El Consejo

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La habitación era tan espaciada y con un aspecto tan normal, agradecí mucho el aspecto tan acogedor del lugar, mientras tanto Azael y Lian no parecían para nada cómodos allí, sus miradas llenas de molestia me hicieron dudar de mi valoración. Caminaron junto a mi, hasta llegar al pie de unas escaleras que pronto comenzamos a subir al llegar a lo que parecía la entrada de algún tipo de museo antiguo y lujoso a excepción de no haber ni un alma en el lugar, era como un museo privado. Seguimos adentrandonos al lugar mientras lo observaba maravillada, Lian frotaba de vez en cuando mi espalda como dandome ánimos. Hasta llegar a una puerta donde una joven de hermoso aspecto aguardaba por nosotros.

—Bienvenidos sean todos. Lian, me alegro verte de nuevo— le sonrió de manera bastante insinuante y me moleste.

—Gracias Mildred— contesto Lian con voz fría.

Ambas mujeres de extraordinaria belleza caminaron frente a nosotros para después dar una vuelta más al final del pasillo y abrieron una enorme puerta revestida de colores marrones y hermosos por la fina madera.

La habitacion a la cual entramos era un salón enorme con paredes de un color gris apagado y alfombras rojas revestían el suelo, no estaba vacía había varias personas en ellas y hablaban en voz baja y pausada. Todos se volvieron hacia nosotros cuando entramos, me aferre a la mano de Lian en respuesta al nerviosismo que sentía. Entre todos los precentes dos personas destacaban.

—Lian, ¡Recapacitaste!— habló con evidente alegría. La mujer ante mis ojos era lo más parecida a una estrella de cine con una melena rubia que caía en rizos hasta sus hombros pero sus ojos rojos carmesí la hacían parecer de un hermoso ángel a un cruel demonio.

Avanzó hacia nosotros con ligeros movimientos y tanta gracilidad que me quede embobada y con la boca abierta. Sus movimientos asimilaban a los de una bailarina. Se deslizó junto a Bastian, Patrick y Angela y los beso en ambas mejillas. Después miro hacia nosotros y sonrió amablemente a Lian y Azael. Pero cuando me miro a mi sus ojos centellaron en curiosidad.

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—Chelsa Poliakov— habló pausadamente mi nombre con un toque de desdén.  — ¡Que agradable sorpresa!  Hasta que el consejo tenemos el honor de conoser a increíble criatura. Mitad humana mitad hija del submundo—

La mire fijamente sorprendida de sus palabras. Se volvió a uno de los hombres a mis espaldas.

—Patrick, avisa a los precentes que esta lista la reunión de consejo— el solo asintió.

—Lian... Lian creo que tomaste una desicion acertada, si los que los hubieran encontrado primero sería el clan de  Benjamin no creo que hubieran sobrevivido... Pero me apena también que estes metido en este lio en el consejo, sabes que no es bien visto por nosotros el que desidieras atentar contra tu vida y buscar a alguien que no te corresponde enfrentar— añadió mientras tocaba el hombro de Lian con su dedo índice y una sonrisa maliciosa.

—Lo se Yeira—admitio mientras apretaba con más fuerza sus dedos sobre los míos.

—Azael, ¡Mirate! Tan guapo e impecable como siempre ¿Quieres adelantarme como es que encontraron a Lian? —se volvió a nosotros en una mirada fugaz y llena de perspicacia.

—Si Yeira, no es algo más que desconozcas desde que mi familia te hizo saber la llegada de Benjamin y el secuestro de Lian nos dedicamos a buscar por todo el mundo a mi sobrino, hasta qué mandamos a Andrew encubierto al ver que Gina y Victorie desaparecieron— murmuró Azael con una sonrisa que no reflejaba alegría mientras me limitaba a reflexionar sus palabras. Victorie.

Yeira asintió mientras miro más allá de Lian. Angela, Bastian junto con nosotros nos volvimos al contemplar a Patrick volver junto con Raymond Domenech, mi abuela y un hombre de belleza extraordinaria que portaba un peculiar traje blanco.

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