Bienvenida Señorita Vidente

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Las horas de vuelo no han sido tantas como esperaba en realidad. Rhode Island, esta a unas pocas horas del condado de vermont.

A la salida del aeropuerto, Ágata una mujer de alrededor de cuarenta años, me espera con un cartel de Bienvenida, la mujer es de estatura media, su cabello Dorado llega bajo sus hombros y viste muy juvenil para su edad.

Avanzo entre la interminable masa de gente del aeropuerto, hasta llegar hacia la señorita Ágata.

—¡Chelasa, Bienvenida! — Ella sonrie amablemente.

Le abrazó como si la conociera de años, se que mi madre confia en ella por lo que yo debería ser igual.

—Gracias Ágata. un gusto conocerla al fin-—le devuelvo la sonrisa.

—Hablame de tu, no soy tan vieja en realidad, ¡estoy encantada! Shelina no paraba de hablar de ti todo el tiempo, y veo que no se ha equivocado con tu belleza, eres misteriosa y muy hermosa, ¿dime como esta Darius? — murmura mientras saca las llaves de su bolso de mano

Ella abre la cajuela de su coche y mete mi maleta, enseguida abre la puerta delantera del coche, y me deslizó sobre el asiento, enciende el coche y salimos del aeropuerto, la ciudad es hermosa al anochecer, antes de contestar, me permito admirar los enormes edificios llenos de luces y justo en medio de la ciudad un canal de agua le da un aspecto más Europeo.

—Gracias, mamá tiende a exagerar, mi padre esta muy bien, ya sabes cada vez más paranoico como de costumbre—meneo la cabeza en desaprobación. Le doy una sonrisa a boca cerrada y ella me la devuelve elevando sus hombros.

—Dime Chelsa, ¿te gusta el periodismo? ¿O por que esa carrera es la que te llama la atención? — me mira con curiosidad.

Su pregunta me tomá por sorpresa. En realidad me gusta todo que tenga que ver con la ciencia de la comunicación, además siento que ahi explotaria todos mis sentidos extrasensoriales.

Incluso los que la gente no revela.

Pero oviamente no le diria eso a Ágata
¡Seguro no dudaria de echarme de su casa por trastorno mental!.

—Pues si, en realidad se me facilita hablar con las personas y sacar a flote lo importante de algun tema, soy buena escarbando en lo pasado y tambien en el futuro, eso creo-—musite apenada.

Llegamos a una casa que en definitiva no se parece en lo más minimo a mi casa. Esta es más grande, y toda es completamente de ladrillo color rojizo, como las que salen en las tipicas películas de navidad, la rodea una pequeña cerca de ladrillo y un porton negro que da acceso a la casa.

—Bienvenida a Ágata House— sonríe divertida. Extiende sus brazos y casi espero escuchar el típico <<cha chan>>.

<<va a pensár que estoy loca>>

Escucho sin queres su pensamiento, y aparto rápidamente la vista de sus ojos, me apena hacer este tipo de cosas pero aveces es inevitable.

La casa por dentro es otra cosa, las paredes de un pulcro color blanco, una chimenea se extiende en medio del living, hay varias fotografias colgadas entre ellas una de ella y mi madre junto con mi abuela y otra señora a la que no reconozco, los sofas en tonos marron y cojines color naranja, pero lo que más llama mi atención son los cientos de espejos en formas diferentes pegados a la pared que esta en el respaldo de los comodos sofas.

—¿Coleccionas espejos? —Me muerdo el labio, esperando no importunar con mi pregunta.

—Oh algo asi querida, mi familia los ha tenido de generación en generación ¿tu madre ya no los tiene? — me mira fijamente.

Loca Por El Vampiro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora