Familia

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—Un momento por favor —pidió Sam tomando en brazos a Francis, para ir hasta la puerta y abrirla—. Buen día ¿Qué se le ofrece?

—¿Quién eres tú? —preguntó la mujer del otro lado, mirando con el ceño fruncido al rubio.

—Mi nombre es Sam ¿Y usted?

—¿Esta no es la casa de Edward?

—Así es, esta es la casa de Edward Gallahan —sonrió amablemente.

—¿Y por qué tú estás en la casa de mi hijo?

—Oh, es que aquí vivo, con mi hijo.

—¿Eddie te permitió vivir con tu hijo aquí? ¿Y encima eres padre soltero? Sabía que mi hijo era amable, pero no para tanto —pronunció mirando de arriba a bajo al muchacho, incomodando a Sam.

—No señora, Ed y yo somos pareja, y Francis es nuestro hijo.

—¡¿Qué?! ¡¿Mi hijo es gay?!

Francis comenzó a llorar, y Sam lo abrazó a su pecho, meciéndolo suavemente.

—¿Podría no gritar? Hace muy poco que Fran comenzó a oír, y lo ruidos muy fuerte le hacen mal.

—Quiero ver a mi hijo ¿Dónde está Edward? —exigió la mujer, entrando a la casa.

—Ed no está en casa en este momento, regresará luego de las cinco, está trabajando.

—En ese caso regresaré a las cinco, dile que vine y que se comunique urgentemente conmigo —pronunció saliendo del departamento, haciendo sonar sus zapatos en el suelo.

Sam la observó confundido ¿Qué le pasaba a esa señora? Bajó la cabeza y observó a Francis, que lucía más calmado.

—¿Quieres que te prepare algo rico para comer? —sonrió suavemente, acariciándole la espalda.

***

Edward al llegar a su casa, supo que algo no estaba bien, ya que Sam lo había recibido con un beso corto en los labios, y se lo veía bastante pensativo.

Le había asegurado que no le pasaba nada, pero sus actitudes no decían lo mismo. Luego del almuerzo, y jugar un rato con Francis, esperó a que el rubio hiciera dormir al bebé, para poder hablar con él.

—Sam.

—¿Qué pasa?

—Eso mismo te pregunto a ti ¿Qué pasa? Desde que llegué has estado actuando extraño. Te noto pensativo, y más torpe de lo normal ¿Pasó algo?

—¿Tú familia es homofóbica?

—¿Por qué preguntas eso?

—¿Cómo crees que reaccionarían cuando se enteren de lo nuestro?

—No lo sé ¿Por qué?

—Creo... Creo a que tu mamá no le va a agradar mucho el hecho de que tú salgas con otro hombre —murmuró mirando hacia abajo.

—¿Y eso tiene importancia?

—Ella vino esta mañana, y se sorprendió de verme aquí con Fran. Cuando le dije quién era, y porqué si vivía contigo, no le gustó mucho.

—No puede ser ¿En serio mi madre vino aquí?

—Le dije que viniera a las cinco, para que tú tuvieras tiempo de almorzar y luego dormir un rato antes.

—Sam, no le tomes importancia, a lo que sea que haya dicho. Ni ella ni nadie de mi familia, cambiará lo que yo siento por ti.

—No es sólo por mi, sino por Fran.

El moreno sonrió suavemente y lo tomó del rostro.

—Mi familia ahora son ustedes, y si no los aceptan, entonces tampoco me aceptan a mi, y no tienen lugar en mi casa —le dijo antes de sonreírle, y besarlo.

***

Le dio varios besos cortos en los labios, y dejó de abrazarlo, para salir de la cama y vestirse. Según Sam le había dicho, su madre llegaría a las cinco, y a él le quedaban unos quinces minutos para que llegara.

El rubio abrazo la almohada de Edward, y siguió durmiendo, y el moreno se dirigió al baño, para tomar una ducha rápida, luego de haber estado con su pareja.

Miró los azulejos, mientras el agua comenzaba a caer. Sabía que sus padres eran bastantes conservadores, pero no creyó que su mamá sería capaz de decirle algo a Sam, o hacer algún tipo de comentario fuera de lugar.

Sin contar con el hecho de que lo culpaba a él por la separación de su ex mujer, cuando ella lo había engañado con su propio hermano.

Pero no, para todos, Edward sólo había buscado una excusa para divorciarse de ella, y ahí fue cuando llegó su valiente hermano mayor, para hacerse cargo de la desamparada mujer embarazada.

Patéticos todos.

Quince minutos después, salió del baño ya vestido, dirigiéndose hacia la sala para esperar a su madre. Pero primero, pasó por la habitación de Francis, asegurándose de que el bebé estuviera bien.

No hizo más que darle un beso en la frente al bebé, que escuchó el timbre de la casa. Salió de la habitación de su hijo, y al abrir la puerta, allí estaba su madre.

—Hola ma.

—¿Hola ma? ¿Eso es lo que dirás luego de haber venido a tu casa y encontrar a un muchacho con un bebé? ¡Qué encima dice que es tu pareja y tienen un hijo!

—En primer lugar, baja la voz —le dijo serio—. En segundo, y más importante, no soy un niño y yo decido en mi vida. Y eso quiere decir, que yo elijo a quien amar, quién se queda y quién se va. Y si tú no puedes aceptar a mi familia, lo siento mucho por ti.

—¿Hablas en serio, Edward? ¡Dejaste a Mariska por un muchacho! ¡No puedo creer que seas gay!

—No te lo repetiré de nuevo, o bajas la voz, o te vas y vuelves cuando estés más calmada. Mi pareja y mi hijo están durmiendo.

—Dime la verdad Eddie ¿Dejaste a tu mujer por ellos? ¿Dejaste a Mari y a tu verdadero hijo por un chico gay y ese niño?

—Otra vez con lo mismo —gruñó con fastidio—. Mamá mejor vete, no tengo ganas de discutir una vez más contigo por lo mismo. El niño no era mío, es de Antony. Y lo creas o no, yo los encontré en la cama. Ahora por favor, vete. Estoy cansado y sólo quiero volver a la cama con Sam, mi pareja. Regresa cuando proceses todo y los aceptes como mi pareja e hijo, como mi familia. Sino, ni vuelvas mamá. Quédate con tu hijo y nuera "ejemplar". No me interesa tener a nadie en mi vida, que pueda opacar mi verdadera felicidad, que son ellos.

...

El muñeco perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora