, expresando angustia y arrepiento. Y luego vio sus labios, hinchados. De por sí Sam tenía labios carnosos, apetitosos.

Tragó saliva, y desvió la mirada.

—No me molesta que te masturbes, sólo... Procura cerrar la puerta.

Sam lo miró confundido, y asintió con la cabeza, secándose las lágrimas de los ojos.

—E-Está bien.

—De acuerdo —murmuró el moreno, poniéndose de pie, y girándose para salir de allí.

—Ed... ¿Por qué te levantaste?

—Sólo tuve un mal sueño —le dijo antes de irse, sin poder borrarse aquella imagen de la mente.

Sam lo volvería loco con sus ocurrencias.

***

Estaba acostado una vez más en la cama, en su oscura habitación, mirando el techo de la misma, sin poder dormir.  ¿Por qué diablos tenía que haber entrado en su habitación en ese momento?

Ahora no podía dormir ni quitarse aquella escena de su cabeza.

Gruñó con fastidio, y estiró su brazo hacia la mesa de noche, tomando su celular. Lo encendió, y miró el buscador, inseguro.

Era increíble, ni cuándo había sido adolescente había hecho aquello. Es decir, buscar sobre eso.

Mandó todo al diablo, y abrió el buscador, buscando una página para adultos muy conocida en ese ambiente. Tenía curiosidad, demasiada luego de haber visto a Sam. Quería saber cómo lo hacía los gays.

Quería saber... Cómo debían hacerlo.

...

Hasta aquí por hoy amores. Espero les guste 😘❤️💕

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