Hospital

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Había estado durante toda la mañana intentando llamarlo. Sabía que la noche anterior no tendría que haber actuado molesto, y dejado que se fuera con ese niño.

Y ahora con las ideas más claras, quería hablar con él, pero Sam no le atendía. Y ya comenzaba a preocuparse por el joven rubio.

Había buscado la localización del muchacho, dando con un hospital, por lo que rápidamente había dejado su casa para dirigirse a aquella dirección.

Fue hasta el área de pediatría, pero no encontró a nadie allí. Y luego de estar buscando por varios minutos en los diferentes pisos y áreas, y hablar con algunos enfermeros, pudo encontrarse con Sam, quién lucía afligido.

—Sam.

El muchacho al escuchar que lo llamaban se giró, y al observar a Edward, sus ojos se cristalizaron. Francis estaba también con él, jugando con un tren rojo y amarillo, sentando en su cochecito.

—¿Qué pasa? ¿Por qué estás por llorar? —le preguntó preocupado, acercándose a él.

—T-Traje a Fran para que le hicieran un control, porque anoche lo atendieron por la guardia, y tenía fiebre. Por eso lloraba tanto.

—¿Tiene algo grave el niño?

Los labios del joven rubio comenzaron a temblar, y no tardó en sollozar.

—C-Cuando la doctora lo evaluó hoy, le hizo un pedido para una audiometría. Y hoy al medio día se la realizaron, y el médico me dijo que Fran tiene hipoacusia.

—¿Qué es eso? —preguntó con temor, mirando al bebé.

El pequeño se lo veía muy bien, jugando con su juguete.

—Él no escucha, Ed... Es por eso su conducta. Es por eso que él estaba aislado de los otros niños, y ellos no me dijeron nada cuando iba a adoptarlo. Quizás por eso hicieron todo tan rápido, porque no les servía, y nadie iba a quererlo.

—Sam, tranquilo —pronunció en un tono suave, abrazándolo—. Entiendo que tengas miedo, pero se puede tratar. Hay terapias, hay implantes auditivos, y podemos comunicarnos con él mediante el lenguaje de señas. Sé que es algo que no tenías previsto cuando lo adoptaste... Pero tiene solución.

—Lo sé, pero no quiero que él sufra, que lo desprecien por su condición.

—Todo estará bien —le dijo acariciándole la espalda—. Y conozco una clínica que es mejor que esto, con profesionales de excelencia que pueden tratar al niño.

—No sé si me quede dinero suficiente para hacerlo tratar allí. Debo pagar el alquiler.

—No digas estupideces, no debes pagar ningún alquiler. Vayamos a casa.

—No voy a dejar a Fran.

—No, no debes dejarlo, vamos.

***

Era cerca de la una de la madrugada, y Edward no podía dormir, a diferencia de Sam, que estaba a su lado plácidamente dormido.

Estaba con su celular, buscando alternativas para la condición del niño, algún tipo de operación, algo que pudiera mejorar su calidad de vida en un futuro. Especialmente por Sam, que se sentía muy afligido por todo.

Escuchó al bebé llorar, y salió de la cama, no quería despertar al joven rubio, que de seguro ni había dormido bien desde el día anterior.

Fue hasta la sala, y dónde antes era la habitación de Sam, que ahora ocupaba Francis. Lo tomó en brazos, y le acarició suavemente el cabello y la espalda, buscando tranquilizarlo.

Hablarle o cantarle no podría servir con él, así que buscaría calmarlo a través del contacto físico.

Lo paseó por toda la habitación, meciéndolo, hasta que después de varios minutos, pudo lograrlo. Lo alejó un poco de su pecho, y observó que el niño seguía despierto, sólo que ya no estaba llorando.

Tal vez sólo se había despertado y se sentía sólo.

Edward lo observó a esos grandes ojos azules, y sonrió suavemente, a lo que el niño le respondió con el mismo gesto.

—Todo estará bien —pronunció antes de volver a acostarlo sobre su pecho, llevándolo hacia la cocina.

Para cerciorarse de que no se hubiera despertado por hambre, le prepararía un biberón.

***

Una semana después—

Edward observó cómo Sam hacía jugar al niño con un peluche, y el pequeño reía, mirándolo expectantes, esperando a que siguiera haciéndole caras raras.

Escuchó al médico decir el nombre del bebé, y ambos entraron con el niño al consultorio. Aquel día, probarían el primer implante auditivo para Francis.

Al parece, y luego de realizarle estudios más complejos, el bebé presentaba una hipoacusia leve en ambos oídos, por lo que el médico les había dado un diagnóstico bastante alentador.

Ambos padres escucharon lo que el doctor una vez más les explicaba, y luego procedió a colocarle el audífono a Francis. El niño al principio se resistió a que el médico lo tocara, abrazándose a Sam.

Tal vez el simple hecho de ver la bata blanca, le recordaba su vida en la industria. Por lo que el doctor pasó a explicarle a Edward como debía colocárselo y encenderlo.

Francis observó a Ed, y se quedó quieto, abrazando a Sam, mientras el moreno le colocaba el audífono en uno de sus oídos. El médico les había dicho que quizás cuando el niño fuera más grande, podrían someterlo a una intervención quirúrgica, para intentar corregir su problema.

Pero por el momento, probarían con el audífono, un método menos invasivo para el bebé.

—Si ya lo encendió, hablenle, en un tono suave.

—Ey, Fran —sonrió Sam, esperando a que el bebé por primera vez, lo mirara al llamarlo—. Francis, mira a papá, te estoy hablando bebito hermoso.

El pequeño se llevó una mano hacia su oreja, rozándola con sus deditos.

—Francis, mírame bebé —le dijo tomándolo de su otra manito, acariciándola.

El niño levantó la cabeza, y observó confundido a Sam, quién le sonrió emocionado.

—Hola mi amor, al fin puedes conocer mi voz, y tú hermoso nombre, Francis —le habló suave, observando como el pequeño lo miraba confundido, especialmente sus labios.

Y con su manito libre en la oreja, rozando con sus dedos el audífono.

Edward los observó a ambos, y sonrió suavemente. Sí, no sería fácil tener un niño pequeño, pero ya le había tomado cariño. Ya comenzaba a aceptar la idea de ser el papá del bebé.

...

Amores míos :c creo que solo podré actualiza este capítulo, porque estoy sin datos 💔

El muñeco perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora