Tuyo

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Lo miró a los ojos, y sin decir nada, ni borrar la expresión de su rostro, se inclinó hacia abajo. A lo que Sam respondió cerrando los ojos, con temor a lo que Ed pudiera hacer.

Edward cerró los ojos, y besó suavemente la frente del joven rubio, como si con aquel pequeño gesto, pudiera responder a todo lo que Sam le había confesado.

Y él lo tomó del rostro, y bajó su cabeza para poder besarlo, para que sus labios quedarán a la misma altura. Y sabía que era una locura, que Edward no iba a aceptarlo, como ya había ocurrido.

Pero contra todo pensamiento e incertidumbre, el moreno le correspondió al beso, algo extrañado. Era la primera vez que besaba a un chico.

Sam lo abrazó a él, acostándolo a su lado, sintiéndose nuevamente esperanzado. Tal vez, Ed también sentía lo mismo, y sólo no se animaba a aceptarlo.

Edward se separó suavemente de él, y le dio un último beso suave en los labios, seguido de otro en la punta de la nariz, y otro en su frente, antes de abrazarlo a su cuerpo.

—Duerme Sam, me quedaré aquí contigo.

Levantó la cabeza, mirándolo con una radiante sonrisa. ¿Cómo pretendía que se durmiera? Ahora tenía decenas de preguntas, y dudas... Y quería más que aquel beso.

—Ed.

Edward cerró los ojos, y respiró profundo, para luego mirar al techo.

—Sólo duérmete ¿De acuerdo?

—¿Podrías besarme una vez más?

¿Hablaba en serio? Apenas y estaba asimilando lo que había hecho, para que le pidiera que volviera a repetirlo. Y como él no había reaccionado, Sam se levantó levemente, y lo tomó del rostro con una de sus manos, para que lo mirara.

Edward lo observó con confusión, una mirada que además denotaba incertidumbre, miedo... Y Sam sonrió, antes de volver a besarlo.

Entendía que para él no fuera fácil aceptarlo, pero lo esperaría.

***

¿Qué le gustaba a Ed desayunar? Básicamente cualquier cosa que no llevara azúcar, todo lo contrario a él. Hasta el café lo toma sin endulzar.

Acomodó las tostadas en una parte, luego un poco de mermelada y mantequilla, el café por el otro lado, el jugo, un vaso de agua, y uno con yogur. Miró la bandeja, y pensó que más podría agregarle.

—¡Cereales! —exclamó dirigiéndose a la alacena.

Era sábado por la mañana, y no le tocaba trabajar a ningún de los dos. Se había levantado antes que Edward, y quería llevarle el desayuno a la cama. El moreno se había quedado a dormir en su habitación.

Con una gran sonrisa, caminó rumbo a su habitación, teniendo cuidado de no tirar nada, y llegar con todo en su debido orden hasta Edward.

Al entrar, observó que el muchacho aún dormía, en la misma posición, boca abajo abrazando la almohada, y con la boca semi abierta.

Sam sonrió divertido, y dejó todo sobre su mesa de noche, antes de sentarse en la cama, e inclinarse hacia él, para besarlo.

—Despierta —susurró contra sus labios, para volver a besarlo.

Edward abrió los ojos, y separó suavemente al joven rubio... Aún no se sentía cómodo con aquello.

—Te preparé el desayuno —sonrió.

—¿Qué hora es?

—Como las nueve.

Respiró profundo y se pasó una mano por los ojos y el cabello. Para ser un sábado, y no tener que trabajar, era muy temprano para él. No por nada se quedaba siempre dormido, y llegaba tarde al trabajo.

—Ed ¿Quieres desayunar aquí? ¿O prefieres que lo hagamos en la cocina?

—Supongo que aquí está bien —bostezó, sentándose en la cama para luego estirarse.

Sam le acercó la bandeja, y el moreno observó curioso.

—¿Todo esto es para mí?

—Sí ¿Es mucho?

—Demasiado, y creo que para compartir es poco. Tú sueles comer bastante.

—¿Te molesta que coma mucho?

—No —respondió tomando la taza de café.

—Si me pusiera robusto ¿Me querrías igual?

—Por supuesto que sí —le dijo frunciendo el ceño—. Además creo que eso es imposible, comes todo el día y estás flaco.

Levantó su camiseta, y observó su abdomen, y como las costillas se marcaban levemente sobre su piel.

—¿Soy muy delgado para tí?

Suspiró con fastidio, y lo observó con el ceño fruncido.

—No Sam, para mí estás perfecto así.

Sonrió al escuchar aquello, y si no fuera porque Edward estaba desayunando, se le hubiese tirado encima para besarlo.

—Puedes tomarte el yogur y comer los cereales si quieres, el café está bien para mi.

Hizo lo que él le había dicho, y observó cómo Ed terminaba de desayunar, apenas probando su desayuno.

—Ed.

—¿Hm?

—¿Te gusto? ¿Sientes algo por mi?

—¿Por qué me preguntas eso? —le inquirió confundido.

—Porque tú me gustas mucho.

Y aquella incomodidad, lo invadió de nuevo. Sí, Sam le gustaba, pero había algo que no se sentía bien. Quizás por el hecho de que fuera un chico, o que fuera menor de edad.

Y mientras él estaba en sus cavilaciones, Sam quitó la bandeja que estaba sobre sus muslos, para dejarla en la mesa de noche, y subirse encima de Ed.

Él moreno lo observó confundido, incómodo, y el joven rubio sonrió divertido, inclinándose hacia él.

—Ed, tengo muchas ganas de ti —pronunció bajo, a escasos centímetros de su boca.

—Sam... Vayamos despacio —le dijo haciéndose hacia atrás.

—¿Despacio? ¿Cómo?

—Tú eres menor de edad, y podría tener problemas por mantener una relación sentimental contigo.

—Soy un androide, y no soy un niño.

—Cuando yo te miro, veo a un niño. Y no me siento bien besándote.

—No te gusto realmente ¿Verdad? —preguntó con una expresión afligida—. Si me maquillo y... Y me opero, podría ser como una chica.

—No digas estupideces —pronunció molesto—. Tú no tienes que cambiar nada. La persona que quiera estar contigo, debe aceptarte como eres. Y yo lo hago, sólo... Qué eres menor, Sam.

—¿Seguro es eso y no que sea un chico?

—Sí...

—Okay, entonces podemos esperar un poco más para tener sexo, pero, puedo besarte —sonrió divertido, inclinándose hacia él.

—No sé si-

E ignorándolo, Sam volvió a besarlo, pasando sus brazos por detrás de su cuello, abrazándolo. Sabía que podía hacerlo cambiar de opinión.

...

Creo que sólo habrá un capítulo hoy :c estoy con mucha alergia en mis ojos 💔

El muñeco perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora