¿ Y Despues De La Mordida?

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Abro los ojos exaltada. Tengo el rostro bañado en sudor. Una pesadilla, con él. Tiemblo al recordar su imagen, su palido rostro angustiado y la sangre cubriendo sus ropas, el dolor reflejado en sus ojos. Demasiado que casi pude sentirlo.

Salgo de la cama y miro por la ventana, la luna sigue ahi, son alrededor de las tres de la madrugada.

Cierro los ojos reviviendo lo que he visto en mi sueño. ¿Y si no esta bien? ¿Y si le ha echo daño mi sangre? Retrocedo y me dejo caer en la cama, ¿que hago? Azael me advirtio no moverme de aqui, pero, tengo que verlo.

Tomo lo primero que encuentro, en mi maleta unos jeans azules y una blusa negra, no me molesto en ponerme las botas, y camino de puntillas por el pasillo del hotel hasta llegar a su recamara.

Me detengo de golpe frente a la puerta blanca de su habitación, solo tengo que comprobar que esta bien, eso es todo.

Toco la puerta una sola vez y esta se abre.

Abro la puerta esperando encontrar oscuridad como hace unas horas, para mi sorpresa las cortinas estan corridas, dejando pasar la luz de la hermosa luna llena, y el desagradable olor a vino ha desaparecido.

—¿Que haces aqui?—Pregunta evidentemente sorprendido, pero con esa voz tan fria que le caracteriza.

Es una buena pregunta, no tengo ni idea de por que he venido, no se por que sentia la necesidad de verlo.

Todos mis temores se desvanecen al verlo, su aspecto ha cambiado, ya no luce tan palido como ayer, su cabello es grisaseo nuevamente, sus ojos ya no estan inyectados en sangre, con el color del intenso carmesí, ahora parece normales volviendo al gris azuloso.

—Hola—Digo cerrando la puerta, el vampiro aterrador frunce el ceño y niega.

—Deberias tenerme miedo ¿no? — Murmura incomodo.

En realidad si obviamente tendria que esta más aterrada que de costumbre, desde el principio este sembró terror en mi, pero ahora, por alguna razón, parecia ya no temerle más.

—¿Vas a morderme?— Preguntó elevando una ceja luchando por parecer tranquila.

—No—Su respuesta es inmediata y cortante.

—Entonces creo que no hay ningun problema, tienes mucho mejor aspecto que anoche—Le sonrió y el me mira confundido.

—¿Sabes por qué? —Sonríe de modo irónico y se mueve hacia la cama.

—Supongo que la sangre de una simple criatura como yo, sirvio de algo— conteste con ironía.

—Si, eso creo—admite molesto.

—Oh, esta bien, ahora no me has gritado, eso quiere decir que no estas de mal humor, y eso es bueno, no me arrepiento de averte ayudado, si así era la unica manera de hacerlo—le sonrió mientras elevó mis hombros.

Ahora es el quien frunce el ceño. Avanzo hasta mirar por la ventana tratando de escapar de su escrutino.
Trazo figurillas sin sentido sobre el cristal de esta y me aventuró a decir.

—Ni siquiera se por que he vendio—Admito en voz baja, y me da vergüenza decirle la verdad.

—Es por que te he mordido—me responde con voz sombria

Me giro de golpe hacia el, esperando ver la burla en su rostro, pero mantiene su mirada fria. Lo que me indica que habla muy encerio.

¡Tiene que ser su saliva! Tienen una especie de droga en ella que hacen no resistirte a la mordida, eso es lo que escuche de la enfermera vampiro.

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