—¿Seguro te encuentras bien?
—Sí, además quiero trabajar —sonrió—. Llevo más dos semanas encerrado, y estoy cansado de eso.
—De acuerdo, vamos entonces —le dijo Edward, dejándolo pasar primero, para asegurarse de colocar el sistema de seguridad antes de irse.
—Ed ¿Crees que los compañeros hablen mal de mi? —le inquirió en un tono bajo.
—Dudo que alguien se atreva a hablar mal en tu presencia, seguramente lo harán a tus espaldas. Y además, no creo que hablen de ti en todo caso, sino del viejo hijo de puta.
—Sí, pero...
Dejó de escuchar a Sam, cuando las puertas del ascensor se abrieron y de él salió una joven muy bonita, rubia y de mirada molesta. Qué al ver al moreno, se acercó rápidamente a él.
—¡Edward! ¡¿Por qué demonios no me atiendes las llamadas?! ¡¿Crees que esto es un puto juego?!
—¿Qué quieres aquí, Mariska? Te recuerdo que no tienes permitido estar aquí.
—¿Qué quiero? ¡Necesito que vendas el puto departamento! Te dije que no seguiría viviendo con mi madre.
—Pues ve y dile a mi hermano que te mantenga —le dijo con simpleza.
Sam observó a ambos, y se quedó junto a la puerta del departamento. Al parecer, era la ex mujer de Ed.
—¡Eres un bastardo! ¡Incluso alteraste los resultados para no hacerte cargo de Ben!
Los rasgos de Edward se endurecieron, y miró con rabia a la mujer frente a él, conteniéndose para no tomarla de uno de sus brazos y sacarla de allí.
—Vete de aquí, no tienes permitido estar cerca de mi casa. Y dile a Antony, que se haga cargo de su hijo —gruñó antes de caminar hacia las escaleras.
Sam observó a la mujer, y se fue rápidamente detrás de Ed, lo que menos quería, era molestarlo más. Se apresuró a alcanzarlo, y cuando subieron al auto, recién ahí habló el moreno.
—Es mi ex mujer —le dijo poniendo el auto en marcha—... Y lo que no te conté, es que cuando los encontré en la cama, ella estaba embarazada.
—Lo siento mucho, Ed —susurró con pesar Sam, mirando hacía abajo.
—Si no la habías conocido antes, es porque estaba a termino de su embarazo, por eso no había venido hasta hoy. Al parecer, el bebé ya nació.
—¿Cómo sabes que no es tuyo?
—Le hicimos un análisis cuando estaba de ocho meses de embarazo, y ahí se determinó que no era mi hijo, sino de mi hermana. Al parecer, llevaba tiempo engañándome con él.
—¿Por qué debió ser tan mala contigo? Tú pareces un buen hombre, conmigo lo has sido ¿Por qué ella no pudo verlo?
—Fácil, sólo se casó conmigo por mi dinero, pero a quién siempre ella quiso, fue a mi hermano.
—Que mala.
—Mala es muy poco para una basura como ella.
***
Durante toda la mañana, Sam había notado que Edward estaba distraído, apenas y había tomado algunas llamadas, o realizado algunos informes. Era innegable que la visita de su ex mujer lo había afectado.
Tal vez él si la había amado realmente.
Se arrodilló sobre su silla, y observó por encima de la pared divisoria a su compañero, quién estaba mirando hacia la nada.
—Ed, es hora del almuerzo ¿Quieres que te traiga algo?
—No tengo hambre.
—Pero sólo tomaste un café en la mañana, no puedes estar sin comer.
—Estoy bien Sam, sólo vete.
El joven rubio lo miró con pesar, y asintió con la cabeza. Se bajó de su asiento, y antes de irse a la cafetería, rodeó la pared para acercarse a Edward.
Lo rodeó con sus delgados brazos por encima de los hombros, desde atrás, y sin decirle nada, lo abrazó por unos segundos. Y él no se lo impidió.
—Ed, yo si te quiero y puedo ver que eres un buen hombre. Y creo que sólo estás un poco triste por todo lo que ellos te han hecho. Pero, sonreír un poco más, no te haría mal —sonrió suavemente—. Yo sí te quiero, Ed —repitió antes de darle un beso en la mejilla, e irse.
El moreno se quedó en su misma lugar, aturdido... ¿Él si lo quería? Sam cada vez le parecía más un niño, sexual, pero un niño ingenuo y demasiado bueno para el mundo de mierda que le había tocado vivir.
***
Sam iba jugando con su celular, sin prestar atención que Edward no estaba conduciendo hacia su casa. O eso fue hasta que levantó la cabeza, cuando él estacionó frente a un restaurante.
—¿Bajarás a comer? —le inquirió curioso.
—Bajaremos a comer —lo corrigió desabrochándose el cinturón de seguridad.
—Oh, pero... Yo no tengo hambre, Ed, comí en el trabajo.
—Comiste porquerías, aquí comerás bien y de verdad.
—Mm, sólo un poquito —pronunció inseguro, bajando del auto también.
Lo siguió, y al entrar, Edward lo guió hacia una de las mesas del fondo, con más privacidad.
—¿Ya te sientes mejor? —le preguntó Sam con una suave sonrisa.
—Sí, hace meses atrás dije que no iba a dejar que esa una mujer volviera a amargar mis días, y no lo permitiré.
—¡Así se habla! —sonrió ampliamente el rubio.
El mozo se acercó a su mesa, y Edward pidió para ambos, mientras el jovencito lo observaba sonriendo. Sí, Ed se veía más relajado.
—Quería preguntarte algo, Sam.
—Claro, dime.
—¿Has estado con alguna mujer?
El muchacho miró hacia abajo, luciendo realmente incómodo con aquella pregunta.
—Em... Sí, he estado algunas veces con una mujer.
—¿Una mujer?
—Sí, era alguien que trabajaba en las instalaciones, y yo le gustaba.
—¿Y ella a ti?
—No mucho, pero era buena conmigo.
—¿Cómo era buena contigo? —le inquirió con el ceño fruncido.
—Pues, a veces me leía, me dejaba jugar con su celular... Una vez me permitió acompañarla a la sala dónde había una televisión —sonrió—. Allí vi por primera vez una película.
Edward apretó los dientes, junto con sus puños, de pura rabia. Sam había sufrido abusos toda su vida. Todas las basuras que habían estado a su alrededor, se habían aprovechado de él.
—Ed ¿Estás bien? —le preguntó confundido, al ver que él lucía molesto.
—Nadie volverá a lastimarte mientras estés conmigo.
...
Creo que ésta noche sólo habrá un capítulo 💔😢

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El muñeco perfecto
Fiksi IlmiahEdward Gallahan llevaba una vida aburrida, monótona, hasta que conoce a su nuevo compañero, un joven androide sexual, demasiado hablador, que cambiará su percepción de las cosas. Historia resubida de mi otra cuenta xXMishaGreyXx Inicio 04/04/19