Elige

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"—Escucha, yo... Sólo te pediré una cosa, temporal.

—¿Qué cosa? —le preguntó Sam, mirándolo con confusión.

—Tiempo para decirlo.

—¿Tiempo para decirlo? No entiendo.

Edward respiró profundo, antes de hablar. Porque sabía que al joven rubio no le iba a gustar para nada su pedido.

—Quiero que fuera de casa, sigamos actuando como amigos.

—¿Por qué, Ed? —le preguntó afligido—. ¿Por qué debes avergonzarte? ¿Qué tiene de malo? ¿Soy yo?

—No, Sam, no eres tú. Pero entiéndeme también... Para mí no es fácil esto.

—¿Me quieres?

Cerró los ojos, suspirando. A veces sentía que trataba con una mujer.

—Sam-

—¿Me quieres o no? Porque si esto sólo es un experimento para saber que te gusta o no, yo no quiero ser parte.

—Si te quiero, y me gustas. Es por eso que te pido que me esperes. Al menos... Hasta que yo pueda aceptarlo.

—¿Aceptar qué?

—Que soy bisexual."

Y ahí estaban los dos, fingiendo que sólo eran amigos en la fiesta de la empresa, que habían organizado antes de las vacaciones de invierno.

—Oye Sam.

—Dime —pronunció con una suave sonrisa.

—¿Es verdad que vives con Eddie? —preguntó en un tono sugerente una joven castaña, mirando hacia donde se encontraba el muchacho, tomando con otros tipos.

—Sí ¿Por qué?

—¿Entonces son pareja? ¿Eddie es gay?

—No, sólo... Somos amigos. Vivimos juntos porque luego de lo que me ocurrió, Ed quiso ayudarme.

—Eddie puede ser tan bueno —sonrió mirándolo reír—. Y ya pasaron varios meses desde que se divorció, creo que podría intentarlo.

—¿Intentarlo? ¿Qué cosa?

—Pues algo con él, tonto —le dijo divertida.

Se tomó su trago de una sola vez, y le dio la copa a Sam.

—Deséame suerte —sonrió guiñándole un ojo, antes de dirigirse hacia Edward.

El rubio dejó la copa en una de las mesas, y se sentó, observando como aquella mujer se acercaba a Edward, sonriendo, y como él respondía del mismo modo.

Sólo fueron cuestión de segundos, para que el moreno riera con ella, y que los otros compañeros los dejaron solos. La mujer colocó una de sus manos sobre el hombro de Ed, gesto que él dejó pasar, aumentando aún más la confianza en ella.

La mirada de Edward se cruzó con la de Sam, algunos metros de distancia de él, y sonrió incómodo mirando a la mujer. Antes de intercambiar un par de palabras más, y alejarse de ella.

Le hizo una seña con la cabeza al muchacho, para que lo siguiera, y el joven rubio lo hizo, saliendo del salón donde se estaba llevando a cabo la celebración, buscando a Edward.

Lo vio entrar al baño, y cuando él también lo hizo, Ed cerró la puerta, trabándola.

—¿Qué pasa? —Sonrió, al ver la expresión de Sam.

Se veía muy lindo, demasiado tierno celoso.

—¿Y encima lo preguntas?

—¿Te pusiste celoso? Sólo estábamos hablando.

—Ella no quería sólo hablar contigo, te tocó el hombro, y no hiciste nada.

Río bajo, y lo tomó del rostro.

—Esa mujer ni me interesa. Todo lo que quiero, lo sostengo entre mis manos. Bueno, sólo una parte —sonrió.

Pero Sam no lo hizo, mirando a los ojos con su mirada afligida.

—Sam ¿Qué pasa? No iba a hacer nada con ella.

—Ya no quiero seguir con esto.

—¿Qué? —le preguntó confundido.

—Quiero un hombre que me acepte, que no se avergüence de mi, ni de sus sentimientos. Quiero un hombre que no tema mostrarse conmigo.

—Sam-

—Ya no quiero seguir contigo, Ed —le dijo con lágrimas en los ojos—. No quiero sentirme más de este modo. Me escondes como si fuera algo malo.

—N-No, eso no es verdad, sólo... No puedo hacerlo aún.

Sam lo miró, y le dio un suave beso, que Edward quiso alargar, pero el muchacho lo cortó lentamente.

—Ya no hay tiempo, llevamos dos meses así —le dijo bajando las manos de su rostro, para alejarse.

—¿En serio me vas a dejar? —le preguntó aturdido, sin saber cómo sentirse.

—Ed, cuando tus sentimientos e ideas sean claras, y si aún me quieres, búscame —pronunció antes de abrir la puerta—. Esto no es un juego, al menos no para mí.

Salió del baño, dejando atrás su fortaleza, para comenzar a llorar en silencio con cada paso que daba en el pasillo. No sé suponía que las cosas se dieran de ese modo, y ya había pasado tiempo más que suficiente.

Salió del edificio, y buscó un taxi que lo pudiera llevar hasta la casa de Edward, así buscar sus pertenecías e irse. Con lo que llevaba trabajando, ya podía volver a buscarse un lugar para vivir.

Levantó su mano, y vio como un taxi bajaba la velocidad al ir acercándose a él.

—¡Sam!

Escuchó la voz del moreno, pero lo ignoró. Le dijo al chófer hacia donde quería ir, y le pidió que conduciera lo más rápido posible.

***

Tomó su bolso, luego de haber guardado sus cosas, y cuando estaba por salir de la casa, se chocó contra Edward. ¿Por qué diablos no podía haberse quedado en la fiesta?

—Ed, déjame pasar por favor —le pidió al ver que no se correría de la puerta.

—No, tú no te irás de aquí —le dijo serio, quitándole el bolso, y haciéndolo hacia atrás para poder pasar, y cerrar la puerta.

—Ya es tarde, y sólo me estás demorando más.

Lo tomó del rostro y lo besó, sujetándolo de la nuca con una de sus manos, y con la otra por la espalda, abrazándolo. Sam le correspondió, sin saber a dónde quería llegar con aquello.

Al ver que el muchacho le respondía, lo tomó por debajo de los muslos, alzándolo para llevarlo hasta el sofá, y acostarlo.

—E-Ed ¿Qué haces?

Le separó los muslos, y se colocó entre ellos, para volver a besarlo. Le demostraría que su lugar era a su lado, que no debía irse, que no tenía que seguir esperando.

—E-Espera, Ed —le pidió sintiendo como el moreno bajaba a su cuello, y comenzaba a desprenderle el pantalón.

Jadeó al sentir que le levantaba la camiseta, y chupaba uno de sus pezones, metiendo una de sus manos dentro de sus boxer, acariciado su miembro.

—Ed —jadeó cerrando los ojos, acariciándole el cabello suavemente.

¿Por qué tenía que hacerle aquello? Sabía que no podía resistirse a él... Qué era su debilidad.

...

El muñeco perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora